Sabrina Lamperti tiene 26 años, es abogada y trabaja en el Ministerio Público Fiscal de la Provincia de Buenos Aires. En su tiempo libre, se dedica a la investigación de historias familiares. Es co-autora de la saga familiar de «Los Arze y los Arce» junto a Raine Golab y co-administradora de grupos de genealogía como ArgenGen y GenSurGBA. Hoy se sube al tren para hablarnos de los archivos que custodian la memoria de nuestras raíces.
Andén: Cuéntenos cómo empezó a incursionar en la genealogía.
Sabrina Lambperti: Empecé a hacer mi genealogía en el año 2002. Fue a comienzos de ese año cuando hubo un “boom” social derivado de la crisis que hizo que miles de argentinos buscaran sus raíces e hicieran una larga cola en consulados, en busca del pasaje a una mejor vida… En mi caso, no fue eso lo que me motivó, fue simple curiosidad. Había venido una muestra del CEMLA (Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos) a mi ciudad, y fui a ver si encontraba la llegada a Argentina de mis bisabuelos. Entonces, hubo una pregunta crucial sobre uno de ellos que me inquietó: no sabía de dónde era, dónde había nacido, si en el viejo continente o por las tierras pampeanas, y eso me motivó a averiguar.
Creo que desde siempre tuve la inquietud necesaria y el vicio de la investigación que me movilizó. Comencé aquel verano y no paré. Primero búsqueda de fotografías, luego actas y papeles viejos, horas de internet, consultas de microfilmes, y bucear en distintos archivos, la mayoría de ciudades lejanas en donde conté con la ayuda de amigos virtuales que luego conocí.
A: Considera que es fácil para cualquier persona acceder a esa información. ¿Cómo fue su experiencia?
S.L: Desde hace un tiempo se han abierto más las fuentes documentales al público en general a través de Internet. De todos modos todo varía de acuerdo a las raíces que uno está buscando. Por ejemplo, en mi genealogía tengo ancestros provenientes de Italia (región de Lombardía), España (País Vasco y Asturias), y argentinos (nacidos aquí luego de 1780). Lo que uno se pregunta cuando recién empieza es ¿cómo hago para acceder a la información? Es allí donde nos adentramos en el fantástico mundo de la historia de un lugar y sus modos de conservar su memoria histórica. Por ejemplo, los vascos de Hegoalde (asentados en territorio de España) tienen en línea la información de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Navarra, en cambio, no lo ha hecho aún, y se recurren a recopilaciones que ha hecho Family Search. Los vascos de Iparralde (asentados en territorio francés), están poniendo online todos sus libros de actos civiles. Todo esto era inaccesible cuando comencé a hacer genealogía. A Argentina, en este sentido, le queda un largo camino aún. Como decía antes, el acceso a la información es una política que establece cada Estado, y va de acuerdo a la importancia que le da cada autoridad, cada encargado de la custodia de ese acervo, al acceso al público.
A: ¿Y en qué lugares de Argentina podemos encontrar información? ¿Cómo es el acceso en nuestro País?
S.L: Habitualmente cuando comenzamos a realizar nuestra genealogía hacemos un rastreo por línea de tiempo inversa: empezamos desde nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos, y así hacia atrás en el tiempo. Cada acto civil está documentado por el Estado: un nacimiento, un matrimonio, una defunción, al menos desde la creación del Registro Civil, cuestión que se dio en el año 1889 en la Provincia de Buenos Aires y en 1886 en la Capital Federal. Es decir que desde esas fechas consultamos lo que son los Registros de las Personas. Antes de eso, los registros eran llevados por la Iglesia Católica, y entonces se recurre a los archivos parroquiales.
En este caso, por ejemplo, se advierte una política de conservación diferente. Mientras que en los Registros Civiles las políticas son llevadas a cabo por las autoridades estatales, en los archivos Parroquiales el criterio no es unificado, y la autoridad de cada Parroquia o Iglesia es quien decide si podés consultar o no sus archivos.
Por suerte, desde hace muchos años, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (comúnmente llamados “Mormones”) ha ido microfilmando las parroquias e iglesias de nuestra República (y de otros Estados también), lo que facilita su consulta sin tener que andar recorriendo por todo el País. De hecho, los Mormones cuentan con la base de datos de registros genealógicos gratuita más grande del planeta.
De todos modos, no todas las Autoridades Eclesiásticas han permitido dicha microfilmación, alegando que les pertenecen, que son reservadas, etc. En este punto creo que debemos generar conciencia y legislar sobre una ley de acceso a la información pública, para que no nos restrinjan el conocimiento hacia algo que nos pertenece a todos, que es el derecho a la identidad en este caso.
