Escribo estas líneas mirando el reloj con cierta impaciencia. Todo el tiempo estoy llegando tarde, todo el tiempo tengo que estar yendo hacia otro lugar. Imposible sentarse a escribir. Muchos menos a re-flexionar, a realizar esa acción del pensamiento que implica detenerse y volver sobre las cosas, los acontecimientos, las ideas. Detenerse, para avanzar. No, imposible. Solo hay avance. Las maquinas perforados avanzan en el cerro, el gobierno avanza en sus declaratorias de muerte, la justicia avanza en su persecución de los que estorban. No, imposible detenerse. Y, sin embargo, hay una voluntad que pecha, que tira, que te dice,
Maglione no existe, visítela.
Algún tiempo atrás, apareció en la red social del odio #Twitter un “hashtag” una tendencia, muy particular, #CatamarcaNoExiste. Intentar ensayar la explicación de un chiste o de una ironía, aburre tanto al escritor como al lector, a la ves que es un imposible. La cuestión es que la cuenta de Turismo de Catamarca, entendiendo todo, respondió (no cito textual) “Catamarca no existe, ah re que si, los invitamos a conocerla”. Repito: entendiendo todo lo que hay que entender, y que es imposible de explicar.Lo que también es imposible, es que un pequeño pueblo de agricultores del norte de Italia llamado
El día de la mujer es todos los días y otras consignas para la revolución feminista
Primero lo primero. Este texto surge de la participación en una actividad colectiva y autogestionada por lxs compañerxs de la Juana Azurduy. No pretende ser una crónica reveladora ni un panfleto. Apenas es la expresión escrita de vivencias, impresiones y deseos de una mujer que trabaja con otras mujeres, y su necesidad de compartirlas.
No hay navidad para los conicetos
Grandes proyectos se hacen con la técnica de los mosaicos: mínimas piezas son colocadas pacientemente para que enormes objetos se formen y para que con esfuerzo y constancia, los límites de lo posible se corran.
Sobre el muerto
Y se murió nomás. Sabíamos que en algún momento iba a pasar, pero ya no le dábamos crédito. Había pasado por todo y sobrevivido a todos; y un día, sin haber dicho «esta boca es mía», se murió. Y resulta que todos lo admirábamos, que todos teníamos una foto suya en el ropero, un libro, una anécdota. Resulta que lo admiraban, incluso, aquellos que no estuvieron, en su vida, ni remotamente cerca de sus ideales; y aquellos para los que lo único bueno de esa isla eran las playas, la prostitución complaciente y el ron.
Sobre Fidel, Cuba y la revolución cotidiana
Hoy es imposible escribir sin un nudo en la garganta. Hoy seguramente no sea el día más indicado para una reflexión crítica e histórica sobre todo lo que fue, es y será la Revolución Cubana y la figura de Fidel Castro en ella. Por eso, hoy, tal vez, sea conveniente buscar en otras emociones para decir algo, en otros recuerdos y experiencias.