Dejamos de ver la basura que recoge el sistema de recolección cuando se la llevan, pero no deja de existir en ese momento. Como en tantos casos, es más fácil borrar de nuestra conciencia lo que no se ve, sobre todo cuando la voluntad va en esa línea. Basura, rellenos sanitarios, ciudadanos, gobiernos, sociedad de consumo, ¿dónde está el ser humano?

 

Cambio climático, estamos en manos de unos locos peligrosos

Hace unos días, se realizó la cumbre del cambio climático COP 21, en París. Los ambientalistas fueron muy críticos respecto de los resultados. El reconocido científico estadounidense James Hansen calificó los acuerdos como un fraude, expresó: “Es sencillamente una mentira que ellos digan ‘tenemos un objetivo de limitar el aumento de temperatura en 2°C y trataremos de hacer las cosas un poco mejor cada cinco años’. Estas son palabras sin ningún valor”. La periodista y activista canadiense Naomi Klein dijo que la cumbre fracasó «incluso antes de empezar», que el documento no menciona las palabras «combustible fósil», ni «petróleo» o «carbón» y que el acuerdo no permite que los países más afectados por el cambio climático ─y más pobres─ puedan demandar por «daños y perjuicios».

La forma en que los medios cubrieron la Cumbre es muy coherente con el sistema. Al observar las ediciones digitales, este 6 de diciembre, vi que Clarín publicó una nota muy importante de título: “Tensa cumbre para salvar al planeta” y uno dice: “Esa va como principal” y no, fue bien al fondo… Lo mismo ocurrió con las noticias del tema en La Nación, Pagina 12, Jornal O ¨Globo ( Brasil), El País y Mundo ( España), Le Monde (de Paris, ¡donde se hacía la Cumbre!), en fin, ahí paré mi recorrido.

La basura es un problema serio

Muchos pagamos a los municipios una suma de dinero para que se hagan cargo de la recolección y del proceso que sigue. Algunos alumnos en la escuela, al decirles que no tiren papeles en el piso, lo primero que responden es que para eso se les paga a los porteros. Obviamente, después debe seguir una saludable discusión. Es decir, la basura no es mi problema, otro se hará cargo. En este tema, como en tantos, estamos encima de una escalera mecánica que nos lleva al abismo.

Es solo una parte de un enorme sistema en el que nos vemos inmersos y que, de seguir así, terminará con nuestro planeta.

Los roles que juegan el estado, las empresas y los ciudadanos están fijados por un sistema lineal, donde lo importante es el consumo y la competencia, en un planeta cuyos recursos son muy limitados.

En el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA), los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) se descargan en los rellenos sanitarios. El Estado reconoce que los estos trabajan al límite de su capacidad. Los pobladores que vivimos cerca de alguno de ellos sabemos de sus efectos nefastos para la salud. Nadie quiere tener uno cerca, pero algo hay que hacer, porque podemos disminuir el consumo, pero seguirá habiendo basura. Tanto enterrar como incinerar traen perjuicios, necesitamos tratar los residuos de la mejor manera, separando y recuperando para reutilizar, aunque parte de esos procedimientos también son nocivos. Es evidente que debemos modificar nuestras pautas de consumo y nuestra actitud con respecto a los residuos.

Cantidad y tipos de basura que generamos

Como me gusta usar herramientas matemáticas, tomé datos del 2013 de San Isidro, Pcia. de Buenos Aires , que tiene el mayor promedio de cantidad de basura producida por habitante (1,85 kilos diarios) y, teniendo en cuenta el volumen aproximado que ocupa la basura (600 kilos por metro cúbico), calculé que cada habitante produce 1,13 metros cúbicos por año. Y si sus 292.878 habitantes pusieran durante todo el año sus residuos en un terreno rectangular de seis cuadras por cinco cuadras y media, llenarían con basura hasta un poco más de un metro de alto. Si toda el área metropolitana tuviera el mismo nivel de producción, el terreno se llenaría con más de cuarenta y seis metros de altura. No se preocupen, el verdadero promedio está por debajo del de San Isidro, por lo cual la altura solo alcanzaría unos veinticuatro metros…

A continuación un informe del 2010[1], muestra que se año el AMBA enterró 5.421.510 toneladas de residuos, de las cuales 2.110.122 correspondieron a CABA y 3.311.388 al resto.

