Voy a hacer unas pocas afirmaciones en este artículo, tratando de expresar lo que podría ser la agenda de la derecha. Recordar sus ideas básicas y algunos métodos para imponerlas y sugerir actitudes que, humildemente, creo que debemos tomar de forma urgente. 

En cuanto a las ideas generales de lo que llamamos la derecha, están las clásicas que se sostienen en el tiempo, como éstas:

Decían en el diario La Prensa, el 24 de mayo de 1985, en uno de esos artículos que guardo como modelo de pensamiento muy opuesto con el mío, una verdadera joyita: “Hasta antes del 45 había una moneda sana, estabilidad económica, Estado chico y Pueblo grande lleno de esperanzas. El hombre era enteramente libre, el Estado no se entrometía con la actividad privada, cada uno era dueño absoluto de su destino, no había controles de ingresos ni egresos de divisas, ni leyes sociales vejatorias, ni de alquileres, ni que afecten el derecho de propiedad”.

Es típico de estas personas hacer confundir su libertad con la de otras personas y su prosperidad con la de la Nación. Se suele ver en muchas de sus declaraciones, y en este típico texto que acabo de copiar, eso está clarísimo y es bueno que me provoque renovadas náuseas e indignación por tanto egoísmo. Sin embargo, con la indignación no alcanza.

Pero vayamos a lo que se puede venir: cuál puede ser la agenda de la derecha, lo que el poder económico —muchos medios incluidos— llama verdadera “oposición”, en esa forma de uniformar, de condicionar. O sos oposición, o estás con ellos, con los “montoneros”. Qué patéticos que son, pero qué activos.

¡Y cómo usan el lenguaje! ¡Cómo ingresan una palabra, le dan forma, la hacen sinónimo de algo bueno, la elevan e ingresan en todos los lugares posibles, y atrás le meten la agenda!

A su vez meten la palabra contraria, sinónimo de todo lo malo. Acá podría ser oficialismo, sos K. Así trabajan con la dialéctica de la polarización. Por eso, los que no nos consideramos oficialistas, por la calificación que nos ponemos a nosotros mismos, somos oficialistas para ellos, para los derechistas, porque no consideramos a este gobierno el peor de la historia, el más corrupto, el más autoritario. ¡Qué objetividad!

Y la gente toma distintas posturas, se encolumnan o no, los motivos son diversos. Están los que piensan en su quinta, los que piensan en los intereses de su clase, los que se ponen del lado de los poderosos y los que se ponen del lado de los verdaderos humillados por este sistema, los verdaderos despojados de sus derechos más básicos, los que “descubriéndose en ellos, con ellos sufren y con ellos luchan” (Paulo Freire).

Pongamos atención en algo que nunca debemos dejar de observar, sus reuniones. Si prestamos atención es clarito, es siempre más de lo mismo. Cito sólo dos notas, no necesariamente las más notables, dos al azar, porque el tema da para hacer una enciclopedia en tomos ¡con discos de regalo!

El 30 de noviembre del 2009, se publicó en Clarín:

El titular de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, pidió, en la 15 Conferencia Anual de la UIA, por “reglas claras que defiendan la propiedad” de los argentinos.

“Si se mira nuestra historia, hemos violado de manera reiterada las reglas. Solemos creer que violarlas no tiene consecuencias, que los costos son ocultos, pero esto no es así. No es gratuito violar las reglas en materia de propiedad”, son necesarias “reglas claras, previsibles”.

“No es normal” la forma en cómo se solucionan los conflictos sociales en el país, donde se adoptan “posiciones extremas”.

“Es un principio que viene de hace muchos siglos. En Inglaterra se afirmaba que aun en la casa más pobre del reino, donde entra el frío y el viento, el rey no podía traspasar el umbral de la puerta”.

“La propiedad es el derecho que protege lo que se ha ganado, es un tema para la agenda. En los últimos 50 años hemos roto esta regla. La propiedad tiene protección constitucional en nuestro país. Es lo que uno tiene derecho a tener y que nadie se lo saque”, dijo Lorenzetti.

¿Quiénes son los argentinos? ¿Todos? ¿Todos los que son como él?

Son necesarias reglas claras y previsibles, pero ¿para qué? ¿La tablita del proceso? ¿La seguridad jurídica de la década Menemista? ¿La derogación de la Ley de Subversión Económica con Duhalde en 2002?

