Todos los años, durante el mes de noviembre sentimos el mismo canto producido por una especie de pájaro. No podemos saber si algunas no son las mismas aves del año anterior. De todas formas, allí están, a lo largo de los años, haciéndose notar de la misma manera, al menos en su esencia. Así ocurre con muchas personas que a lo largo de la historia se manifiestan de distintas maneras, pero con la misma misión y búsqueda, la de construir un mundo más justo. Sin duda, la lucha de los trabajadores es motor fundamental de esa construcción.
En nuestro país ha habido muchísimos seres que han sido parte de esa historia tan digna, tan respetable. Desde aquellos anarco sindicalistas, de fines del siglo XIX, que tanto lograron en esas luchas que iban mucho más allá de las mejoras laborales, como las 8 horas de trabajo diario, porque el verdadero objetivo de muchos de ellos era construir un mundo distinto. Así lo describe Antonio Pellicer en noviembre de 1900 en su escrito en La protesta humana, periódico nacido en Buenos Aires en 1897:
“una rama de la organización obrera, que puede denominarse revolucionaria, la constituyen aquellos plenamente convencidos de que trabajan rectamente por el triunfo del ideal; y otra rama, que puede llamarse económica, constituida por las masas obreras que pugnan por mejorar su condición, contrarrestando los abusos patronales, no bien convencidos aún de que, si los esfuerzos empleados por parciales mejoras se hicieran por la completa emancipación, con menos sacrificios y tiempo, ésta se lograría”.
Estos obreros anarquistas, con una disciplina a toda prueba, lograron un gran avance y dejaron una semilla. Dieron prioridad a la educación libertaria, a la imprenta, con la gran fuerza de la solidaridad.
Con ese mismo espíritu, en una de sus máximas expresiones, veo a Agustín Tosco. Dejemos que él mismo nos hable a través de esta selección:
“Nací en el sur de Córdoba en el año 1930. Mis padres eran campesinos y yo trabajé junto a ellos, desde chico, una parcela de tierra. Después de cursar el colegio primario, me trasladé a la ciudad e ingresé como internado a una escuela de Artes y Oficios. Allí se discutía mucho y ese diálogo permanente me incitaba a profundizar la lectura. Siempre me gustó leer. En mi propia casa con piso de tierra y sin luz eléctrica; me había construido una pequeña biblioteca, precaria pero accesible.”
“Hago lo que hago porque quiero a la justicia. Si bien yo nací en una familia de pequeños propietarios y no he experimentado la injusticia que sufre tanta gente, tantos trabajadores, sé que no sólo lucha contra ella quien la padece, sino también quien la comprende. Claro que la represión la hemos sufrido nosotros también. Pero lo fundamental es que todos los que tenemos un concepto de justicia y equidad, debemos luchar para construir una nueva sociedad que permita al hombre salir de la enajenación a que lo conduce este sistema que afecta hasta el derecho de vivir. La mortalidad infantil, el analfabetismo, la deficiencia sanitaria, la falta de vivienda son parte de este sistema injusto.”
“Mi opinión sobre la violencia es la misma que ha sido definida por la reunión del Episcopado Latinoamericano en Medellín. Latinoamérica sufre de una violencia institucionalizada que oprime al hombre, lo frustra e impide su realización al mínimo nivel de la dignidad humana. Esta violencia ha engendrado su respuesta que en muchos casos corresponde -como dice Medellín- a una legítima defensa. Esto no significa sustentar como medio político la violencia ni como objetivo humano. Nosotros sostenemos que el hombre es un ser de paz que busca su redención. Pero en definitiva, los grandes responsables de la situación de violencia no son los que actúan en respuesta sino quienes la generan basados en un concepto discriminatorio de la sociedad en la cual, deben existir círculos privilegiados y grandes masas: La paz es ante todo obra de la justicia”.
“Nuestras armas, las armas del pueblo, son la verdad, la libertad, la justicia, la nobleza, la dignidad. Esas son las armas morales con que hemos luchado nosotros”.
“Sólo la lucha por la plena democracia sindical de bases se considera camino apta para la autodeterminación de los trabajadores.”
“Desde sus orígenes, la clase obrera desarrolló dos estrategias. Una asentada en su condición de asalariada, cuya meta es ser parte de la sociedad capitalista en las mejores condiciones posibles.
La otra asentada en la condición de desposeída, de expropiada, apunta a superar la propiedad privada individual y el capitalismo.
El rol de la clase obrera no es participar como socio menor y subalterno en las esferas del poder de la oligarquía y de la reacción, sino impulsar las transformaciones revolucionarias que cambien en profundidad este sistema de opresión, de explotación y miseria. El papel de la clase obrera es ser vanguardia organizada y combativa de los demás sectores populares para lograr la liberación social y nacional de los argentinos.”
