Voces en la piel – Andén 74

Las repercusiones que una voz puede generar a través de un medio de comunicación son incalculables y peligrosas, en FM Vorterix, una locutora de un matutino periodístico contaba una experiencia que había vivido con respecto a la inseguridad, concluyendo que, quién la había intentado robar era una persona bien vestida y con un skate, hecho inesperado, ya que los ladrones para el imaginario popular están mal vestidos, son morochos y no usan skates. Este ejemplo se reproduce hasta el hartazgo, tanto en los medios como en conversaciones que se dan en los diferentes ámbitos de la vida social.

Tierra de gente guapa: entre el orgullo y el estigma – Andén 74

En la provincia de Catamarca se extiende de sur a norte la Sierra de Ancasti. Subiendo la Cuesta del Portezuelo con dos horas de micro ya está uno arriba. Desde allí se ve el amplio valle donde se construyó la capital provincial, rodeada de todos los verdes, algarrobos y cardones de los cerros más bajos. A medida que se va subiendo, se siente el cambio del clima: el aire fresco y limpio y una calma de árboles y cuarzos que te van despojando del calor y el movimiento de la ciudad.

Orlan o un Prometeo del siglo XXI. Un cuerpo hecho de estigmas – Andén 74

Ya lo explicó Lacán: el yo se define por una identificación con la imagen de un otro, por otro y para otro. El yo no es el centro del sujeto, sino que más bien está constituido, por un «baratillo de identificaciones», por un patchwork de imágenes singulares. En estas épocas que vivimos, la preocupación por la estética personal ha alcanzado niveles nunca antes vistos, los cánones de belleza han llegado a lugares imposibles, los centros de estética han colmado los anuncios y las calles (cual Starbucks en aquel capítulo de Los Simpsons); cualquiera tiene al menos un conocido que ya se ha hecho algún “retoque”; y un implante de senos es un posible regalo de cumpleaños para las niñas que cumplen 15.

La estigmatización en la medicina – Exclusivo Web

«He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.” Cuando la Real Academia Española define “Estigma”, como “Marca o señal en el cuerpo”, olvida, sin duda, a Saint-Exupéry, e ignora las huellas, “invisibles para los ojos”, que en el “alma” de los seres que la padecen, dejan la discriminación y la estigmatización.