Se presentó la Ley de Fomento para Las Revistas Culturales y Autogestivas – Andén 74

El martes 14 de mayo las publicaciones nucleadas en AReCiA presentamos formalmente en el Congreso de la Nación el proyecto de Ley de Fomento a Las Revistas Culturales Autogestivas. Con la presencia del diputado Jorge Rivas, impulsor del proyecto dentro del recinto, se realizó un acto en el que se dieron cita publicaciones, agrupaciones sociales y varios medios de comunicación que retransmitieron lo acontecido a todo el país. Claudia Acuña, presidente de AReCia dijo la que acaso sea la mayor verdad del sector “no somos alternativos ni el plan B de los ‘grandes’ medios. Somos el futuro. La fuerza de la calle nos trajo hasta acá».

Ley de Fomento a las Revistas Culturales Autogestivas – Exclusivo Web

El 24 de marzo, Día de La Memoria, fue una jornada más en la que los argentinos recordamos el peor y más sangriento golpe de estado que hayamos sufrido. En medio de los inagotables reclamos de justicia, como todos los años, decenas de agrupaciones de todo el arco político se congregó en la Plaza de Mayo para celebrar la democracia como forma de vida política. En ese contexto Periódico Andén y distintos miembros de AReCiA – Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina agitamos la Ley de Fomento a las Revistas Culturales Autogestivas.

Instituciones y respeto a la ley – Editorial 47

Los griegos tienen una frase para todo. Uno de ellos dijo hace 2500 años: “Hay que defender la ley como se defienden los muros de la ciudad”. En una edad donde las leyes eran una novedad y aún había quienes recordaban un mundo de despotismo sin crítica, el llamamiento se volvía vital. La ley debe ser defendida como se defiende el lugar donde se vive, porque la ley es el fruto de un acuerdo que uno ha prestado por el simple hecho de estar viviendo en comunidad con otros. No era, ni es, ni será tan sencillo como esto. El pensador omitía el carácter clasista de las leyes, sus devenires históricos, el uso discrecional que muchas de ellas adquieren con el tiempo. Pero su inocencia puede ser disculpada por su momento histórico. Lo que no podemos es disculparnos a nosotros mismos cuando contemplamos la vulneración cotidiana de la ley, como si esta no nos incumbiera en absoluto, como si fuera un problema de otros, en otro lugar o en otra sintonía política. Porque no sólo está quien vulnera la ley desde el crimen liso y llano, sino también ciudadanos no criminales que llaman a desoírla, o custodios de las instituciones que imprudentemente siembran vientos olvidando lo tormentosa que puede volverse la cosecha.