Aunque ya levantamos las copas para recibir al 2011, no es tarde para soñar y pedir que se cumplan estos deseos.

1. Que se despenalice el aborto. Hace tan solo unos años hablar de matrimonio entre personas del mismo sexo era una utopía. Hoy sin embargo, y gracias a un trabajo de militancia y concientizacion, somos el primer país de Latinoamérica que garantiza igualdad de derechos sin importar la orientación sexual de sus ciudadanos. Por eso, no es tan ilógico pedir que este año por lo menos se comience a debatir en el Congreso (y en toda la sociedad) la despenalización del aborto. No solo porque su condena atenta contra los derechos individuales de las mujeres argentinas a decidir sobre su cuerpo, sino también porque es una cuestión de salud pública. Las complicaciones por un aborto son la primera causa de muerte materna en nuestro país.

2. Que Macri no vuelva a ganar una elección ni para consejero escolar. Por si algún lector desconoce la situacion actual de la ciudad de Buenos Aires, pasamos a enumerar : subejecución de los presupuestos de educacion, vivienda, salud, puesta en marcha de una fuerza policial que antes de salir a la calle ya había sufrido la remoción de dos de sus jefes, políticas represivas hacia las personas en situaciones más vulnerables… Y así podríamos seguir un largo rato. Todo esto gracias a Macri. ¡Pobre Mauri! Es que no lo dejan gobernar. Si así le va en el distrito con mayor presupuesto del país, mejor ni le demos la oportunidad de experimentar en el sillón de Rivadavia.

3. Que haya una política inflacionaria seria. Le creemos a Amado cuando nos dice que los precios no los aumenta el gobierno y que debemos ser consumidores responsables y buscar ofertas. Pero bueno, tampoco sea cosa de que el Estado se haga a un lado y deje que las manos invisibles y tendenciosas del mercado regulen la oferta y la demanda. Está claro que controlar la inflación es una manera de defender  los intereses de quienes cuentan con un salario, en la mayoría de los casos magro, para vivir  mes a mes. De eso se trata el famoso modelo que hay que profundizar, ¿no?

4. Que aparezcan Julio López y Luciano Arruga. Dos casos emblemáticos de desapariciones en democracia aún sin resolver. Son la prueba patente de que todavía quedan muchas cosas que cambiar en las fuerzas de seguridad estatales. De la mano del esclarecimiento de estos crímenes es necesario llevar adelante una profunda reforma para que la frase “Al servicio de la comunidad” que se lee en los patrulleros deje de sonar como un chiste de mal gusto.

5. Que la izquierda argentina deje de jugar a la revolución y se ponga las pilas. Todo muy lindo con tomar universidades para pedir terrazas recreativas (como sucedió en la facultad de Filosofía y Letras) o cortar las vías de la línea ferroviaria, que en la mayoría de los casos es el único medio que tienen cientos de personas para llegar a sus hogares en el sur del conurbano, pero de ahí a extender el caos para imponer un gobierno obrero, hay un camino bastante largo. Lo que no les podemos perdonar es que se hayan sentado en lo de Mirtha.

6. Que la derecha argentina deje de figurar en la tele y se ponga las pilas. El colo De Narváez ostenta el puesto número 182 por sus 867 palabras pronunciadas en el último año legislativo. ¡Ah! Pero eso porque no contaron sus discursos en TN. En serio, muchachos, ya es hora de que dejen de hablar para las cámaras y se pongan a trabajar. Si no tendremos que pensar que los verdaderos candidatos testimoniales eran ustedes.

7. Que sea ley la Asignacion Universal por Hijo. Una de las medidas más importantes del gobierno de CFK fue la inclusión de 4 millones de chicos dentro del sistema de seguridad social. La asignacion además de evitar los manejos discrecionales de planes permite al Estado tener un mayor control sobre los sectores de la poblacion más vulnerables al incluir como contraprestación la asistencia a la escuela y los controles médicos periódicos. Aún así, el paso no está completo hasta que la AUH se convierta en ley y sea indexada como las jubilaciones y las asignaciones familiares.

8. Que todos votemos a conciencia. Este es más que nada un corolario del deseo número 2. Ya nos desilucionamos con el punto final y la obediencia debida. Ya nos dejaron en banda con el salariazo, la revolución productiva, el megacanje y el tren bala. Es tiempo de que abandonemos la ingenuidad y a la hora de votar nos pongamos los pantalones largos. No podemos jactarnos de la viveza criolla y después sentirnos como un chico que descubrió que Papá Noel son los padres. Antes de votar por un spot publicitario, hagamos memoria.

9. Que se aplique la Ley de Medios. Puede parecer un tema menor, pero no lo es. Una ley que viene a reemplazar la normativa impuesta por la última dictadura y, al menos en espíritu, se propone democratizar el acceso a los medios de comunicación tiene un alto valor simbólico y no puede ser ninguneada. Las grandes corporaciones mediáticas son hoy el cuarto poder, y como tal deben ser reguladas por el Estado. Además, es la oportunidad ideal para hablar por nosotros mismos. ¿Se imaginan que los morochos no aparezcan en la tele solo en la sección policiales?

10. Que haya 30 días de vacaciones. Una bandera que podemos levantar todos sin restricción de raza, credo y color. Ya logramos un fin de semana largo por mes, ahora vamos por más.

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