Aprendiste el abecedario jugando al ahorcado, la trasposición lúdica de la afasia. El mutismo de aquel que se queda sin aire y sin vibración posible y no puede enunciar libremente lo que desea. Tus compañeros te tiraban las letras que el muñequito no podía articular y a medida que salían desaciertos, acercaban al muñeco a su inminente aniquilación. Después aprendiste las reglas del Tutti Fruti, el juego autogestivo, fácil de improvisar y útil para desarrollar el pensamiento analítico, la idea de categorías generales y el concepto de hipónimos e hiperónimos. Te adaptaste a la falta de papel y te aggiornaste con el repechaje.
Con la lengua atada. En busca de un nuevo resurgimiento del lenguaje escrito – Andén 78
Nuevas formas de comunicación, nuevas formas de escritura. Hoy las palabras nos quedan chicas, y recurrimos a imágenes y a simbolismos en el surgimiento de una nueva lengua.
Arteterapia…, ¿otro lenguaje o el mismo? – Andén 78
Muchas veces lo verbal no está. Muchas veces la palabra es solo un balbuceo. Muchas veces la palabra no basta. ¿Qué significa comunicarnos desde otro campo que no sea el verbal?
“Hay que evitar que se hable de nosotros en tiempo pasado”. Diálogo con Carmelo Sardinas Ullpu, profesor de Quechua en la Universidad Nacional de la Matanza – Andén 78
A pocos días de la Fiesta Nacional de la Pacha Mama, surge la pregunta sobre las lenguas y los idiomas que denominan lo sagrado ancestral. Silenciadas por la opresión colonial, decenas de viejas voces han desaparecido o están en peligro de perderse para siempre. De los avatares de la lengua equívocamente llamada quechua, de su enseñanza y de sus proyecciones, Andén charla con Carmelo Sardinas Ullpu, especialista, docente, guardia de honor en la asunción de Evo Morales y una de las voces más autorizadas en la Argentina sobre idiomas originarios.
Surcos con la lengua – Andén 78
El origen de la angustia es la ausencia de palabra. Nombrar es el primer paso para ahuyentarla, pero a veces las que tenemos no alcanzan, por eso hay que inventar. En ocasiones, tampoco eso sirve. La ferra en el pecho se agarra, aunque llante. Lagrimo milpesares escalofriando mis ahogos, en tanto mi desconcierto de aquejas rotura todos los silencios.