El pasado 10 de diciembre se cumplieron 28 años de la vuelta a la democracia, y tres desde la aparición de este periódico, motivado en la libertad de expresión, la pluralidad política y la liberación de los pueblos. Andén es un paraje, pero de ninguna manera la ausencia de movimiento, eso sería quedarse en un andén y no recorrerlos. Este periódico, en cambio, se piensa como un tren, que realiza un viaje, se abre un camino y llega, para bien y para mal, a un lugar donde detenerse, donde intercambiar, donde pensar, dialogar y seguir. Nunca llegaremos a lugares definitivos, eso lo tenemos por seguro, y creemos que es una virtud. Porque la distancia que existe entre no llegar a algo definitivo y la ausencia de todo lugar y sentido, es demasiada grande, y porque dentro le cabe mucho recorrido.
Castillos de arena – Editorial 63
Y un día el tren llegó a un andén repleto de niños y niñas. Un andén para la niñez, un andén desde la niñez y por qué no, hacia la niñez. Desde lo más profundo y auténtico del existir. ¿Por qué abordar la cuestión de la infancia si somos todos adultos? Si hacemos cosas de grandes, ¿para qué pensar en cosas de chicos?
La era pop – Editoral 62
Situar el pensamiento en este territorio implica, ineludiblemente, plantear grandes discusiones con la tradición de pensamiento homogeneizante y colonizador que durante siglos tiñó nuestras páginas con producciones o reproducciones de sentido con un marcado anatopismo cultural, dando cuenta de la miopía de nuestros intelectuales, cíclopes admiradores de Europa.
Tumbas, nichos y otras políticas alegres – Editorial 61
Toda forma de política ha nacido como un intento por evitar o paliar aquello que conduce hacia la muerte. Hacemos política para evitar tener que ir a la guerra, para salvaguardarnos mutuamente de las inclemencias de la naturaleza, para que nos sea más fácil acceder al alimento. Pero la muerte no puede ser vencida por tal artificio humano. Está, de modo inexorable, un paso más allá de cualquier esfuerzo que hombre o sociedad alguna realice. Este número de Andén constituye, junto con el número 60 dedicado a la temática del cuerpo, una díada antropológica en la búsqueda del límite del hombre y de la mujer como ser, como una entidad troquelada y puesta en perspectiva, de cómo nuestros apetitos y deseos limitan nuestro campo de acción en un mundo del cual tenemos experiencia a través de un cuerpo que comienza a morir en el mismo momento de su alumbramiento.
Carne, carne, carne – Editorial 60
El cuerpo, biológicamente entendido, está organizado de modo tal que todas sus funciones y estructuras están estrechamente vinculadas. Esa tensión interna sostiene al ser humano en la existencia; no obstante ningún organismo puede desarrollarse sin un diálogo con el afuera. El mundo exterior, el puramente físico y el mundo cultural y de las subjetividades propias de cada cultura, recorta al cuerpo dándole un espacio, un modo de andar en él, un peso específico, un volumen, una sexualidad. El cuerpo y su dominio es, quizás, el primer y último campo de batalla del hombre. Desde los inicios del pensamiento organizado el dominio de las pasiones, los placeres y los padeceres del cuerpo ha quitado el sueño a moralistas y religiosos, médicos y pensadores de toda laya y condición.
Nac & Pop – Editorial 59
En sus 11 tesis sobre la política, Jacques Rancière refiere que la esencia de la política es la manifestación del disenso, dado que manifiesta la presencia de más de un mundo. Esta definición sintética y desplegable de un concepto tan debatido en la vida diaria, puede resultar una gran herramienta para pensar la confluencia en estas semanas de abril, en esta víspera al día de los trabajadores, de los hechos que tuvieron lugar en nuestro país y la temática a abordar en este nuevo ANDÉN.
Una fe que aspira al cielo mirando la tierra – Editorial 58
Los vínculos entre fe y política, de más está decirlo, son problemáticos. Los entrecruzamientos teóricos, simbólicos e históricos se dan desde el mismo momento en que una comunidad se constituye como tal. Una teoría acerca de la relación de la divinidad con un grupo de hombres y mujeres presupone también un modo particular de relaciones dentro de ese grupo. La historia política de cualquier grupo presupone, por ende, la existencia de una concepción particular de lo transmundano. De ese maridaje siempre en tensión han brotado caudales de tinta justificando y criticando, indagando sobre los pequeños y los grandes detalles que colocan a la fe, al hombre y en un mismo campo de fuerzas sociales.
Ahora y siempre – Editorial 57
El 24 de marzo es una fecha especial para todos los argentinos. No puede pensarse de otro modo. Hay pocas marchas tan conmovedoras en nuestro país como la que evoca el día de la memoria. En pocas ocasiones se ve a lo que se llama la izquierda, al peronismo y al radicalismo desfilar por avenida de mayo y llegar hasta la plaza que por tantos años fue la plaza del dolor.
¿Tengo un plan? – Editorial 56
La máquina avanza lento, inconfundible. Las vías, a diferencia de los caminos, tienen pocas posibilidades, la incertidumbre es menor. La determinación, en ciertas ocasiones, demasiado arbitraria. El tren se detiene en un andén donde muchas opiniones confluyen, chocan, se debaten, se quiebran y se rearticulan. Definitivamente, no es el ANDÉN de la seguridad.
Imitación del hombre – Editorial 55
Que la naturaleza imita al arte o el arte a la naturaleza es un tema harto debatido. Sobre ello, Wilde recurrió al ejemplo de la bruma de Londres: la bruma no era producto de la naturaleza, sino que se originaba en la pintura, es decir, provenía del arte. Para Wilde, el arte imitaba la naturaleza. Por un lado, la naturaleza depende exclusivamente de cómo la percibimos y cómo la comprendemos, y es en ese sentido que la naturaleza depende de nuestra capacidad creativa, de nuestra ingeniería artística, de nuestra simulación consensuada, colectiva y personal. Por el otro lado, somos producto de la naturaleza, habitamos la tierra, no somos sus dueños, y bien haríamos en empezar a reconocernos como tales. Desde este lugar, aquellas construcciones que realizamos, no serían más que copia e imitación, o producto natural.