¿Cuál es la magia que nos encandila del Estado? ¿Por qué insistimos en pensarlo, en desearlo, en deplorarlo? Una vez instituido el pacto social, no hay marcha atrás. Lo dijo ese viejecillo salvaje de Hobbes y tal vez Platón antes que él: solo puede substraerse de la influencia del Estado un dios o una bestia. Ese pacto ─el Estado─ no fue firmado por nadie, nadie fue consultado, nadie lo acordó. Esa es su ilusión primigenia: parecer natural.
5 discos 5 para Comenzar la Historia – Andén 38
Fukuyama, desde la derecha neocon, lo tomó de Marx. Y Marx, desde el izquierdismo científico recién fundadito, lo tomó de Hegel; y éste, sin muchas vueltas, de la escatología cristiana, en especial de muchachos como Agustín de Hipona y Juan, el evangelista, que llevaban una larga temporada viendo crecer las flores desde abajo.