Soledad concurre a un Centro de Día especializado en discapacidad. Es una adolescente inquieta y curiosa como la mayoría de las de su edad, exceptuando su diagnóstico de TGD. En el último tiempo transitó un periodo de mucha ansiedad y desorganización en el cual ingresó a su discurso la ideación delirante, ante la cual ella refería cierta angustia y verbalizaba, “estar confundida”.

Al tomar como punto de partida el gran interés que tiene Sole por la escritura, comenzamos juntas éste camino y empezamos a volcar los personajes y fábulas que traía en su imaginario a la producción de cuentos cortos, para luego crear nuevos personajes y relatos que lograron diferenciarse de los recurrentes en ella, torciendo la ideación delirante hacia el producir creador.

Sole logró reducir fuertemente su ansiedad, ampliar sus aptitudes y reforzar la confianza en sí misma, ya no se la ve confundida y comenta felizmente que ahora puede “descargarse escribiendo”.

“Había una vez un nene que vivía en un castillo. Este nene se llamaba Román. Un día apareció un monstruo en la oscuridad y Román corrió al bosque. Una nena llamada Sole supo que había un monstruo y tuvo miedo. El conejo estaba en casa de Sole; el perro, en cambio, en casa de Roman. “¿Qué haremos ahora?” “Tengo miedo”. Pasaron muchos meses. Nunca más se supo de ellos.”

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