Otros archivos que habitualmente consultamos son los del Poder Judicial, por las sucesiones, o bien el Archivo General de la Nación en donde encontramos información que se remonta a la época colonial.
A: ¿Qué tipo de documentos podemos encontrar en el Archivo General de la Nación?
S.L: En el Archivo General de la Nación se conservan piezas muy valiosas que hacen al patrimonio histórico nacional. Hay obras de historia, filosofía, política, sociología, arte, arqueología y etnografía, entre otras disciplinas. También cuenta con una hemeroteca. Los genealogistas consultamos en dicha sede lo que son las sucesiones comprendidas entre los inicios de la República hacia el año 1900, en el fondo “Archivos de Tribunales y Protocolos”. También se hallan los “Padrones de Buenos Aires y la Campaña” (1726-1828) y los Censos Nacionales de 1869 y 1895.
A: ¿Cuál es el estado de preservación de los archivos? ¿Se utiliza alguna técnica para su conservación? ¿Cómo se realiza la difusión de éstos?
S.L: El estado de preservación de los archivos es desigual y está en riesgo. Hace poco se realizó el I Congreso Nacional de Archivos, Bibliotecas y Museos, en la ciudad de La Plata, y las conclusiones son bastante preocupantes. La cuestión medular en este caso, pasó por los archivos oficiales: “papeles” que genera la Administración Pública a diario, siendo algunos de esos documentos trascendentales para la historia, mientras que otros no lo serán. Y aquí es necesario establecer un criterio único, que regule sobre qué debemos conservar, cada cuánto tiempo, de qué manera y en qué lugar. Para todo ello se necesita de una normativa, y en consecuencia, una política que debe establecer el Poder Legislativo y Ejecutivo. En este punto, se reclamó una Ley Provincial.
Hace poco también leía una noticia en Clarín sobre el daño que ocasionó la rotura de una canilla en un baño del Archivo Histórico de Córdoba. Ese archivo fundado en 1941 es uno de los más importantes de Sudamérica, y se habló de una pérdida de 50 volúmenes con documentos sobre el Juzgado del Crimen, de los siglos XVII y XVIII, que al no estar digitalizados lo más probable es que se hayan perdido para siempre.
La digitalización es una de las técnicas de preservación, que está muy en auge actualmente. Se trata de tomar imágenes de cada documento y grabarlo sobre un soporte digital, para la posterior consulta. Lo que permite es conservar el original sin que esté expuesto al “manoseo” diario. Esto también es parte de la cultura de quienes consultan esos archivos, la delicadeza, el cuidado con que hay que consultar.
Cuando se habla de digitalización, como estamos tratando de soportes rígidos (CD, DVD, entre otros), también se intenta bregar por la puesta en línea, sea en sitios de Internet, sea a través de acceso por computadora como terminal de consulta. Esto es lo que los genealogistas, historiadores e interesados solemos buscar. Ello, porque facilita la búsqueda y la consulta, le da dinámica y rapidez. Claro que consultar un expediente, por ejemplo o un censo, pasando las hojas a través de los “clics”, puede volverse un poco tedioso, y es por eso que se realizan proyectos de indexación.
Desde ArgenGen[1], uno de los grupos de genealogía que se creó hace casi 10 años y en donde participo junto a otros colegas, lo que hacemos es convocar a los participantes para que en forma totalmente voluntaria realicemos transcripciones de documentos, para luego volcar los resultados en bases de datos. Actualmente, por ejemplo, estamos transcribiendo fondos de los Libros de Socios del Centro Gallego.[2] También el FamilySearch[3], la organización genealógica de “los Mormones” que hablábamos recién, tienen proyectos de indexación, de aquellos fondos parroquiales que habían sido microfilmados hace décadas.
A: ¿Cómo le parece que está manejada la preservación de esos archivos?
S.L: Bastante mal. Realmente no tenemos un lineamiento, ni parámetros de conservación, preservación ni de difusión. No tenemos normativas ni de este tipo, ni las tendientes a la regulación del acceso a la información pública.
Por citar algunos ejemplos, puedo contar que en el año 2006 surgió, también en los grupos de genealogía (ArgenGen, entre otros), la posibilidad de realizar una campaña que llevó adelante el Dr. Raúl Cayre, con el fin de donar una cámara fotográfica al Archivo General de la Nación, luego de una visita suya, al observar la falta de proyectos en el Área de Digitalización, por carencia de equipos específicos e insumos de trabajo. Esta iniciativa fue muy exitosa y entonces se evaluó continuar con una ayuda más integral frente a la problemática que padece el archivo, y así es que nuestra compañera, la Ing. Mónica Muñoz, dio creación a la Asociación Amigos del Archivo General de la Nación.
