De las pocas cosas que pueden aceptarse sin mucha discusión en la actualidad, una de ellas, es la velocidad de los tiempos que corren: las transformaciones que produce la revolución tecnología constante, la globalización, los mercados transnacionales, la economía financiera a escala mundial; y en ese contexto están el vaivén de los Estados-Nación, de las democracias de los países, ya imposibles de designar como del “Primero” o “Tercer” mundo, los partidos políticos polifacéticos que se autodenominan socialistas y llevan adelante políticas conservadoras, o las sociedades conservadoras que botan gobernantes socialistas, o los partidos de derecha que continúan ganando adhesión en una época supuestamente definida por la reactualización de las izquierdas, etc. En fin, tiempos confusos cuya única constante es el cambio.
Factores claves en el proceso de inmigración: Irredentismo y sincretismo
Si bien estos conceptos no son ni sinónimos ni antónimos entre sí, resumen de forma bastante esclarecedora lo que subyace al arte en movimiento. ¿Y qué se entiende por arte en movimiento? A simple vista se diría que es cuando un colectivo de ideas similares se mueve hacia un mismo destino con el fin de expresar o comunicar “algo”, ya sea en forma de pintura, canción, escultura, mural… Puede tener un sustento ideológico, puramente estético o sumamente racional y virtuoso.
¿Fin de la discusión ideológica?, ¡MINGA! – Andén 38
Escribo estas líneas como simple hombre común pensante. No soy especialista, licenciado ni doctor en filosofía, política o historia. Simplemente militante independiente. Y desde esa mirada, que para nada pretende dar cátedra, creo que puedo ser útil, entre otras cosas, escribiendo. Me apuro, a ver si en serio termina la historia y no puedo completar mi artículo.