El rostro ajeno – Andén 89

En una novela de Kobo Abe, a la cual le robo el título para este ensayo, un cirujano plástico es víctima de un accidente que le deforma la cara y lo obliga a compararse con un hibakusha, un sobreviviente de la bomba atómica que quedó desfigurado de por vida. Esto lo lleva a forjar una máscara tan perfecta y precisa como un rostro humano con el propósito (o excusa) de reconquistar a su esposa, quien lo rechaza por su deformidad. Comienza así la historia de una extraña forma de adulterio que está repleta de reflexiones sobre la identidad porque, por supuesto, la máscara se va a adueñando poco a poco del personaje: “¿Acaso tener un rostro es un requisito tan importante?”, “Podemos sacarnos algunas máscaras, pero no todas”, “Lo que llamamos amor es en realidad el juego de desenmascararnos unos a otros”.

Un día de Diciembre

Era un día de diciembre, el último de la primavera. Durmió poco la noche anterior. Miró la tele hasta muy tarde. Siempre estuvo atento a lo que ocurría a su alrededor, dispuesto a brindarse a los demás, a comprometerse para mejorar todo lo que estuviera a su alcance. Sentía ese deber moral, era imposible evadirlo. Así entendió aquello de “haced esto en conmemoración mía” que le transmitieron en la catequesis de su comunidad en el barrio.