i bien ya muchos lo sospechábamos, fue necesaria una emergencia global para convencernos: el sistema hegemónico mundial es incapaz de garantizar la vida. Hoy es inevitable ver que el capitalismo y la democracia, el mercado y el Estado, y las formas jerarquizadas de la diferencia (racismo, machismo y clasismo) tienen una deuda insaldable con la humanidad y con la vida misma. Sobre deudas históricas Desde sus orígenes, la modernidad hegemónica se ha empeñado en consolidar un sistema mundial que establezca y reproduzca una única forma de imaginar la realidad, de diseñarla y de construirla. Para ello, tres maniobras iniciales fueron