Fukuyama, desde la derecha neocon, lo tomó de Marx. Y Marx, desde el izquierdismo científico recién fundadito, lo tomó de Hegel; y éste, sin muchas vueltas, de la escatología cristiana, en especial de muchachos como Agustín de Hipona y Juan, el evangelista, que llevaban una larga temporada viendo crecer las flores desde abajo.
El Fin de la Historia: pensamiento único – Editorial 38
La tarde cae, el sol se esconde en el horizonte y la noche rebalsa el cielo. Curiosa estación a la que se arriba una fría noche de un otoño, casi de invierno. Y el fin. El final del recorrido y su constancia. ¿Puede acaso pensarse el final y la constancia a la vez? ¿Tiene sentido hablar de fin y recreación? ¿Puede escaparse –aunque sea mentalmente- del eterno presente que atraviesa la existencia? Pero alto, ¿No estamos acaso en las puertas de una ficción?