Por ahí la cosa no es que lo medios hegemónicos cuenten un cuento que no es amparados por su dinero; sino que los medios alternativos no tienen un discurso lo suficientemente creíble o articulado para calar masivamente en la consideración popular. Pensar otra cosa es creer que la gente come vidrio. Si la realidad es una construcción, en una de esas el cemento que usan es viejo y los ladrillos son de barro. La información es en estos tiempos un producto. Si lo que se dice no es interesante no hay que echarle la culpa a la falta de pauta oficial. Lo que hay que hacer es decir lo que se piensa sin caer en la tentación de mostrar un culo en primer plano ni llamar a des alambrar.

Un día la masa despertó y encontró que los medios eran el nuevo cuco: “piedra libre para los intereses escondidos detrás de ese diario”. Al fin llegó el día en que la duda mella el concepto de objetividad y los dioses de la información bajan de su pedestal para ser simples mortales con cuantas a pagar, intereses, omisiones y agachadas. Pero en el acto acusador en el que se salió corriendo para gritar la mascarada operó también una omisión: quien grita la acusación de parcialidad también juega a la escondida. También le toca en su interés contar su relato debajo del arbusto más cercano a la opinión. Y está buenísimo si uno es militante y hace periodismo militante pero está malísimo si se tiene la pretensión de objetividad, que es, en parte, lo que espera el que prende la televisión o abre un diario. Porque todos tenemos historia e intereses, y todos sacamos un rédito personal cuando abrimos la boca a través de un medio. Algunos sacaran gruesos billetes y otros las simples moneditas doradas para el ego. Por eso 5 discos 5 de gente que nunca escondió por qué hace lo que hace, o sí. Porque en el fondo todos tenemos una razón poco decorosa para ser buenas personas


Santo pecado unplugged – 2003 – Ricardo Arjona. ¿Es necesario decir que si hay un músico castigado por la prensa ese es Arjona? Mitad por propio mérito, mitad por mala fe, los críticos de medios masivos han pivoteado siempre entre el desprecio y el aplauso, sino laudatorio al menos complaciente. Y los extremos son, en este caso, enormemente injustos. El guatemalteco es un compositor irregular, acaso demagógico pero cierto es que un cantautor pocas veces mantiene su nivel, véase sino a Serrat que hace quince años que no compone un disco a la altura de su leyenda. Por eso, con grabaciones acústicas de su disco santo pecado, esta es una muestra pequeña del proceso de preparación de una gira, con arreglos que van y vienen, con charlas de estudio y con microreportajes entre track y track que son el colmo del autobombo. Sólo para sus fans, que bien merecidos los tiene.

 

minutos dame

 

Ceremonials – 2011 – Florence and The Machine. Algunos medios, los más anglófilos en especial, desde fines del año pasado han posado su atención sobre este disco. Y no estaría mal que la prensa en general comenzara a mirar con mayor detenimiento al sonido barroco que desprende un disco por momentos inclasificable. Una voz que roza el lamento, la queja y el grito es la punta del iceberg de una orquestación sobrecargada, plena de detalles maravillosos que remiten a espacios amplios que oprimen en su espectacularidad. Porque Ceremonials es un disco de exteriores que, como dice uno de los mejores críticos españoles, cruza la barrera entre la grandilocuencia y el exceso. Sirva de ejemplo “What The Water Gave Me” para notar como impacta sobre extraños estados de ánimo haciendo estallar la belleza.

 

What The Water Gave Me.  no lights

 

Born To Die -2012 – Lana del Rey. ¿Por qué leemos una crítica? ¿Por qué prestamos atención a la información que dan? Porque la mirada del otro nos salva del solipsismo ombliguista de los propios gustos y pareceres. Y a veces esa nueva mirada genera mayor confusión, como en el caso de este disco. La prensa la amó cuando nadie podía decir quién era o qué era lo que estaba haciendo. Cuando la escucharon cantar en vivo la odiaron, la trataron de invento y la vapulearon. En 2 meses aprendió a cantar sin la ayuda de un protool y volvieron a amarla. ¿Por qué? Porque el desgano con el que canta hipnotiza y seduce. Porque el sonido que la acompaña remite al trip hop más inocente de mediados de los 90. Porque es extrañamente hermosa y porque su hit “Video Games” es una pieza exquisita de costumbrismo adolescente.

 

video games blue jeans

 

Espejos -2010- Ciro Y Los Persas. Una reflexión mal intencionada podría decir que los medios amaban a Los Piojos porque en realidad adoraban a Andrés Ciro Martínez, su cantante. De otro modo no podría entenderse por qué amaron un disco que no es ni una superación de su etapa anterior ni un cambio de rumbo. Un disco de Los Piojos pero sin Los Piojos. No es para nada un mal trabajo, todo lo contrario, pero hay algo allí que falta. Una ausencia musical lo recorre. Para ser honestos, la voz de Martínez está de tal modo asociado en el imaginario popular al sonido de su exbanda que desprenderse de ese bagaje le llevará mucho tiempo. No es algo que parezca importarles ni a sus seguidores ni a él, y está bien que así sea, mientras no se corra el riesgo de creer que ese sonido que lo volvió famoso es algo de su propiedad. Para escuchar sin grandes expectativas.

 

insisto  espejo

 

A propósito -2011- Babasonicos. Matías Capelli, editor de Inrockuctibles, suele polemizar preguntando y preguntándose si Babasónicos se vendió al sistema. Entre el sonido crudo de sus primeros discos, por ejemplo el experimental Vortice Marxista y Miami obró un cambio, sumamente atractivo; y ni hablar al llegar a su sucesor, el afamado Jessico. Pero desde ese disco hasta este sólo podemos encontrar un sonido que se muerde la cola a sí mismo, el mismo disco reversionado con matices diferentes que van hacia un mismo lugar: un pop/rock de primera calidad, ultra profesional y ganchero, cuidadosamente gestado y ejecutado pero el mismo disco al fin. Equipo que gana no se toca, dice el saber futbolero pero a veces, como en el periodismo actual, es divertido ver variaciones de opinión, cambios de posición, aunque más no sea para ganarse una puteada.

 

deshoras tormento

 


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