La Asociación Amigos[4] tiene el objetivo de ayudar al AGN. Se han donado computadoras, impresoras, DVDs, CDs, grabadora, un microondas para la cocción de engrudo para restauración de libros y documentos, se difunden sus muestras y exposiciones, se generan tareas de digitalización entre voluntarios, entre otros. La idea a futuro es habilitar una base de datos desde donde se puedan consultar los fondos. Esto podría solucionar dos cuestiones: contribuir a la preservación de la documentación, y facilitar el acceso a aquellos investigadores que no pueden hacerlo personalmente.
Otro caso que se conoció hace poco, es el de un particular que salió al rescate de documentación vinculada a la genealogía e historia de los Alemanes del Volga. Se planteó la necesidad de microfilmar los archivos parroquiales de Colonia Hinojo (Partido de Olavarría). La gente del lugar y en especial los descendientes estaban prontos a la tarea, y el mayor problema fue convencer al nuevo sacerdote, quien no estaba de acuerdo en un principio, con difundir los datos personales de quienes allí están asentados. Esta postura, claro está, totalmente errada en tiempos modernos. Hay que recordar que estamos hablando de registros de personas en su mayoría ya fallecidas, y que en consecuencia deben ser de patrimonio de todos, abiertos. El sacerdote cambió de idea, lamentablemente gracias al accionar de unos delincuentes quienes en una noche arrasaron con la Parroquia, robándose cosas “de valor”. Por suerte los delincuentes no saben del “valor” que para los genealogistas e historiadores tienen esos registros, y dejaron los libros, y de esta manera se entabló un diálogo entre los propulsores y el representante eclesiástico, y dieron inicio al fotografiado de la documentación. Así fue que un fervoroso apasionado, invirtió unos $ 8.000 de sus bolsillos en material para llevar adelante esta tarea, tomando más de 15.000 imágenes. Aún no se cuenta con la autorización para dar a conocer el contenido de este patrimonio, pero se confía en que pronto se dará el visto bueno.
También las redes sociales[5] o blogs como el de Archivos Argentinos[6] son de gran ayuda, ya que últimamente a través de estas herramientas de comunicación se realizan campañas a favor de la preservación, y por suerte algunas son levantadas por los medios masivos, como la que se hizo el año pasado en oportunidad de conocerse la existencia de un proyecto de reforma edilicia del Hotel de Inmigrantes, una “modernización” que se preveía a raíz de los festejos del Bicentenario. Cabe aclarar que en dicho lugar funciona el Archivo de la Inmigración, encontrándose la documentación allí conservada en riesgo de pérdida, por falta de mantenimiento del inmueble y por no estar catalogada ni inventariada, incluso está desmembrada (hay que peregrinar por varios lugares de Buenos Aires para conocer desde dónde emigró una persona).
De este petitorio se hizo eco el Defensor del Pueblo de la Nación, lo cual resulta desde ya una lucha positiva, aunque los resultados aún los estamos esperando.
En suma, como vemos con apenas estos tres casos que les detallo, lo que está haciendo falta es contar con una legislación acorde, actualizada, que dé cabida a la necesidad de conservar y preservar nuestra historia, nuestras raíces. Por suerte se está vislumbrando este camino, ya que se encuentra en estado parlamentario en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, un proyecto de ley presentado por la legisladora fueguina Nélida Belous, que plantea la organización de un sistema nacional de documentación y archivo. Está claro que primero es necesario contar con un material organizado, para que luego podamos debatir sobre el acceso a la información pública. La Provincia de Santa Fe, por ejemplo, se encuentra sistematizada y los resultado son positivos.
A: Recién hizo una mención al Bicentenario de nuestra República, ¿cuál es su conclusión respecto de las políticas culturales en estos 200 años?
S.L: Creo que como corolario de todo lo narrado, puedo decir que hace falta crear conciencia ciudadana sobre la importancia de la conservación de nuestros archivos, nuestro acervo documental. No hay que olvidar que constituye el basamento que permite reconstruir nuestras historias familiares, y en estos 200 años de historia como Nación, me parece un punto fundamental que ya no debemos soslayar.
También el factor de la inmigración y la mixtura social que se produjo, son factores que contribuyeron a la consolidación del ser nacional y ese es otro punto por el que debemos dar importancia y valorizar a los archivos, ya no sólo como construcción personal sino social.
El patrimonio archivístico de la Administración Pública es fundamental para reconstruir la historia, no sólo las particulares, sino la historia del País que es la suma, en definitiva, de las historias de cada familia que la compone■
[1] http://ar.groups.yahoo.com/group/ArgenGen/
[2] http://www.ancestros-gallegos.com.ar
[3] http://pilot.familysearch.org/
[4] http://www.amigosdelagn.org.ar/
[5] http://www.facebook.com/group.php?gid=118075340926&ref=ts