¡Al carajo con el diablo! Echando un poco de luz sobre el heavy metal del nuevo milenio – Andén 86

Desde que el hombre es hombre (y la mujer, mujer), han intentado dar sentido a todo aquello que no se hace presente ante sus ojos, todo aquello que aparece en sombras, como misterio. Si pensamos en “culturas” es, en gran parte, por el desarrollo que los diversos pueblos del mundo han hecho en relación a lo acontecido en sus cielos (y en sus infiernos). Vaya a saber por qué, con esto también se estableció el bien y el mal.

Psicodelia – Andén 86

La música (electrónica) está sometida, como todo en este mundo, a nuestro creciente anhelo por singularizar, a nuestras pretensiones taxonómicas que, ¡oh!, casualidad, coinciden con las imposiciones civilizatorias de segmentación y fraccionamiento. Así, existen géneros como el ambient y el house, pasando por el bubblegum dance, el electronic rock, el IDM wonky, entre otros tantos como el breakstep, el vaporwave y el posdisco electropop chillwave. La lista es infinita y ni siquiera los djs la conocen bien.

Éxtasis del corazón: saber, amor y verdad en las prácticas sufí – Andén 86

Una página de Facebook llamada “Sentilo, man” invita a los usuarios a subir sus fotos en ese momento de la noche: “En el cual el ritmo nos posee. Es en un segundo. El hit de la vida te atrapa y te descona la cabeza”. Cuando se lanzó, la colaboración fue instantánea y bastante variada, pese a que hoy la cuenta ha quedado prácticamente inactiva y solo funciona como registro de su momento de gloria. Allí se puede apreciar un amplio abanico: la clásica foto de cumbia en un casamiento, luego imágenes de pogos, raves y la querida fiesta con familiares en cuero, tinto y paredes de ladrillo.

Secreto a voces – Andén 86

El mundo extramuros tiene el encanto del esoterismo de vuelo bajo, de la macumba en la esquina, de la vela encendida junto al santito el día que juega la selección. Por eso perduran las santerías, los que curan el empacho y te tiran el cuerito, porque allá y acá, donde se corre la coneja, toda ayuda es necesaria. Y por eso el trazo de Ca tinga te lo cuenta, él que más de una vez le rezó al gauchito para el patrullero girara en la esquina y no tener que descartar lo que los dioses le brindaron.

Sobre el muerto

Y se murió nomás. Sabíamos que en algún momento iba a pasar, pero ya no le dábamos crédito. Había pasado por todo y sobrevivido a todos; y un día, sin haber dicho «esta boca es mía», se murió. Y resulta que todos lo admirábamos, que todos teníamos una foto suya en el ropero, un libro, una anécdota. Resulta que lo admiraban, incluso, aquellos que no estuvieron, en su vida, ni remotamente cerca de sus ideales; y aquellos para los que lo único bueno de esa isla eran las playas, la prostitución complaciente y el ron.