Django sin cadenas (Django Unchained 2012) es la octava película de Quentin Tarantino y, una vez más, despierta polémicas: la revancha de los marginados y la deformación irónica de la historia hacen una nueva aparición. Así como en Bastardos sin gloria (Inglourious basterds 2009) el centro era un comando de judíos que cazaba nazis en plena Guerra Mundial; en ésta, Django es un esclavo liberado por un excéntrico caza recompensas y que, dos años antes de la guerra de secesión, se venga de los blancos que tienen a su mujer.
Entre Bastardos sin gloria y Django sin cadenas se podría establecer una conexión. El mismo director fue quien sostuvo que las dos serían parte de una “trilogía de la venganza” ¿De quiénes? De los estigmatizados, de la minorías que vienen a hacer escuchar sus historias, sus memorias subterráneas a través de la más extrema violencia a lo Tarantino. Desde la parodia e ironía, el director construye una película que, en clave Western, retoma ciertas tópicas estigmatizadoras de aquel entonces pero que sirven para pensar nuestro presente. Si hoy el excluido no es el judío, ni el negro. ¿Quién lo es?
Estigmatizarás a tu prójimo
Ya desde los títulos, Django sin cadenas nos introduce de lleno en la película. En este comienzo se ve a unos negros encadenados que marchan por un desierto gigante, vacío e impasible: típico paisaje del Western. Es la primera referencia al género aunque no la única. De hecho, el tema que suena, “Django”, pertenece a un Western del mismo nombre, del año 1966 y dirigido por Sergio Corbucci. Sí, si de algo no hay dudas, es que Tarantino ha visto mucho, mucho cine y por eso los guiños a distintas películas están por todos lados. Luego de esta presentación, un intertítulo especifica que es el el año 1858 y que faltan dos años para la Guerra Civil. En este momento, los esclavos encadenados frenan ya que alguien se aproxima. Se trata del caza recompensas Dr. Schultz, un nuevamente memorable Christoph Waltz, que se acerca a la caravana en busca de un sobreviviente de una plantación. Así hace su aparición Django, interpretado por Jamie Foxx.
Esta primer secuencia es clave ya que presenta a los protagonistas y sitúa al film en el tiempo y espacio. Que se elija esta fecha, no es arbitrario como tampoco lo es la elección del género. La Guerra de Secesión enfrentó a dos economías, la del Norte, industrial, capitalista y abolicionista, y la del Sur, agraria y esclavista. Pero dos años antes de este conflicto, a pesar de que la discriminación continuó y continúa, ya se escuchaban voces disidentes. Por otra parte, el género escogido es de los más representativos de la idiosincrasia estadounidense; legitimador de su ideología, reaccionario las más de las veces. En los protopueblos insertados en el medio del desierto, casi no hay ley, hay unos pocos civilizados que luchan contra bárbaros que los atacan, y las tabernas se llenan de bandidos, putas y pistoleros.
Sobre este escenario, se puede hablar de la estigmatización ya que Tarantino retoma ciertas tópicas para llevarlas a la parodia y mostrar así su sinsentido.
Pero ¿de qué hablamos cuándo hablamos de estigma? Toda sociedad regida por una ideología dominante, establece en cada época histórica los atributos que deben poseer las personas para ser encuadradas como corrientes. Un estigma es un atributo que se sale de esas categorías y genera que se desacredite a quién lo porta. Erving Goffman fue de los primeros en dar cuenta de esta noción y lucidamente detalló que, más allá del tipo de estigma de que se trate, el comportamiento sociológico es el mismo: ese rasgo distintivo anula el resto y lleva a considerar al otro como un no-humano y, de paso, sirve para que la sociedad confirme su normalidad. En el caso de Django, el estigma es ser negro y quien lo porta es su protagonista.
En la película de Tarantino, cada personaje es un arquetipo que representa en sí distintos discursos sobre la esclavitud y los negros. En Schultz, se transparenta uno progresista aunque ventajero y que no está muy alejado de la actualidad. Este desprecia la esclavitud, pero aún así, como él mismo dice irónicamente, aprovecha el hecho de haber comprado a Django para que éste haga lo que él necesita. Stephen, otro esclavo que aparecerá más adelante, y encarnado por un infaltable Samuel Jackson, es el típico esclavo alienado, fiel, agradecido y que defiende a sus amos antes que a sus iguales. En los personajes que interpretan DiCaprio y Don Jhonson, puede leerse un discurso racista y que reivindica a los blancos. Y por último, en el protagonista se ve una conciencia de si mismo, un reivindicarse por lo que él es. No es el típico estigmatizado que, al decir de Goffman, busca la aceptación de los demás y corregir esa situación, hecho que conduce a la “modificación del yo” puesto que lleva en sí el agregado positivo de haber arreglado un defecto. No. Este podría ser el caso de Stephen, pero Django no es así. Este, por el contrario, se afirma y cobra venganza contra aquellos que lo segregan: los hermanos Brittle o el sádico terrateniente Calvin Candie (DiCaprio) El personaje que interpreta Foxx es el típico protagonista del Western que está al margen de la ley aunque en el fondo posee valores. Sin embargo, que sea negro es paradójico e irónico con el género; es una forma de revancha.
Toda Django sin cadenas en si misma puede verse como una relectura de El nacimiento de una nación (The birth of a Nation, 1915) de David Griffith. Esta es una película clave para el cine no sólo por el naciente lenguaje cinematográfico que articula, sino que es también una referencia sobre la que no se ha dejado de volver debido a la ideología que lleva en sí. Ella, también sobre la Guerra Civil, hace clara apología al sur y a la supremacía blanca, reivindicando al Ku Klux Klan y mostrando al Norte como unos autoritarios que quieren imponer su voz. En Django sin cadenas, ese discurso que portaba la película de Griffith es encarnado o bien por Calvin Candie, el terrateniente amante de los mandingos, las peleas cuerpo a cuerpo entre esclavos, o bien por Big Daddy (Don Johnson). La diferencia, es que El nacimiento de una nación no es un Western sino un melodrama, y intención de Griffith fue realmente contar la Historia.
Django sin cadenas es útil para pensar desde el hoy el ayer. Un estigma no es en sí mismo un conjunto de individuos separados, sino más bien un sistema de relaciones, un proceso social de dos roles en el que cada individuo participa en ambos. Así, puede verse cómo Stephen, en un gesto de auto estigmatización, rechazaba a su par, o cómo Big Daddy, en una escena de gran humor, le pide a su esclava que trate a Django distinto. Como éste se presenta como un hombre libre, pero sigue siendo negro, la idea no es tratarlo como a un igual, sino como a un joven del pueblo que se presume es blanco pero porta otro estigma. Como se ve, los roles son de interacción con lo cual puede que aquel que exhiba cierta clase de estigma tenga prejuicios hacia aquellos que tienen uno de otra clase.
Quién tiene un estigma siempre es visto como inferior. La tarea, entonces, será luchar porque esas marcas excluyentes ya no existan■