«He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.” Cuando la Real Academia Española define “Estigma”, como “Marca o señal en el cuerpo”, olvida, sin duda, a Saint-Exupéry, e ignora las huellas, “invisibles para los ojos”, que en el “alma” de los seres que la padecen, dejan la discriminación y la estigmatización.
Para no olvidar a Luciano Arruga – Andén 70
El 31 de enero de 2009, hace poco más de tres años y medio, Luciano Arruga era un chico como cualquier otro pibe humilde del gran Buenos Aires: con defectos, con virtudes, con alegrías, con tristezas, con miedos (seguramente muchos miedos) y con algunos sueños, los pocos sueños que la vida aún no había podido quitarle, a puras trompadas, a un pibe pobre de 16 años.