Lo frágil de la locura, o del intento de transitar los extremos sin perder la razón – Andén 79

La vorágine de la vida urbana es fácilmente asimilable a la locura. Miles de estímulos, órdenes, un ritmo de vida y expectativas que se reciben, se procesan y actúan con un mínimo de conciencia disponible. Ya Marx nos explicó que la alienación es parte de nuestra vida desde que venimos a este mundo capitalista. ¿Es posible entonces escapar a la locura? ¿Un segundo de conciencia libera? ¿Cómo pasamos de ella a la acción coherente?