Y Dios separó las aguas para ordenar el baldío. Poco importa que con ella se cargara a toda la humanidad, salvo al promiscuo Noé y a su zoológico privado. El agua estaba antes. Sola, con dios. Por eso todas las religiones tienen algún mambo con ella. Por vieja, por memoriosa, porque con la misma piedad que te riega los campos te desborda los ríos y si vivís en la orilla…, bueno, te jodés.. 

Pasteras, mineras, petroleras; ganaderos, fabricantes de bombas nucleares, recolectores de semen de ballena y submarinistas domingueros, todos defecan sobre el elemento que caracteriza la piedra flotante en la que vivimos. De ella sale todo, con ella se hace todo. Vital para la vida, es sobre su cauce donde se fundan ciudades y su falta impide la colonización de otros mundos. Agua es lo que el héroe debe siempre atravesar para llegar a su amada y es la líquida llanura en la que el pirata comete sus fechorías. Agua es también lo que falta en Formosa y de lo que los kirchneristas, siempre dados a la catequesis, no se dan por enterados. El agua, sangre de la tierra, está en nosotros, en el resto de los seres vivos, en las relaciones que entablamos como miembros de una modernidad tardía que, de tan reseca, nos deja sedientos de justicia. Por eso 5 discos 5 que fluyen, que se cuelan por las hendijas resecas de nuestra sensibilidad y que humectan los sentidos, los vivifican e invitan a brindar, con agua, por el futuro poco halagador que nos espera sin ella.

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81_disco1De momentos, viajes y navegantes –1982– Eduardo Gatti. Aunque es poco conocido en este lado del Aconcagua, el cantautor chileno Eduardo Gatti es uno de los poetas cantores más lúcido y melódico. Dueño de un registro semejante al del primer Luis Eduardo Aute, tiene unos cuantos discos con su grupo Los Blops y otros tantos como solista. En este, su primer registro en solitario, no hizo nada que los cantautores de la época no hayan hecho, sin embargo, su exquisita poesía lo inunda todo, mana en los acordes más pequeños. Tal vez no sea un disco para las sensibilidades actuales –más dadas a las pirotecnias que al sentido–, pero aquellos que se le animen tendrán su propio viaje por meandros y costas olvidadas. No siempre serán soleadas las paradas, pero en la lluvia también hay belleza para el que sabe mirar.

 

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81_disco2Huyendo conmigo de mí –2014– Fito & fitipaldis. Se dice con cierta razón que los discos de Fito son todos iguales, que suenan a lo mismo, que vuelven una y otra vez sobre asuntos algo trillados. Y sí, es así, pero encantadoramente, fluidamente; como una cascada que ofrece el mismo espectáculo día tras día y aun así brinda el hipnótico paisaje de la caída. Porque eso es lo que son –éste y el resto de los discos de los fitipaldis–: crónicas en primera persona de quien se sube a un barril para cruzar las cataratas. Diez canciones, poco más de 40 minutos de guitarras amables, de rock sin estridencias, para tomar como el vino que hace compañía, para entristecerse con él y prometer que no se bebe más, y mentir.

 

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81_disco3Aguas –2012– Intrépidos navegantes. ¿Quién puede negar que una ciudad portuaria como Rosario es un oasis del que brota música en cualquier esquina? Exponentes de una tradición de bandas y cantantes que los emparenta con Lito Nebbia –productor del disco–, Fito Páez y Cielo Razo, los Intrépidos Navegantes hacen recordar, por momentos, a Me darás Mil Hijos, a Pequeña Orquesta reincidentes, a Ella es tan Cargosa incluso a los Tipitos. Rock intelectual sin solemnidades ni esnobismo. Paisajes sonoros tan aptos para los que pasan de largo como para los que miran con detenimiento. Uno de esos discos que son una buena noticia cuando suenan, como la lluvia cuando tiene la gentileza de no inundar, cuando se va y lo que queda es el olor de los jazmines regados y de la tierra húmeda. Es decir, una gran banda.

 

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81_disco4 Lluvia santa –2013– Chickyta Lopez. El agua es una materia noble. Posee la plasticidad necesaria para ser metáfora y alegoría de todo, ser puro símbolo, despertar mística allí donde solo hay realidad. Por eso el reggae la tiene como una de sus musas, porque pocos elementos le han dado tanta tela que cortar. Y por eso Chickyta Lopez (integrante del colectivo P.L.A.N.T.A) coquetea con eso desde una estética más electrónica que la media del género. A modo de mantra, invoca y repite, celebra y bendice a través de una voz femenina que busca empatía con lo natural. Y por momentos lo consigue, en especial cuando las canciones se desmarcan de la cadencia más tradicional hacia piezas más bailables. Un disco interesante de artistas a quienes hay que ir teniendo en cuenta.

 

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81_disco5  Esencia –2011– La Bolivian. Una de las injusticias más hijas de puta de nuestros tiempos es la falta de salida al mar de nuestros hermanos bolivianos. Pocos entre los latinoamericanos tienen más vínculo con el agua que ellos. Por su falta, por lo que significa para su identidad nacional, para su misma supervivencia. Por eso cuando una banda argentina se bautiza de ese modo y reclama un vínculo con la esencial no puede hacer más que rendir tributo a ciertos orígenes. ¿A cuáles? Al foxtrot, al rocksteady, al swing guitarrero de fines de los cincuenta. Sonidos de contrabajo con cadencia punk, saxofones rabiosos en clave jazz. Mezclas y confluencias. Porque música y agua se parecen en algo: ambos son el conductor universal.   

 

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