Algo comienza, artificial sí, pero comienza. Frente a la página en blanco de un nuevo año, frente a una tabula rasa de esperanzas nos encontramos en los albores del quién sabe, del quizás, de los buenos deseos bajo las hojas de muérdago del calendario. Las vacaciones laborales, estudiantiles, ayudan a eso. Desde la playa socialista centroamericana, a la playa medio pelo del asfalto, desde la invernal Europa hasta la sofocante villa de emergencia hay quienes aguardan y trabajan para que la buena fortuna de dioses esquizoides alumbren y dicten los pasos del camino.

Para ellos y por ellos nuestros 5 y nunca bien ponderados discos de siempre, para que la pasen bien antes de los infaltables tropezones del camino; discos alegres, veraniegos, de sonrisa fácil, para escuchar con la cervecita en la mano y los pies en la palangana, antes de que pase el temblor de los sueños y nos encontremos, como dijo el poeta, chupando un clavo sentados sobre una calabaza. Buenaventura para los lectores, para Andén, y claro, para el cronista de discos que se lo merece, porque se porto bien y pagó su deuda con la sociedad y con el fisco


 

La habana 99 – 1999 – Victorino y septeto habanero. Existe el prejuicio de que el bolero es básicamente un género de bajón, para sentirse abandonado o, curiosamente, para saciarse de amor entre las sábanas. Algo de eso hay, es cierto, pero no necesariamente. En este caso las reversiones de clásicos por parte del septeto habanero hacen hincapié más en la orquestación que en la pirotecnia del lamento. La voz de Victorino no deslumbra pero, utilizada como un instrumento más, recuerda aquellos crooners habaneros de los primeros 50 en las fastuosas Tres palabras y Contigo a la distancia. Años antes del clásico de Bebo Valdez y Dieguito el Cigala, este disco le hace justicia al pasado y le devuelve a esos ritmos su espíritu novedoso y fundante.

 

 

En directo para 40 tv– Amaral- Disco pirata (se consigue en internet). Disco en vivo para una radio/programa de tv española esta presentación del grupo pop español sorprende desde los primeros acordes. La voz de Eva Amaral llega aquí a su clímax (que no es muy alto) entonando canciones que evocan, sí, lugares comunes y clichés del pop, pero justamente por esa razón es casi imposible no sentirse identificados con ellas. Una sólida banda en plan eléctrico para demostrar que el pop puede ser pasatista pero no por eso de mala calidad. Canciones fundamentales como sin ti no soy nada o cómo hablar donde dice “¿cómo hablar? Si cada parte de mi mente es tuya y si no encuentro la palabra exacta ¿cómo hablar?”

 

 

Perdiendo el control -1994- Embajada boliviana. El punk siempre gozo de un sonido pésimo, fundando de alguna manera lo que luego pasaría a llamarse sonido garage. Embajada Boliviana, cultores de ese sonido, dan muestra de una furia juvenil y marginal que tras los riff presenta la apertura de una lucidez suburbana, autoconsciente pero también festiva. El no future londinense de fines de los ´70 transliterado a la argentina de los ´90 parió bandas como Flema, 2 Minutos, Gatos Sucios y otras, pero este disco de Embajada, acaso su mejor opus, da cuenta de su expresión más amable y sentida. Se destacan sus letras versando sobre el amor, temática por demás curiosa para tanta bronca adolescente contenida. Una actitud acertada para arrancar el año a pura violencia.

 
 

Porteño y bailarin (canta jorge duran) – Carlos Di Sarli. El tango es, más allá de su nostalgia, una danza y como tal no hay modo de expresarla con tristeza. Quien la haya bailado alguna vez habrá comprendido que su erotismo y su vivacidad radican en algo que esta más allá del recuerdo de la vieja, la primera novia y la mina turra. La alegría, contenida, medida y hasta oculta en los acordes deja entrever un Di Sarli milonguero, tradicional si se quiere en su concepción del tango de los ´40. La voz de Jorge Durán en piezas como Tus labios me dirán y tu íntimo secreto revelan la belleza, y el goce de lo que alguna vez fue nuevo y lo seguirá siendo en la memoria.

 

 

Poesía Básica -2001- Extrechinato y Tú. Extraña unión de 3 extrañas agrupaciones españolas: Extremoduro, Platero y Tú y Fito & the fitipaldis dándole música y voz a los poemas del poeta Manolo Chinato. Una obra que no solo sirve para demostrar la intima relación entre el rock y la poesía sino para dejar en claro que en esas letras que se asumen a sí mismas como atormentadas hay espacio para el desafío y la algarabía. Un poema, como la vida, puede estar disfrazado de horror, pero su núcleo siempre habrá de ser la maravilla ignorada. Este disco lo es. El rock como andamiaje de una poética exquisita y depurada, humana, sentida. Puede resultar extraño para el oído entrenado sólo en el pop de medio pelo, pero tras su escucha no hay más que una sonrisa convencida de que se ha escuchado una obra digna de perdurar.


 

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