Feliz 2018 para los que resisten

El staff de Periódico Andén desea que pasen junto a sus seres queridos un apacible fin de año. Sabemos que el que termina ha sido muy duro y desesperanzador. Comprobamos, como tantos habitantes de nuestro país, que las políticas que creíamos parte del pasado han cobrado fuerza, incluso con la aprobación de grandes sectores de la sociedad. Nuestra vocación, desde la comunicación social, cultural, independiente, autogestionada y colaborativa, es manifestar nuestro repudio a cualquier medida represiva que se utilice para imponer modelos de ajuste social que cercenen los derechos de las capas más postergadas y vulnerables del conjunto social.

Por qué jugar en la escuela – Andén 88

Este texto es el producto de un año entero de trabajo durante el cual nos reunimos quincenalmente maestros y maestras de la ciudad, de primaria y de inicial, para jugar y reflexionar sobre ello. Sin dejar de jugar, buscamos en libros, en nuestras aulas y en nuestras historias personales, y compartimos sensaciones y pensamientos. De los registros de las reuniones, extrajimos las preguntas que fuimos tejiendo. Las agrupamos, las amasamos y, de allí, surgieron las ideas que aquí vertimos.

Bardi, la muñeca bardera – Andén 88

Bolitas. Figus, gomeras. Soldaditos derretidos por el sol. Muñequitos rotos heredados. La infaltable pelota emparchada una y otra y otra vez luego que viejas de mierda la pincharan de puro garcas. Manchas, escondidas, rayuelas, petardos dentro de botellas, bombuchas con meada. Venido de un mundo donde pegarle a otros es el juego más común, Catinga repasa su colección de juguetes sensibles, esos tan pero tan queridos que nos hacen olvidar que se los robamos a alguien.

La razón será de las moscas – Andén 88

The Hunger Games o Los juegos del hambre en su título lleva la misma palabra que el título de este número de Andén: “Juegos”. Y usted podrá sospechar que por esa coincidencia hablaré de la película, pero no, esta es solo un disparador. Esta nota habla de su vida, y de la de sus hijos, y de la de sus vecinos y de la de su barrio, y de su sociedad.

Los niños, la plaza, muchas tapitas y una rayuela – Andén 88

No había dudas de que la plaza del barrio era el espacio privilegiado para los niños y las niñas, al menos eso se decía. Tampoco había dudas de que hacía falta una hamaca, algunos árboles y bancos. Este era recurrente en el discurso de muchos adultos al momento de organizarnos para comenzar el proceso participativo que contempló el diseño y la construcción de la plaza del barrio.