Existe un concepto de cambio que no podemos frenar por más que lo queramos. El mundo, en sus aceleradas autopistas, nos invita a una reinvención constante y eso no solo nos afecta a los seres humanos, sino también a las empresas y a su comportamiento con la sociedad.

Aquí estamos en 2017, y tal como invita esta edición, la transformación es un concepto que no solo que se ha visto presente en todas las ediciones de los medios y en las personas, sino, por sobre todo, en las empresas.

Toda transformación implica algo más que un cambio. Si pensamos el cambio como un lavado de cara de nuestra marca, por ejemplo, esta puede mantener sus valores y aun así ser comunicada de forma diferente. Pero la transformación es todo aquello que no nos permite volver a la versión anterior, ya que nos habla de una evolución de las condiciones de forma. En la naturaleza, el gusano se convierte en mariposa y es el ejemplo más claro del que tenemos referencia.

Ahora bien, ¿qué pasa en la sociedad de hoy ante todas las transformaciones vigentes? ¿Será posible sostener una estructura empresarial que no se adapte a los nuevos requerimientos del mundo?

Innovación, colaboratividad y conciencia
Para responder dichas preguntas, es necesario comenzar a pensar en algunos de los vértices que hicieron que la transformación haya sido tan considerable.

En principio la tecnología irrumpió en el mundo hace varios años,  crece aceleradamente y modifica comportamientos y conductas tanto de clientes como de empleados. Las nuevas tecnologías resuelven problemas concretos, lo cual invita también a considerar la palabra “innovación” en las conversaciones diarias. Esta proviene del Latín “innovatio”, que se traduce en “crear algo nuevo”, y está compuesta por el prefijo “in”, que significa “estar en”, y “novus”, que significa “nuevo”. Entonces, podríamos decir que la innovación es el proceso por el cual se crea algo nuevo, pero, por sobre todas las cosas, soluciona una necesidad o deseo puntual y resuelve el problema inicial que lo causa.

El requisito para que un producto sea innovador es que tenga impacto, por ende, tiene que haber sido testeado y haber logrado cambios importantes en esas necesidades o deseos. Sino tan solo es un producto creativo, pero no innovador.

El segundo concepto que se ha introducido en los últimos años es el de la “colaboratividad”, que se traduce como la capacidad de conectar personas, empresas y cosas con un fin en común. Abrir los diarios de hoy, mirar los casos de empresas asociadas con fines compartidos, las redes sociales vigentes y las relaciones humanas, nos invitan a pensar que toda acción que hacemos está ampliamente conectada a la del otro y que, a través de la colaboración, las empresas y personas llegan mucho más lejos en sus objetivos y acceden a un grupo mayor de personas.

Aún recuerdo la frase ploteada en una de las paredes de una empresa en la que pude colaborar que decía: “Si deseas ir más rápido, ve solo. Si deseas ir más lejos, ve acompañado”. Nada más cercano a ese concepto que la colaboratividad.

En tercer lugar, encontramos a la capacidad de tomar conciencia por el medio ambiente, habilidad que los seres humanos están desarrollando a pasos agigantados. Hemos comprendido que no solo vivimos en un país, sino que habitamos el planeta tierra y que tenemos recursos que son finitos. Esto nos lleva a que no solo pensemos en nosotros mismos, sino también a que nos preguntemos qué planeta dejaremos para las generaciones siguientes, para nuestros hijos, para los hijos de nuestros hijos.

Empresas triple impacto
Combinando estos tres conceptos, es que creo que surgen transformaciones que ya no podemos frenar, que vienen con una evolución como sociedad y como seres humanos que ya no tiene vuelta atrás. Una de esas transformaciones es que las empresas de hoy están migrando a conceptos de “Triple Impacto”.

Ahora bien, ¿qué es una empresa con Triple Impacto?

Hace un tiempo que el éxito pasó a definirse de manera diferente para las corporaciones. Antes las ventas eran el resultado único que garantizaba el éxito y, hoy en día, es necesario también estudiar otras variables, ya que el cliente valora mucho más que un buen producto. Entonces, podemos decir que empresa triple impacto es la que busca impactar en tres áreas específicas: social, ambiental y económica.

Desarrollemos cada uno de estos impactos:

Impacto Social: donde los empleados son el centro de atención de la organización, aspectos como equilibrio con la vida familiar y promoción de la igualdad son fundamentales. Además, es necesario ir detectando posibles necesidades de la comunidad para poder resolverlas.

Impacto económico: el que más se recuerda de años anteriores. En este impacto, se valora el resultado comercial, pero por sobre todas las cosas cómo se ha llegado a él, teniendo en cuenta la gestión, el trato a los clientes y la productividad de sus empleados.

Impacto Ambiental: busca que los productos y procesos de fabricación en los cuales se generan sean amigables con el ambiente. Reciclaje, consumo responsable de energía, y tratamiento de residuos son factores importantes por analizar para ser certificado como empresa Triple Impacto.

Este tipo de empresas también son llamadas empresas sustentables. Aquellas compañías que quieren adaptar esta nueva filosofía de trabajo pueden ser asesoradas por una organización que se dedica a englobar todas las empresas triple impacto: SISTEMA B. Esta busca que las empresas sean un negocio rentable, pero con altos estándares medioambientales y sociales. Surge como iniciativa de B Lab, una compañía cofundada en 2006 por Jay Coen Gilbert “desde la que se trata de crear las condiciones necesarias para que prosperen las empresas que tienen vocación sostenible”.

Ya son más de 2100 las empresas que han obtenido esta certificación en el mundo, según expresa Francisco Murray, director ejecutivo de Sistema B en la Argentina. Instituciones que ya no ven la manera de hacer negocios como era antes, sino que están comprometidas con modelos innovadores con estos 3 requisitos:

  • Propósito: crean impacto positivo en el ámbito social y el ambiental.
  • Responsabilidad: tienen como fin primordial los intereses de los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente.
  • Transparencia: publican informes anuales sobre el impacto social y ambiental, certificado por un organismo externo e independiente que le da veracidad a sus datos.

Tanto en América Latina como en el mundo, las personas empiezan a compartir una gran búsqueda que sistema B define como: “Una nueva genética económica que permita que los valores y la ética inspiren soluciones creativas colectivas sin olvidar necesidades puntuales específicas”. Actualmente hay 59 empresas triple impacto en Argentina y un centenar en lista de espera, esperando por certificar en el próximo año.

Las empresas triple impacto nos invitan a «Ser la mejor empresa para el mundo y no la mejor del mundo», intentando alinearse en esta transformación constante donde cada día nos vemos como parte hiperconectada de este mundo. Este año el congreso está avanzando en una propuesta donde busca reconocer a estas empresas para identificarlas como «sociedades de beneficio de interés colectivo» (BIC), en búsqueda de un mundo empresarial más innovador, más colaborativo y sumamente más consciente.

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