En tiempos del mp3, la tecnología lo atraviesa todo. La mayoría jamás comprenderemos cabalmente cómo el sonido de un ukulele pasó al gramófono, al disco, al magazine, al cassette, al cd y al ipod (o sus variantes más baratas). Lo cierto es que ese cambio tecnológico transformó para siempre los modos de escuchar música, de comprarla, de hacerla y de consumirla. Los puristas del sonido hi fi dirán, con razón, que el cambio tecnológico ha sido para peor, que el cd suena mal en comparación al vinilo, que el mp3 deja fuera un universo de texturas en pos de un aumento del rango dinámico, del volumen y del fast food musical del celular. Pero también es cierto, gracias a los dioses, que la tecnología ha permitido a muchos hacerse gratis de muchos aspectos culturales que antes de, por ejemplo, internet hubiese sido imposible pagar sin vender antes algún órgano.
Por eso mismo el advenimiento de nuevas tecnologías es un nuevo origen para la vida intelectual de las personas que acceden a ellas, porque la ¿libre? circulación de contenidos posibilita, si se los sabe usar, un nuevo tipo de hombre y mujer más cosmopolita, con una idea más amplia de lo que sucede aquí y allá, como si fuera el sucedáneo de aquellos viajes iniciáticos que le dan otra perspectiva a la mirada. Y porque tecnología también es ese lavarropas que nos salva la vida y el microondas redentor 5 discos 5 puramente tecnológicos pero que de algún modo ponen el acento en lo puramente carnal y sanguíneo■
Blackout -2007- Britneay Spears. Independientemente de cualquier cuestión masturbatoria, Spears es y será la primera gran estrella pop de este milenio. Como un fenómeno cósmico que acaba devorándose a sí mismo y a lo que lo rodea generando una gravedad insoportable, este disco fue grabado en su peor momento personal. No es la obra de una mujer algo extraviada, ni del marketing ni de ningún manager. El mejor disco de su carrera es el disco de sus productores tras las perillas del pro-tools. Procesada su voz hasta el punto de no ser reconocida, con apenas algún que otro acorde salido de instrumentos tradicionales este trabajo deglute el concepto de artista (incluso el colectivo) y entroniza a la tecnología como motor y objeto del arte de la nueva Era. Lo humano no está en su ejecución sino en la voluntad de abandonarse a la herramienta para poder sobrevivir.
Another late night -2002- Zero 7 – En ocasiones se suele pensar que el remix sólo pertenece al género dance, que la remezcla sólo apunta a la euforia de las discotteques. Nada más lejano a la realidad. El duo Zero 7 se toma aquí el trabajo de deconstruir una serie de canciones que no les pertenecen y por medio de la ejecución y la tecnología re-contruye la belleza de otros y la pone al servicio de su propio concepto de trip-hop y downtempo dando como resultado una nueva visión del soul urbano, una suerte de acid jazz para un coctel de nostalgia. Rap, hip-hop, orquestaciones de bossa pero con pulso electrónico. Ecos de voces exquisitas, ronroneos del buen gusto para comprobar que lo tecnológico puede revelar eso que por las noches nos hace sentarnos en nuestro sillón, prender un cigarrillo y disfrutar el transcurrir de la noche.
El tesoro de los inocentes (Bingo fuel) -2004- Indio Solari. Tras la disolución por sobredosis de ego y dinero, el poeta oscuro del rock nacional presentó su primer disco solista en la misma línea de los últimos discos de los redonditos de ricota: sonido industrial, procesado, repleto de guiños electrónicos que supuso la extrañeza de sus fans más antiguos. En más de un reportaje, Solari expuso su deseo de acercar el sonido de la electrónica, la banda sonora de los videojuegos a aquéllos que sólo se acercarían a ellos a través de su trabajo. Y los hizo, pero a su particular manera de entender su uso. Porque un poeta puede permitirse fusionar la maquinaria con la carne para gritar, entre loops y cajas de sonido que “si no hay amor, que no haya nada más”.
Megatón -2000- Santos Inocentes. Tercer y último disco de esta agrupación argentina fundada a mediados de los 90. Rock electrónico o tecno-rock, semejante a los primeros discos de Babasónicos, pero con un sonido abrasivo y lacerante. Una pared de distorsión a todo volumen que satura el espectro auditivo gracias al poder de guitarras y bajos procesados. Casi 5 años antes de que Catupecu Machu recorriese la misma senda los Santos Inocentes pulieron este trabajo que los acerca por momentos a las formas más extremas de la electrónica como el drum & bass pero también al rock/pop de bandas como Oasis y Placebo. Lo saludable acaso sean sus letras que pintan paisajes de sueños opresivos que como mantras se repiten y repiten “soy un pecador desquiciado, santos inocentes”. La tecnología acelerada al ritmo de un corazón a punto de estallar.
Le mystère des voix Bulgares -1987- Grabado por Marcel Cellier. Sería un gravísimo error creer que la tecnología en la música se aplica sólo al modo de crearla. La grabación en sí misma, el registro del sonido, es la pieza fundamental de la revolución cultural de la música y es de ahorita nomás, de hace 100 años más o menos. Gracias a ese avance miles de tradiciones han pasado del olvido al conocimiento y han traído consigo alegrías y tristezas que más allá de los idiomas logran hermanar culturas, tiempos y cosmovisiones diferentes. Esta imponente obra rescata las voces tradicionales del folclore Bulgaro y dan cuenta de una larga soledad y de recónditos parajes del mundo. Los dioses nos dieron la tecnología para escuchar en este disco a Stefka Sabotinova en “Mir Stanke Le” banda sonora del día después del apocalipsis.