La nueva y vigente ley de servicios de comunicación audiovisual, tiene como objetivo promover la diversidad de opiniones, pluralidad de voces y fomentar la inclusión, evitando la concentración de medios en un mismo grupo. En este informe intentaremos explicar el cuestionamiento hacia estos grupos monopólicos, en tanto plantean la construcción de un verosímil que la sociedad descalifica al no sentirse representada.
¿Cuál es el objetivo de prohibir la concentración de medios? ¿Cuál es la influencia que ejerce un medio de comunicación tanto privado como estatal en la sociedad actual?
Estos interrogantes se instalan e intensifican con la llegada de una nueva ley de comunicación, que pone fin a la antigua ley sancionada durante la última dictadura militar.
Al hablar de grupos monopólicos, nos referimos puntualmente a aquellos en los que se concentran diversos medios como radio, TV abierta y por cable, servicios de internet, servicios de TV satelital, diarios, revistas, que se propagan y distribuyen por todo el país. Se trata de un mismo grupo que nos ataca con su información, nos penetra, se entromete en nuestras vidas, transmitiendo una única realidad al momento de informar, ya que su línea editorial se reproduce generando una explosión comunicativa, que medida en términos de rating, da cuenta de su total invasión en todos los hogares del país.
Con ejemplos concretos podemos comprender cuál es el intenso poder que poseen estos grupos, y el condicionamiento que generan en la sociedad, desde promover masivas manifestaciones a favor de la Sociedad Rural Argentina, en el marco de la creación de la ley 125, generar e instalar sentimientos de inseguridad e inestabilidad económica, hasta llegar a derrocar gobiernos democráticos. La manipulación de la información logra persuadir al ciudadano instalando opinión y vocabulario. Sin ir más lejos, la ley que estamos tratando, siempre fue difundida en los distintos grupos monopólicos como “ley de medios k”, y aún resuena esa despectiva denominación, incluso fuera de los medios.
En la vereda de en frente, se posicionan los medios estatales, que se instalan y regeneran con nuevas propuestas, siempre en el marco de la citada ley, intentando imponer un nuevo diseño y propuesta comunicacional. En cuanto a la TV Abierta, el clásico canal siete, se renueva bajo la denominación TV Pública, instalando otras propuestas en las que se incluye el polémico programa 678, que cuenta con debates, columnas y comentarios de destacados filósofos e intelectuales. Este programa constituye un pequeño espacio que ataca y critica, pero lejos está de poder derribar la influencia del gran monopolio debido a su escaso rating. Se trata de un grupo de panelistas con competencia comunicativa, que realizan un análisis acerca de la información que emiten los distintos medios en el cual podemos destacar que -contradiciendo la frase del teórico pionero en la esfera de la información y la comunicación Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje”- en este caso el mensaje cobra mayor importancia y es consecuente según el medio que lo emita.
En atención a la propuesta de incluir y fomentar contenidos nacionales, se crean canales como Encuentro, INCAA TV, y para los menores Paka Paka, que constituye el principal canal educativo y de entretenimientos.
No obstante, más allá de los avances en cuanto a contendido y producción de los citados canales, estos cuentan con muy baja audiencia y están lejos de ser los canales preferidos de la mayoría de los ciudadanos, ya que en la masividad se ponderan contenidos de entretenimiento y shows mediáticos que tienen mayor éxito que las mencionadas producciones.
La pluralidad a la que apunta la ley de servicios audiovisuales enriquece la información, el flujo de diversas opiniones, busca que deje de ser siempre la misma voz la que nos dice qué pasa, qué piensa que pasa, y que nos repite constantemente hasta que se grave en nuestras mentes, su visión de la realidad. Por el contrario, su objetivo es que podamos construir nosotros mismos nuestro propio verosímil, sustentado por la información que nos brindan los medios, pero enmarcados en nuestra propia ideología■