Amás de un país africano le gustaría tener 200 años y a más de un aspirante a Matusalén, también. Pero lo importante no es una vida larga sino una vida ancha llena de instancias y de instantes de los cuales enorgullecerse. Y a la Argentina le vienen faltando. Muertos de hambre, dictadores de poca monta y mucha sangre, fascismos de izquierda y derecha, burguesías dadas al ocio y al soborno, peronemlins y radicaloides siempre mirando el ombligo de sus muertos y una sociedad que valora más el futbol para todos que los hospitales para muchos hacen poco para que deje de faltar.