  CABA GBA
POBLACIÓN censo 2010 2.891.082 10.705.238
Desechos alimenticios 41,55 % 37,65%
Residuos de poda y jardín 6,03% 12,74%
Papeles y cartones 16,64% 13,80%
Plásticos 18,54% 15,22%
Otros 17,24% 20,59%
Residuos reciclables 19,8%  16,2%
Material compostable 39% 42%

Rellenos sanitarios en el Área Metropolitana Buenos Aires

Los rellenos sanitarios de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), donde se depositan los residuos generados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y treinta y tres municipios bonaerenses del AMBA, sobrepasaron su vida activa. Quedan tres rellenos en actividad, dos de ellos ─el de González Catán (que recibe los residuos de La Matanza) y el de Ensenada (que recibe los de La Plata, Berisso, Brandsen, y Ensenada) ─ siguen abiertos en incumplimiento a órdenes judiciales que dictaminaron su cierre. Es que no hay aún sitios alternativos. El exintendente de La Matanza Fernando Espinoza dijo, en plena campaña del 2011, que tenía el candado para ponerle al relleno de Catán, pero la condición era que se construyera el Centro de Reconversión Energética de Residuos (CARE), también en González Catán. La “máquina de Harry Potter” así lo llamaban en el municipio, prometía transformar la basura en energía, sin que ello trajera nuevos perjuicios a la población de la zona, es decir “contaminación cero” (les gusta usar el cero, podés agregar la palabra que quieras: pobreza, tolerancia, pero dejás el cero…).

Pero, por ejemplo, el informe sobre el CARE que publicó Greenpeace[2], expresa, entre otras cosas, que: “Estas tecnologías alternativas no han demostrado, hasta la fecha, ser viables para el tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos desde el punto de vista ambiental, técnico y económico”. Sobre la información pública brindada oficialmente sobre esta iniciativa, dice que: “Es técnicamente pobre, confusa, inconexa, contradictoria y por sobre todas las cosas, insuficiente para que pueda definirse un proyecto de esta envergadura”.

El otro relleno sanitario Norte III, en zona límite de San Martín, San Miguel y Tigre, que recibe más del 80% de los residuos de la AMBA, (CABA, Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Escobar, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, Gral. Rodríguez, Gral. San Martín, Hurlingham, Ituzaingó, José C. Paz, Lanús, Lomas de Zamora, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno, Morón, Pilar, Presidente Perón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel y Tigre, Tres de Febrero y Vicente López) debería cerrarse en el plazo de tres años, pero a la fecha no existe un sitio alternativo para construir un nuevo relleno. Es el tema de las leyes y su relatividad, para otro artículo… En definitiva, nadie quiere las consecuencias y muy poco se hace para modificar las causas.

En una visita a Tecnópolis, fui, a propósito, con los alumnos al estand de la CEAMSE. Dejé que el responsable de hablar con los visitantes explicara la maravilla que son estos rellenos, nos mostró cómo es la membrana que se coloca sobre la basura, explicó que sobre ella se pone tierra para que no se pinche y todo siguió hasta que le dije: “Hay un problema, nosotros venimos de González Catán”. Me dijo que él había estado allí, que había tomado el agua de la zona y que los fallos judiciales sobre cierre de los rellenos son para defender intereses corporativos. Obviamente le expuse mis opiniones. En distintos estand nos encontramos con defensas de verdades parciales: el de YPF mostraba el fracking con ese término tan prometedor de “no convencional”; y el de la Comisión Nacional de Energía Atómica decía que “no aporta al efecto invernadero”, pero callaba el problema de la radioactividad. Donde sí pudimos tener una buena conversación, con los pros y los contras sobre la mesa, fue en el tema biocombustibles con un especialista de la UBA.

