Pinta tu aldea – Editorial 84

A estas alturas no hay modo de dudarlo: hay una disputa política por los colores que trasciende en mucho lo meramente institucional o partidario. El color es imagen, es sentido, símbolo, identidad. Nos coloca a un lado o al otro del espectro ideológico, nos ubica dentro o fuera de una corriente estética, más acá o más allá de la salud, a un paso de la vida y de la muerte. Nos signa.

Herramientas. Pedagogías posibles – Editorial 82

¿Existe una receta para enseñar? ¿Hay un ámbito en el que se aprende por definición más que en otros? ¿Aprendemos de todas las personas por igual? ¿Qué es importante que aprendamos?
Y, si no es cuestión de simplificar, tampoco podría ser el objetivo esquematizar, pero, en el afán de ir acercándonos a las pedagogías posibles, la ironía de la murga uruguaya puede venir a salvar la situación con risas.

Llover sobre mojado – Editorial 81

Pleno Enero. Estás en la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy, con tu trajecito de turista, cuando una niña del lugar te regala, sin saberlo, una gran escena: intenta llenar una bombucha en una canilla de la vereda. Al instante, un hombre mayor, en seco, la sentencia, calmada, pero firmemente, diciéndole: “Vamos a ponerle un tapón a la canilla, si no dejan de jugar con el agua”. Para rematar su argumento pronuncia un comentario que desliza naturalmente, como quien repite lo que ya dijo millones de veces: “¿Usted no sabe que, en otros lugares, hay gente que no tiene agua?”.

¿Quién construye tu deseo? – Editorial 80

«Al orgasmo lo inventó la revista Cosmopolitan en los años ochenta”, dijo una vez Sofovich en alguna emisión de Polémica en el Bar, y las carcajadas fueron unánimes. “¿Vos te pensás que mi madre en los años cincuenta no tenía orgasmos? ¿De dónde te pensás que vine yo?”, le respondió uno de sus interlocutores. “¿Pero qué tiene que ver?”, arremetieron los demás casi al unísono, advirtiendo la confusión del interviniente entre goce sexual y concepción.

El Estado de las cosas – Editorial 79

En el número de documento, en un guardapolvo, en los impuestos que se pagan, en los colores de la bandera, en la cadena nacional que interrumpe el programa de televisión favorito, en la decisión de un juez sobre la libertad de una persona, en un satélite que órbita alrededor de este planeta; se encuentra el Estado en multiplicidad de circunstancias, encarnado en diferentes sujetos. Como con la mayoría de las cosas que ya existen cuando se llega a este mundo, se suele naturalizar su presencia, a veces con resignación, otras con indiferencia.

Con mis propias palabras – Editorial 78

Aprendiste el abecedario jugando al ahorcado, la trasposición lúdica de la afasia. El mutismo de aquel que se queda sin aire y sin vibración posible y no puede enunciar libremente lo que desea. Tus compañeros te tiraban las letras que el muñequito no podía articular y a medida que salían desaciertos, acercaban al muñeco a su inminente aniquilación. Después aprendiste las reglas del Tutti Fruti, el juego autogestivo, fácil de improvisar y útil para desarrollar el pensamiento analítico, la idea de categorías generales y el concepto de hipónimos e hiperónimos. Te adaptaste a la falta de papel y te aggiornaste con el repechaje.

77 andenes y ningún ferrocarril – Editorial 77

Baldomero Fernández Moreno descubrió setenta balcones y ninguna flor; Andén precisó recorrer setenta y siete números, antes de encontrar su temática más próxima: el ferrocarril. Hace años que venimos con la perorata de los vagones, los quebrachos, las vías, los pasajeros; todas excusas válidas para encontrar un enfoque profundo de temas intencionalmente marginados, pero no para saldar nuestra deuda. El tema no es simple. No se trata exclusivamente de una trama histórica, porque la actualidad nos interpela; pero tampoco se trata sólo de un hecho actual, porque solo con la historia bajo el brazo se comprende nuestro aquí y ahora.

Para tu piel de verano – Editorial 76

Marchas de disidencia sexual (gays, lesbianas, trans en todas sus variantes posibles), encuentros de mujeres, cambios de sexo, comidas light, abortos, drogas, entrenamientos, deportes, danzas, sexo puro y duro, mucho sexo; los cuerpos de hoy se consuman en extremos, en libertades, en dolores y en placeres; movimientos, condicionamientos y vicios. Son virtualidad y permanencia. Atraviesan disciplinamientos y revoluciones. Están expuestos, demasiado expuestos. Si hubo un tiempo en que la razón y el pensamiento dominaron la escena, hoy la tendencia se revierte: se vive con el cuerpo, y ya, por favor, no nos enrosquemos en la claridad y la distinción modernas.

Sea realista, pida lo imposible – Editorial 75

En el lenguaje cotidiano la palabra utopía es usualmente utilizada para descalificar a nuestros adversarios, no por lo bueno o malo de sus ideas, sino por las escasas posibilidades de que adquieran facticidad. Así, no descartamos argumentos por erróneos sino por irrealizables. Por el contrario, el poder, si bien se define apresuradamente por su capacidad de incidir en la realidad y materializar las intenciones de quien lo ejerza, raramente es considerado con carácter positivo. En este caso, lo realizable es lo erróneo. En esta lógica encontramos, por un lado, que quienes tienen buenas ideas se ven desprovistos de los medios necesarios para realizarlas y, por el otro lado, que quienes tienen en sus manos los medios, desatinan en los fines. Curiosa situación, mientras unos pecan por no dar con la realidad, los otros lo hacen por habitarla.