De qué nos enamoramos las mujeres? ¿Qué amamos? ¿Cómo amamos? Un día hace no tanto, mientras limpiaba mi casa, me empecé a preguntar cuál era el sentido de todo, de la vida, de mi vida. ¿Para qué estaba en este mundo? Casi sin saber por qué, la primera respuesta que vino a mí, fue que el sentido era el amor y que, tal vez, mi papel en este mundo era cuidar de otros. Lo raro es que esto no solo no me dio tranquilidad, sino que me generó un insomnio y una angustia que duró todo septiembre. Entonces, eso que
¿Quién asume esta deuda?
n mi día 15 de aislamiento por la pandemia mundial que nos asusta y preocupa, pienso que −con suerte− voy por la mitad de tiempo estimado; algunos días son más fáciles que otros, encontrarme sola, en casa y encerrada son tres cosas que en mi vida cotidiana no suceden. Pienso muchas cosas, me reviso y cuestiono, a veces me pongo bastante oscura y, cuando eso pasa, sigo con el libro que tengo empezado, miro algún capítulo de una serie o me pongo a cocinar algo, cocinar hace bien para despejar la mente. Con un grupo de amigues −en el que
Ni un paso atrás
l grado de exigencia social al que estamos supeditadas las mujeres nos pone muy en contacto con la idea de deuda. Que por supuesto no es solo eso, sino además un transitar operativamente la vida con culpa. Entre la sensación de estar incompleta y el rótulo de conformista no hay escalas. Para la triada patriarcal, capitalista y colonialista, siempre pudimos haber sido mejores, pero nos quedamos a medio camino. A la que no le falta, le está sobrando, y la que tiene (para la exigencia del canon) lo justo y necesario llegó pasada de hora o antes de que se
El deseo de transformar los sonidos. Primer Festival Margaritas – Mujeres de la música de Catamarca – Andén 91
Si Catamarca fuera una mujer, seguramente muchos la juzgarían tímida y calladita. Sin embargo, en la intimidad, como algunas madres, despliega un carácter fuerte en las relaciones que proyecta, haciendo resonar su voz potente para imprimir un carácter familiar sobre todos sus hijos.
Cantamos y contamos – Andén 91
Se advierte que la lectura de esta nota puede ser interrumpida por mujeres que pasan cantando.
Somos muchas, un montón. No nos conocemos, con algunas jamás nos vimos y quizás tampoco nos volvamos a ver. Venimos de todos lados. Entre la multitud, está ella. No sabemos quién es. Abre su boca como para empezar un buen beso. Hace un sonidito casi inaudible, casi un suspiro y pronuncia la letra u. Pone la palma de su mano sobre sus labios y los golpea con ella suave y repetidamente.
Eso no se toca: porno para mujeres – Andén 80
Lo pornográfico, lo erótico, lo obsceno: categorías definitorias pero también contingentes, como la mirada. De eso se trata este artículo: frente al porno tradicional, hiperbólico e inverosímil, la mirada femenina se resiste a un conjunto de representaciones que sugieren indiferencia, pasividad y prejuicio ante la construcción ficcional del deseo.
¿Por qué hacer pornografía? – Andén 80
¿La fantasía de quién se representa? La pregunta que este artículo plantea conduce a un relato autorreferencial, confesión que se orienta a producir un cismo en los discursos heteronormativos en torno a los vínculos sociales y sexuales y en torno a la fantasía como ámbito de poder. Un testimonio para pensar el carácter político de lo personal.
Todavía persiste el miedo a la “morocha organizada” – Andén 59
Antes que nada quiero aclarar que esto no es nada contra nadie en especial… Aquellos que lo lean evaluarán si les cabe el sayo…