“Nuestra experiencia nos ha enseñado que sobre todas las cosas debemos ser pacientes, perseverantes y decididos. A veces pasan meses sin que nada aparentemente suceda. Pero si se trabaja con ejercicio de estas tres cualidades, la tarea siempre ha de fructificar; en una semana, en un mes o en un año. Nada debe desalentarnos, nada debe dividirnos, nada debe desesperarnos.”
“La historia no se detiene. Por más que se lo quiera negar, por más mentiras que inventen, por más represión que apliquen, tendrán que hacer lugar a los derechos de toda la gente. La explotación y la miseria sucumbirán. Nosotros somos una partícula que puede ser destruida físicamente. Que la propia naturaleza, tarde o temprano, destruirá. Pero somos una partícula de esa dinámica progresiva que en general no será anulada.”
“Para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su Compañero y su Hermano.”
“Tengamos o no tengamos una misma ideología. Pensemos o no pensemos igual en materia política. La cuestión fundamental está en el enfrentamiento a un sistema de opresión que divide violentamente a la sociedad en réprobos y elegidos. Y que para peor, hace de los explotadores los elegidos y de los explotados los réprobos.”
A lo largo de la historia sindical -siempre, esto no es nuevo- se han puesto en juego distintas intenciones y métodos. Eso ha provocado conflictos en todos los niveles de la participación sindical, en particular en la conducción de las Centrales obreras. Sin ir más lejos, en la década del 60 nace la CGT de los argentinos, el 28 de marzo de 1968, en un congreso normalizador de una CGT en crisis por la gran diferencia de posiciones con respecto al gobierno de facto de Onganía. Mientras que quienes querían que el congreso se realizara en las condiciones que favorecían el reconocimiento por parte del gobierno se retiraron, con Vandor, Alonso y Coria entre otros para reunirse en el edificio de Azopardo 802 y declarar nulo el congreso; el resto, con Raimundo Ongaro declarado como Secretario General, formaban la CGT de los argentinos. Es muy importante leer, por ejemplo, los 8 capítulos del programa del 1ero de mayo de 1968. Extraigo algunas frases:
“La clase trabajadora argentina no reprueba una forma determinada del capitalismo, las cuestiona a todas”. “La clase trabajadora tiene como misión histórica la destrucción hasta sus cimientos del sistema capitalista de producción y distribución de bienes”.
“La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción”.
“La lucha contra el poder de los monopolios y contra toda forma de penetración extranjera es misión natural de la clase obrera, que ella no puede declinar. La denuncia de esa penetración y la resistencia a la entrega de las empresas nacionales de capital privado o estatal son hoy las formas concretas del enfrentamiento. Porque la Argentina y los argentinos queremos junto con la revolución moral y de elevamiento de los valores humanos ser activos protagonistas y no dependientes en la nueva era tecnológica que transforma al mundo y conmociona a la humanidad”.
“Hay dirigentes que han adoptado las formas de vida, los automóviles, las casas, las inversiones y los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”.
Tosco fue invitado a participar de la conducción, pero no aceptó para no abandonar Córdoba. De todas formas participa activamente y presenta con Ongaro el programa del 1ero de mayo.
Vendrá el Cordobazo, Lanusse, Perón, Isabel, la triple A, la clandestinidad y su despedida de este mundo pocos meses antes del golpe del 76. Gran cantidad de luchadores serán asesinados, los trabajadores sufriremos un duro golpe que provocará un gran retroceso en los avances logrados en las últimas décadas.
Democracia. Se unifica de nuevo la CGT. Las nombradas según sus calles: Azopardo, dirigida por Jorge Triacca (el que no se enteró de lo que pasaba con las desapariciones y luego, con Menem presidente, fue Ministro de trabajo e interventor privatista de SOMISA), y la de Brasil, con Saúl Ubaldini, quien queda como Secretario General y logró cierto nivel de movilización contra las medidas del FMI. Luego, la década Menemista, con varios dirigentes hasta que Rodolfo Daher se hace cargo en el 96, uno de los sindicalistas empresarios, aquel que dijo en la Plaza: “¡Queremos capitalismo, pero no capitalismo salvaje!” (Disculpen.) Y viene una división con dos nuevas centrales: MTA (Moyano) que tras el Menemismo volverá a la CGT, y la CTA (De Gennaro) que inicialmente compartieron algunas convocatorias en oposición a Menem. Pero fue la CTA una propuesta esencialmente distinta. Promoviendo la participación, generando el Frente Nacional contra la Pobreza y, actualmente, la Constituyente Social. Invito a hacer un trabajo de comparación de las ideas y las acciones que llevan a cabo ambas centrales.
En definitiva, Tosco cantó con toda su fuerza, movió sus alas con mucha energía. Nosotros tenemos la misma misión, porque “no podemos ni queremos dejar que la canción se haga ceniza”■