El arte se lleva mal con el orden. Desde que Platón impugnó a los poetas en el gobierno de la polis, los creadores –cualquiera sea su especificidad– siempre han sido mirados con desconfianza. Por eso Andén va hacia las fuentes y le pregunta a un artista callejero cómo es vivir bajo la mirada atenta de las fuerzas de seguridad y la mirada autoritaria de quienes consideran que expresarse en el espacio público es una suerte de ejercicio del terror.
5 discos 5 para calcar en el mapa dos islas perdidas – Andén 69
Las Falkland no son dos islas ubicadas geográficamente en el ano congelado del mundo. Las Malvinas no son dos parcelas a todo color que se calcan de un mapa en Abril para que la maestra de turno nos ponga un “muy bien diez felicitado”. Que Malvinas fuera una guerra repleta de muertos es, en todo caso, un hecho anecdótico. Malvinas es una herida narcisista en una sociedad cuya única dignidad bélica terminó en 1816, cuando las oligarquías patrias decidieron que los opresores, ahora, serían ellos.
5 discos 5 para la protesta social – Andén 25
La verdad es que, en la época del negocio a toda castaña, la música de protesta es poca, escasa y básicamente no pasa de ser una pose. Desde la irrupción del inmenso Bombita Rodríguez, toda postura a favor de la protesta queda, si no ridiculizada, al menos algo más a la derecha de los que daba a entender. La música, chicos, es un gran negocio que requiere de dinero. Y el arte, por sincero que sea, se vende. Por eso el rocker en el piquete resulta extraño, por eso Bono caminando con los popes del FMI por las villas miserias del mundo parece una postal de un mundo a lo Walt Disney. Y porque en ocasiones las nuevas modalidades de protesta desmarcan a Viglietti y Silvio Rodriguez, a Manu Chao y a Manic Street Preaches.