Puede ser que un año acabe u otro comience. Todo depende de cómo gustemos ver el vaso. Por eso mismo es un buen momento para darle un respiro al optimismo industrial y permitirse un rato de nostalgia sin culpas, contabilizar las ausencias, aquello por lo que se ha peleado y que se nos ha negado, enumerar taxonómicamente las apuestas a doble o nada que se han perdido, los muertos, la lluvia seca que se ha cansado de hincharnos las pelotas y los ojos.

Se dirá que el cronista de discos no ha invertido lo suficiente en psicólogos, o que debería haber tomado la pastilla que encapsula dicha, pero no. El vaso medio vacío, el corredor de arena sin oasis ni playas a la vista es más poderoso que cualquier tendencia buena onda, que cualquier sugerencia de nenas egoístas. Si nos quitan el derecho a maldecir ¿qué nos queda? Por eso 5 discos 5 para quienes no se suman a la carcajada fácil y levantan la copa en honor a los putos dioses que a unos dan y a otros, a otros simplemente los dejan de garpe■


 

Por la boca vive el pez -2007- Fito & fitipaldis. Mezcla rara a medio camino entre la Vargas Blues Band y Callejeros. El formato canción le sienta bien a esta suerte de Calamaro español con menos vuelo pero no menos sentimiento que recorre, como aquel, el camino del antihéroe que arrastra sus penas. Un talento especial para hablarle a la amada ausente, a la suerte esquiva, a las espinas de la vida con rock & rolles a media máquina, especiales para carreteras de playa. La canción que da nombre al disco será mi canción de desencanto por muchos, muchos años “No estás conmigo siempre que te canto, yo hago canciones para estar contigo, porque escribo igual que sangro, porque sangro todo lo que escribo”.

 

 

Far -2009- Regina Spector. Una voz femenina con una dicción por momentos aniñada que se vuelve una experiencia conmovedora al escucharla sobre un piano que le sigue los pasos en “genius next door”. Todo es bello cuando suenan sus canciones que evocan, de un modo u otro, un mundo algo mejor, sin artificios de la dicha a como dé lugar, sin orquestaciones innecesarias que enmascaran un vacio “blue lips”. Un disco que no puede dejar de ser como una de esas chicas con las que nos acostamos una vez y nos enamoramos para siempre, o ese noviazgo que maldecimos no haya sido, intenso, alegre, vivo, frágil, quebradizo, sin ninguna garantía pero bueno.

 

  

Cristóbal Repetto –2004 Cristóbal Repetto. En pocas oportunidades la pretensión de recuperar las formas primeras del tango ha dado resultado. Siempre el purista le encontró el pelo al huevo, en un género saturado de oyentes puristas. Repetto los llama al silencio. Su voz de gramófono tan pero tan criticada reproduce el sonido de la milonga de los años veinte tal y como lo hacia el inmenso Ignacio Corsini (muy superior a Gardel, vaca sagrada del género). La elección del repertorio y su producción  delatan una vocación plenamente tanguera, honesta, sin la interrupción de las formas bailables de los años treinta (Troilo, Biagi) ni las experimentales de los sesenta (Piazzola, Mederos). Tango, tristeza, nostalgia, como hace años, como siempre.

 

 

OST 1 -1998- Yoko Kanno & the seatbelts. Elegir solo uno de los once discos que componen el soundtrack del mejor animé jamás concebido quizás sea de una arbitrariedad imperdonable; pero puestos a elegir, el primero de sus volúmenes da un maravilloso pantallazo de lo que una banda con buen gusto y conocimiento puede lograr si cuenta con un concepto tras de sí. Rock & roll, jazz de la vieja escuela, bebop extremo, baladas étnicas, blues del missippi, pop nipón, todo confluye en armonía, todo sirve para ambientar el variopinto arco de sentimientos de fin de año. Para llorar con dignidad “space lion” una reformulación africanoide de otra de las obras maestras de la agrupación “good bye julia”.

 

 

Nostalgias y otros vicios -2003- Adrian Iaies. El jazz y el tango son primos hermanos por parte del deseo y la nostalgia. Por eso las cadencias tangueras puestas al servicio del jazz (o viceversa) dan por lo general un grato resultado. Por esa razón las delicadas versiones jazzeadas de viejos tangos a los que se anima Iaies y su trío son una fusión de sentires semejantes que hermanan un New York nocturnal con un Buenos Aires gris. La conmovedora versión de Nostalgias invoca demonios antiguos, fantasmas de un tiempo que se cuela desde el ayer hasta el hoy sin intermediarios. Un último track para sentirse acompañado antes de las 3 am de un nuevo año y de un pronto desafío.

 

Entrada anterior 5 discos 5 para saltearse el nuevo periodo legislativo – Andén 26
Entrada siguiente 5 discos 5 para empezar el año y pasar el verano a toda castaña – Andén 28

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *