Las líneas internas del sindicato de los trabajadores del estado (ATE) eligen los colores como símbolo de identificación. Como sus diferencias no son solo cromáticas, Andén dialogó con dirigentes y representantes de las principales listas nacionales para comprender su historia y su lectura política de la actualidad.
Verde Anusate. Agrupación Nacional Unidad y Solidaridad de la Asociación Trabajadores del Estado.
Hugo “Cachorro” Godoy. Secretario General de ATE Nacional.
Andén: ¿Qué representa la lista verde?
Hugo Godoy: En los años sesenta, nació el color como expresión de diferentes listas en la disputa sindical, y como oposición al vandorismo, al peronismo sin Perón, a la disputa con la CGT de los argentinos. En ATE, la agrupación Anusate nació en diciembre de 1977, los compañeros que se reunieron en la Iglesia de la Santa Cruz estaban despedidos, expulsados del sindicato y expresaban una corriente de pensamiento ligado a la historia de la CGT de los argentinos. Héctor Quagliaro fue el fundador, había sido secretario de la CGT de los argentinos en Rosario y había estado al frente de los dos Rosariazos. También estaban Víctor de Gennaro, Germán Abdala, Cacho Mengarelli, que eran los hijos políticos de esa corriente de pensamiento sindical particularmente en ATE. Originalmente, la lucha de los trabajadores y la lucha por la defensa de los derechos humanos estuvieron muy emparentadas, porque el día anterior a esa reunión, se produjo ahí el secuestro y la desaparición de las Madres de la Plaza de Mayo y de las monjas francesas; el operativo del que participó Astiz, de triste recuerdo. Los compañeros se reunieron en la semiclandestinidad y trabajaron en la organización de la agrupación que tomó el color verde y se presentó a elecciones en 1984. Esto significó, principalmente, la posibilidad de recuperar el gremio de manos de un agente de la dictadura: Horvath había llegado como Secretario General y representante de la lista Azul y Blanca y había entregado el gremio a Massera. Fue en sí mismo un claro cambio, no solamente de colores, sino de políticas. Anusate ya participaba en la CGT Brasil, en agrupaciones gremiales peronistas y en las que fueron expresión más confrontativa con la dictadura militar. Del otro lado, estaban Triaca, Baldassini, Cavalieri, Horvath y otros dirigentes sindicales que expresaban la subordinación a la dictadura. Eran dos modelos claramente contrapuestos y, desde allí, se dio una posibilidad de desarrollo del sindicato, de avanzar en democracia interna y sindical; ATE recuperó la participación en la discusión política sobre el rol del Estado que había perdido. Hubo una posibilidad de crear una CGT, De Gennaro fue secretario de prensa en la CGT encabezada Ubaldini, pero cuando ésta se reunificó, durante el Menemismo, como “los gordos”, ATE se retiró y formó la CTA, como nuevo modelo sindical. El sindicato creció porque el nuevo concepto de sindicalismo permitió que el gremio no quede vinculado solamente a los trabajadores del Estado Nacional, sino que se abrió a los trabajadores provinciales y municipales. En las elecciones del 2 de septiembre de 2015, la Verde significó la ratificación del concepto de que ATE es de los trabajadores, gobierne quien gobierne, como contraposición a otras listas que quedaron subordinadas al gobierno anterior. Tenemos un concepto de autonomía de los trabajadores para intervenir en política, desde la capacidad de elaboración propia y de resolver en asamblea. En ATE se garantiza el debate interno, decide la asamblea, como un instrumento democrático y de poder de los trabajadores. Todo eso expresa el Verde en ATE.
Además de la autonomía, ¿qué más distingue el verde de los otros colores?
El abordaje de la discusión del Estado. No pensamos que por trabajar en el Estado somos sus dueños o los únicos que podemos discutirlo. Aspiramos a que el Estado sea propiedad del pueblo argentino. Lamentablemente, hoy el Estado está copado por las estructuras gerenciales del poder, pero nuestro esfuerzo permanente es el concepto de que los trabajadores del Estado nos vamos a salvar junto con toda la clase trabajadora; todos tenemos que discutir el Estado. ATE no es solamente un sindicato, es un movimiento de trabajadores que promueve la articulación con otras agrupaciones para debatir el modelo de estado y construir uno más fuerte, democrático, solidario y popular; es un signo distintivo de la Verde asignarle este rol.
¿Cuál es el efecto que genera en las bases la convivencia de los diferentes colores?
Genera riqueza. La diversidad no puede ser un signo de distanciamiento ni una zanja, tiene que ser una fuente de enriquecimiento; el debate interno y la existencia de distintas listas y agrupaciones son una riqueza y un motor de vida interna de la organización y de la posibilidad de que los trabajadores seamos protagonistas. Esa diversidad es posibilidad de debate, es decisión colectiva, y es lo que garantizamos en la lista Verde, como conducción del sindicato, que en ATE decida la asamblea. Es todo un ejercicio de proponer y de aceptar decisiones colectivas. Eso también es el mejor antídoto contra la intervención externa. La democracia interna es fundamental, la elección y la participación directas. En ATE todos los cargos se eligen por el voto directo y secreto de los trabajadores. Eso da mucha fuerza y lo construyó la lista Verde: la posibilidad de garantizar ese protagonismo de los trabajadores en todas las instancias de la organización. ¿Viste? Zafé del cliché de que el Verde es esperanza…
La Verde y Blanca. Fortalecer el Estado para liberar la Nación.
Carlos Caviglia, Delegado General. Archivo Nacional de la Memoria – Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Andén: ¿Cómo se originó la lista Verde y Blanca? Y hoy, ¿qué representa?
Carlos Caviglia: Es una confluencia de la Verde, de Germán (Abdala), y la Azul. Esto tiene que ver con una divergencia política que hubo en ATE. En los noventa, con el neoliberalismo y Menem, la CTA se construye con dos grandes identidades: los estatales y los maestros, junto con otros gremios que se opusieron a la política de vaciamiento del Estado. Luego, el kirchnerismo dividió aguas, en todos lados hubo una división “k” – “antik”. Hubo una izquierda, constituida durante los noventa, que entendió que el kirchnerismo le estaba robando las banderas y que tenían una posición que no era genuina ni auténtica. La CTA se dividió en dos a partir de esa discusión, y ATE es como el espacio que queda “antik”, aunque esa tensión queda encapsulada. Las paritarias anuales, las jubilaciones, el tema del empleo, la asignación universal por hijo, que eran banderas de la CTA, terminaron generando un quiebre dentro de ATE Verde. Entonces se armó ─como línea interna, no una lista separada─ ATE Verde de Germán. También, con la división de la CTA, un sector muy importante de ATE, al que le interesaba más estar en la otra CTA, armó la lista Azul. Yo soy de esa lista Azul, porque entiendo que la CTA de Yasky me representa, es una construcción que tiene una historia impecable, que siempre fue propositiva, no es que tira piedras por tirarlas. Para las elecciones 2015, la lista Verde de Germán y la lista Azul confluyeron en una sola: la Verde y Blanca, y ganamos la seccional Capital, la más importante del país. Actualmente, es la refundación, el ir por la defensa genuina de los derechos de los trabajadores sin bandería política. Es entender la defensa de los trabajadores desde su identidad de trabajadores sin perder la perspectiva de que hay un interés nacional más amplio que los intereses particulares, que los enmarca, no que los excluye; que la política laboral, la de ingresos, la monetaria, todo tiene que estar pensado en función de los trabajadores, del mercado interno, de la producción. Para poder pensar eso, como un combo, uno no se puede quedar en la chiquita salarial, que no es moco de pavo, obviamente.
¿Qué te parece que la diferencia de otros colores?
En el sindicalismo, hay colores tradicionales: la Marrón, la Bordó, que son de agrupaciones más de izquierda, trotskas, comunistas. De hecho, la Azul siempre ha sido la más peronista. La diferencia de los colores…, eso es complejo, son identificaciones al fin y al cabo. Entonces, el color es la bandera, lo que te unifica.
¿Cómo confluyen estos colores en el trabajo sindical?
Yo vengo de una junta interna que era un instituto de la Ciudad, empecé siendo delegado y pasamos a la Nación los ciento cuarenta compañeros. Esa junta está compuesta por compañeros de distintas filiaciones de colores: hay Azules, Verdes, Verdes de Germán, Marrones, Bordó, pero nuestro horizonte fueron siempre los conflictos que teníamos como junta interna con nuestra patronal y ahí conjugamos. Si bien los conflictos son inherentes, los consensos también son posibles. El consenso te lo da una meta común, más allá de con qué bandera va cada uno hacia esa meta. Esa experiencia es riquísima porque logramos, desde identidades distintas, conseguir cosas y caminar juntos en función de cuestiones que nos interesan a todos. Uno se mete a militar en el gremio o en cualquier lado porque cree que es lo que hay que hacer, es la gratuidad absoluta y no sabés adónde te estás metiendo; es tirarse a una pileta y siempre hay agua porque siempre hay compañeros.
La Bermellón. Frente de Unidad y Lucha.
Marcelo Brizuela. Secretario Gremial de Gran Buenos Aires Sur. Secretario de Comunicación de la CTA Lomas de Zamora.
Andén: ¿Qué es la Bermellón?
Marcelo Brizuela: Es una lista nacional, y la confluencia de actores combativos, que en dos circunstancias disputó la conducción con la lista oficialista Verde Anusate. En la última elección, la del 2015, estuvo encabezada por Raquel Blas, una dirigente histórica de los sectores que provienen del peronismo combativo, pero que rompió con la línea tradicional, la Verde. Después del 2010, entabló una lucha por retomar los métodos y las tradiciones del peronismo combativo que se fusionó con las bases y buscó el protagonismo de estas. Hoy está ligada al partido obrero y a las expresiones genuinas de la construcción de las juntas internas en Capital, de promoción social, del Ministerio de Trabajo, de Economía, de Estadísticas, donde “ATE desde abajo” pudo confluir dentro de la lista Bermellón toda esa experiencia de rescatar el método, el clasismo, de ir a la base, de la democracia sindical, de ese método que no es patrimonio de un solo partido de izquierda, sino que es de toda la clase trabajadora. En la Bermellón hay una línea de masas, no una línea de pegar a la colateral de un color; no es de tal o cual partido y se autoerige como el partido de la clase obrera. Nosotros entendemos que la pluralidad de colores refleja ese espíritu de no fraccionar a la clase trabajadora, de no enchalecarla con un color Verde, como hace el DeGennarismo, o con un color Verde y Blanco, como hace el sector que confluye con el kirchnerismo y con la CTA de Yasky.
¿Qué más los diferencia de los otros colores?
Nosotros impulsamos como eje diferenciador el fuerte protagonismo de la base en la elaboración de la política, el de los compañeros en cada lugar de trabajo y la unidad de lo que se considera el activismo con esa base, que no es una base militante, sino que son trabajadores. Y se fusiona con ese activismo desde la concepción de que no son unos los esclarecidos y otros los esclarecedores, sino que, en realidad, todos somos trabajadores, parte de esa misma clase y que en ese ámbito cara a cara, que son las asambleas y plenarios, podemos garantizar una línea correcta para poder ganar, y vencer los planes de aquellos que nos quieren sujetar al terror al despido y cambiarnos el eje de por lo que tenemos que pelear: la emancipación de la clase trabajadora, y no solamente las conquistas económicas por más salario y mejores condiciones de trabajo. No hacemos sindicalerismo, no hacemos economicismo. Creemos que el sindicato tiene que pelear por el derecho a condiciones dignas de trabajo, por que haya más compañeros empleados en las políticas públicas; porque trabajo no falta, lo que falta es la decisión de que el Estado sea un activo promotor. Pero una de las líneas de diferenciación de la Bermellón (y de la Víctor choque lista Marrón) es creer que la emancipación de los trabajadores no muere en la actividad sindical, sino que hay que construir una fuerza política, no un partido ni un estrecho frente electoral, sino una fuerza mucho más rica y diversa y por eso nos vemos reflejados en la experiencia de los sutebas multicolor.
La confluencia de colores, ¿qué genera?
Es absolutamente necesario que todas las corrientes que conviven en cada lugar de trabajo u organización gremial y que estén hermanadas por un espíritu de construir un sindicalismo desde abajo estén expresadas. Allí donde se anula, desde una mesa de conducción, la diversidad de voces que hay, se asfixia la fuerza de los trabajadores. Fue lo que pasó en el Congreso provincial de ATE en donde mil doscientos trabajadores aproximadamente intentamos debatir francamente que en esta etapa hace falta unidad y que los problemas, matices y diferencias que se generaron en el 2010 en la CTA hay que dejarlos, porque hay que enfrentar el macrismo, a Vidal. Los trabajadores mismos son capaces de superar, como pasó el 24 de febrero en las calles, las miserias o las debilidades de una conducción que no es capaz de estar a la altura y unificarse para golpear con un solo puño el ajuste y los planes del imperialismo yanqui y del gran capital para la Argentina y para la región.