Este número de Andén es muy particular. Acaso porque el tema lo amerita y todos los participantes nos quedamos con la sensación de que hay mucho no dicho, no por omisión sino porque sus aristas son muchas y complejas. El lector se dirá que no quisimos trabajar, que hicimos un número así nomás; y la verdad es que si llega a esa conclusión luego de leer el presente no tenemos mucho que agregar al respecto. Pero no nos resignamos a nuestras propias limitaciones, porque así como dedicamos este número a los trabajadores y a sus devenires del mismo modo nos dedicamos este número -sabrán disculpar la egolatría- a nosotros mismos.