Ayer mismo, mientras trabajábamos en una clase de piano, la primera de las Gymnopédies de Erik Satie, traté inocentemente de entusiasmar a mi alumno diciéndole que esta piecita es buenísima para levantar alguna minita. “Tocate una que sepamos todos” le van a decir en alguna velada festiva con piano incluido; y él, impávido, va a conquistar una damisela interpretando esta preciosa obra. Recordé entonces, que cuando tenía algunos años menos de los que tengo ahora, tocaba a cuatro manos la Danza húngara Nº 5 de Brahms con otro pianista -que en aquella época se ganaba el pan tocando música funcional al piano en un resto-bar-teatro muy cool del barrio de Almagro/Palermo/Recoleta-; recordé además, que cada vez que tenía ganas de recibir unos aplausos sin demasiado esfuerzo, me apersonaba en el citado bar de la calle Mario Bravo para enardecer a las masas con este hitazo de la música clásica.
Diálogo con Santiago Santero: «La curiosidad de todos nosotros nos lleva a donde nos lleva» – Andén 37
Santiago Santero nació en Buenos Aires en 1962. Estudió piano en el Conservatorio Nacional de Música, dirección orquestal en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata y composición con Guillermo Graetzer y Mariano Etkin.