Eso de “lo que se ha ganado” sin importar cómo, suena a “pelito pa’ la vieja”.

¡Ah! ¿con el derecho a la propiedad se refiere a vivienda digna?

¿A qué posiciones extremas se refiere?, ¿a las que no están en su extremo?

Ah, sí, Inglaterra… sinónimo de respeto a la propiedad, tradición de respeto a la soberanía de los pueblos… ¡impresionante!

Sí, la constitución habla de participación de los trabajadores en las ganancias… Seguro se olvidó de decirlo pero quería hacerlo, no le dieron tiempo…

 El 1 de Diciembre de 2009 se publicó en el MDZ en Internet:

 Cristiano Ratazzi, presidente de FIAT Argentina, cuestionó la estatización de los fondos de las ex AFJP y la consideró “la peor de las confiscaciones”. Dijo que con esa política “el Gobierno le robó a la gente”. Por otra parte, pronosticó que este año cerrará con una “tremenda” inflación de 25%.

 “Cuando se hizo la peor de las confiscaciones, que fue la de las AFJP, donde le robaron a la gente, no vi a tanta gente de la oposición diciendo que era una barbaridad”, cuestionó con dureza el titular de FIAT Argentina en declaraciones radiales.

“Esta gente se llevó la plata de muchos ahorristas”.

No deja de mezclarse la bronca con la risa y sentir algo como: “No, esto debe ser en chiste”; pero igual sabemos que no lo es.

¿La peor de las confiscaciones? Claro, el gobierno le robó a la gente, ¡¡¡no deja que los bancos hagan justicia!!! Y bueno, lamentablemente uno hablaba con mucha gente cuando Menem privatizó las jubilaciones y la mayoría no sabía lo que era el sistema de reparto. Se creían que tenían la plata depositada en algún lado, en algún depósito del Estado Nacional y sin números, no sabían de la relación trabajador activo – pasivo.

Me quedo tranquilo con gente como Ratazzi, porque si no quiere que le roben a la gente, seguro —al menos en la FIAT y alguna empresa más a la que el convenció a través de estos encuentros donde se juntan para defender nuestros intereses, los de la gente— no se quedan con la plusvalía que generan los trabajadores. Igual esas son confiscaciones menores, no es la “peor”, ¡¡¡qué h…!!!

Confiemos en los Bancos, que no se llevan la plata de la gente nunca, desde la Baring Brothers hasta ahora… Además los Estados viven de los bancos, qué sería de los Estados sin los bancos… Me la paso escribiendo ironías.

Ayer dijo Chávez en Copenhague, que si el medio ambiente fuera un banco los Estados le ayudarían…

Y de paso, Ratazzi, palmadita en la cola a “la oposición” a la que reta “con dureza”. Cuidado, el país anda mal, Ratazzi está enojado…

Y las noticias de último momento, tarea para el hogar: qué dice y con quién se reúne el representante del gobierno del Nóbel de la paz Arturo Valenzuela (ay, si nos vieran los extraterrestres… ¡Nóbel de la paz!) y la embajadora también de EEUU, Vilma Martínez. De nuevo con la seguridad jurídica, reunido con Cavallo… ¿les suena?

Y qué mal Cristina, no recibe al representante del personaje al que Gabriela Michetti dijo no llegarle a la planta de los pies. ¡Qué dignidad que tenés Michetti!

Resumiendo:

¿Hace falta que volvamos a pasar por lo mismo? ¿Alguien de los que no comparten los intereses de la oligarquía todavía no lo aprendió?

Humildemente, no de iluminados, creo que hay que estar muy dormido para no verlo, o ver mucho Tinelli… Yo creo que tenemos la obligación de gritar para despertar.

Lo que no pudo o no quiso hacer este gobierno, porque tampoco se le puede pedir peras al olmo, es distinto según de qué lado lo vemos. ¡Qué cosa triste que es escuchar a una persona hablando como su verdugo! ¡Así que nada de confundir agendas!

Y es clarísimo, como decía Scalabrini Ortíz, “la oligarquía impuso un orden legal y un orden jurídico de estructuras extraordinariamente liberales para el poderoso y extraordinariamente tiránicas para el desmunido de riquezas”. Es lo que hicieron, es lo que hacen y es lo que van a seguir haciendo mientras los dejemos; y peor, mientras muchos les sigan creyendo■

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