Ninguna actividad humana puede jactarse de reproducir lo real sin opacidad alguna. Lo que vemos y lo que comunicamos es un constructo, más o menos consciente, más o menos asumido que incorporamos a fuerza de prueba y error desde que nos paren hasta el chau definitivo.
Incluso pensamos lo real como quienes construyen una pared con Rastis, de manera prefabricada, con bloques veteranos que vamos heredando y apilando entre todos en el pozo sin fondo de la costumbre. Cualquier persona con una pisca de honestidad intelectual debe asumir como propia la obligación de desmontar esa ficción y explicitarla, darle lugar en sus discursos y sus reflexiones para no cometer el imperdonable error de los papanatas que es creer que las cosas ocurren por simple naturaleza. Por eso cuando escuchamos las noticias y leemos los diarios y periódicos (incluso este) debemos hacerlo precavidos de que allí opera un montaje ideológico, una mirada atravesada de intereses, intensiones y deseos que casi nunca juegan limpio. Más aún si en las variopintas polémicas del mundo se acuerda con lo que se lee, pues de tanto jugar al gato y al ratón se corre el riesgo de olvidar que, en ocasiones, el ratón es uno. Por eso mismo 5 discos 5 para desconfiar prudentemente del noticiero opositor, de las estadísticas oficiales, de la verdad revelada y de la indignación pequeño burguesa porque, como tantas otras veces, Perón se equivocaba: la única verdad no es la realidad■
200 k/h in the wrong lane –1999–TaTu. Un ejemplo de las prevenciones que deben tenerse ante cualquier estímulo del mundo. El cronista de discos cometió el error de creer en su momento que el sonido de estas dos mujeres sería la salvación del euro pop. Nada más errado. El coctel ideal para llamar la atención: dos quinceañeras preciosas, rusas, lesbianas, exponiendo su relación al mundo, como Sandra y Celeste, pero en plan porno soft. ¿Qué más? Todo onanista de medio tiempo compraría el combo y más aún si el sonido que las acompañaba era un claro diseño de marketing a todo volumen pegadizo e histriónico. Una reinterpretación del fenómeno Britneay Spears allende los Urales sin ninguna intención de integrar sexualmente a ninguna minoría sólo vender la promesa de una masturbación segura y efectiva. Poco importa que la farsa, tiempo después, se confirmara. Un hermoso engañapichanga con dos hits entretenidos y simpáticos “All the thing she said” y “Not gonna ge us”.
Actriz -2003- Leticia Bredice. Se dijo de esta placa que era una pobre imitación de Macy Grey. Se alabó a la actriz que autoparodiaba el riesgo de la empresa pero se condenó a la cantante. Se ignoró piadosamente el disco porque acaso se valoró más su personalidad desconcertante y atractiva. Y se cometió un error. No es la quinta esencia de la música pero no hay en la Argentina muchas mujeres que hayan hecho un disco así: moderno, francamente comercial e indie al mismo tiempo, que mezcle el drum & bass, el ñu soul, la milonga y la balada brasilera de los años 70. Esa osadía, mitad bizarreada cool, mitad autoindulgencia elegante le permiten estar en este ranking. Covers poco logrados, es cierto, pero no por eso menos efectivos. Destacadísimos su corte “No love, no sex” (donde sí le cabe la crítica de imitadora de Grey) y la inmejorable “Sobrevivir sin amor” en la que, digan lo que digan de ella, canta bien y hace mover la patita.
Echoes -2003- Lacrimosa. Si hay algo sobre este grupo alemán de lo cual desconfiar es el mote de gótico, de metal soul, con el que la prensa especializada e incluso sus fans han querido venderlos e instalarlos. Son mucho, muchísimo más que eso. ¿Tristes? Sí. ¿Oscuros? Por supuesto. ¿Crípticos por su idioma, sus climas y sonidos? Evidentemente, no obstante seducen, impactan, por su imagen, por sus letras y orquestaciones que parecen fuera del siglo al que pertenecen y los vuelven híbridos mitad decimonónicos mitad posmodernistas. Éste, su disco más comercial y accesible presenta joyas como la inicial “Kyrie” un instrumental a pura orquesta que más de un compositor de escuela envidiaría o “Durch nacht und flut” donde dejan en claro que en el lado de lo oscuro de la fuerza, también hay una luz de poesía, de esperanza y entrega.
Greates hits –2001- Five. Es muy común el prejuicio de ningunear cualquier producto masivo. Atacados a diestra y siniestra por pertenecer a la época de los grupos de chicos lindos con coreografía se ha olvidado de forma ignominiosa que fueron los más talentosos de su género. Absolutamente bailables, desacartonados, capaces de los covers más improbables, reunieron (sus productores, claro) en una sola placa hit tras hit con un aire disco que no lograron ninguno de sus parientes como los Backstreet Boys o N´sync. El prejuicio ha ayudado a borrar de las memorias el hecho de que muchas de sus canciones musicalizaron una edad del mundo y la efervescencia de adolescentes a las que hoy les cuelgan hijos y años. Para repensar nuestras certezas sobre lo masivo y lo pasado.
Mediocre -2008- Ximena Sariñana. ¿Por qué hay cantantes mexicanas tan buenas? ¿Por qué tienen una sensibilidad tan reconocible? Perteneciente a la estirpe de Ely Guerra, Julieta Venegas y Natalia Lafourcade, el primer trabajo de esta actriz del montón deja en claro que lo que dice cierta prensa a través de sus críticas es, por una vez, cierto: debería abandonar la actuación y dedicarse a esto que le sale tan pero tan bien. Canciones delicadas, femeninas atravesadas de una poesía descuidada y honesta. Una ejecución repleta de detalles secretos que se develan al escucharla: texturas en su voz, en sus fraseos y pronunciaciones que corren la cortina y dejan ver destellos de una fragilidad conmovedora. Basta el ejemplo de “No vuelvo más” para darse cuenta de que se está ante una muy prometedora carrera. Salud.