Para ejemplificar la gravísima situación en los rellenos, recomiendo leer el informe de la Fundación Metropolitana referida al estado del Relleno Norte III[3], Entre otras cosas, dice:

En el frente de descarga, por ejemplo, se advirtió en diversas oportunidades falta de cobertura diaria de tierra, y se constató presencia de residuos patogénicos (bolsas rojas con restos hospitalarios), barros industriales, residuos peligrosos (como cueros curtidos al cromo o derivados de hidrocarburos).Los depósitos de combustibles, tanques y cisternas, no contaban con habilitaciones de Secretaría de Energía, no existía plan contra incendios, y de los dos coches bomba del complejo sólo uno funcionaba.El sistema de control de ingreso de residuos resulta sorprendentemente débil. De diversos conteos de ingresos y descargas de residuos no se observó control de procedencia ni de contenido, y se constató recepción de camiones de municipios distantes en 40 o 50km (recordemos que el Art. 4to. Del Decreto Ley 9111/78 prohíbe el ingreso de residuos provenientes de distancias mayores a 20km de los rellenos).Las membranas impermeabilizantes de las piletas de lixiviados, componentes centrales para el control de derrames, presentaban roturas y pérdidas. Asimismo, en días posteriores a precipitaciones y debido al retraso del ingreso de los camiones a la zona del frente de descarga se pudo observar la descarga de los residuos en los caminos internos del Complejo, los cuales no cuentan con ningún tipo de impermeabilización.

Es una historia repetidísima. Sobran las promesas de controles, de que todo estará bien, pero son demasiados los ejemplos de que no es así. Si no se puede controlar un simple relleno, que ya no es relleno de un hueco, sino un encadenamiento de “cerros” de basura, ¿cómo controlar el CARE, donde se sabe que detectar la contaminación implica un costo económico muy alto?

Recomiendo ver “El Famatina no se toca” (partes 1 a 3) en Youtube. Un ejemplo de participación y de organización para luchar, con conocimiento e ideas claras, ante los representantes de las empresas que vienen a enriquecerse a toda costa y ante los del estado cómplice. En todos estos temas tenemos que tener claridad. Ellos siempre tienen un comportamiento que es de manual: mienten, tergiversan la realidad, calumnian a quienes se oponen y juegan con la necesidad y con lo peor de los corruptos.

La gestión de residuos representa, según distintas estimaciones, entre un 10% y un 20% de los gastos totales de los gobiernos municipales. Estos pagan el transporte y a la CEAMSE, según la cantidad de basura depositada en los rellenos. La CABA paga más por hacerlo fuera de su territorio. En junio del 2012, la CEAMSE anunció un aumento del 35% de la tarifa que cobra a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, luego de que la expresidenta, reconociendo que la planta de relleno sanitario estaba literalmente exhausta,  le reclamara a Macri que pagara lo que tuviese que pagar a los distritos del conurbano por la basura que envía diariamente. Así pasaron de cincuenta dólares por tonelada ─el doble de lo que pagan los municipios del GBA─, a un 35% más.

Es que, pese a la ley 1854/05 de “basura cero” de la CABA que promueve la reducción, separación en origen y reutilización de los residuos y establece un cronograma de reducción de la disposición final en rellenos sanitarios, previendo la prohibición total de enterrar materiales reciclables para el 2020, la Ciudad aumentaba su envío de basura al relleno Norte III. La Ley es del 2005, año en que se depositaron 1,48 millones de toneladas, pese a lo cual la cantidad siguió aumentando hasta llegar a 2,28 en el 2011. A partir del mayor cobro, empezó a reducir el envío de residuos (ya 1,56 en el 2013). Es que el dinero sí que los conmueve.

¿Cómo se sale de esto?

Los estados, principales responsables de estos temas, muestran su incapacidad por una razón sencilla: son los garantes de un sistema que tiene el lucro como principal motor. Esta contradicción es insalvable, y el deterioro del planeta está al borde de ser irreversible. Los que “mueven las principales palancas” nos están llevando al suicidio colectivo. Podemos retrasar esa bomba de tiempo, si reducimos el nivel de contaminación, generamos conciencia, nos organizamos, y si presionamos a los estados,pero fundamentalmente es el sistema lo que hay que cambiar. Es otro grave problema inherente al capitalismo. Que exista futuro es lo que está en juego

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[1] https://www.dondereciclo.org.ar/blog/de-que-hablan-los-numeros-analicemos-nuestros-residuos/

[2] http://www.ms.gba.gov.ar/habilitaciones-tratamiento-de-residuos-patogenicos/

[3] http://metropolitana.org.ar/idm/situacion-y-perspectivas-del-complejo-ambiental-norte-iii

También consulté y recomiendo el trabajo “Gestión de residuos sólidos urbanos en la región metropolitana de Buenos Aires”. Modelos y prácticas. U.N.S.M.

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