Nuevas formas de comunicación, nuevas formas de escritura. Hoy las palabras nos quedan chicas, y recurrimos a imágenes y a simbolismos en el surgimiento de una nueva lengua.
No muere quien no ha vivido. De comunidades que hablan y teatralidad política – Andén 78
El pasado mes de mayo, México y el mundo fueron testigos de una de las vociferaciones políticas de más alta intensidad de los últimos tiempos: Marcos, el vocero de los zapatistas, ha declarado su propia muerte. Es decir, que aprovechando la oportunidad de anunciar el carácter ficcional de su personaje, nos notificó sobre su muerte. Muerte, también, ficcional (o no).
Arteterapia…, ¿otro lenguaje o el mismo? – Andén 78
Muchas veces lo verbal no está. Muchas veces la palabra es solo un balbuceo. Muchas veces la palabra no basta. ¿Qué significa comunicarnos desde otro campo que no sea el verbal?
Oíd mortales, el grito sagrado – Andén 78
El grito es un relampaguear de las emociones. Espontáneo, inconsciente, instintivo. Es el último aliento, se dirige hacia otros. Un grito es inmune a las voces mentales que lo comunican. Gritar es un modo de parir, de desestructurar, de abrir, de ser, de deshojar, de reír, de dispartir, de saltar hacia el no pensar.
Campesinos de la palabra. Traducción, invisibilidad y cultura – Andén 78
La aventura del género humano por comunicarse con el lenguaje que le fue dado, a pesar de la lengua que le haya tocado: comprender y comprenderse. Ya sea para aprender a utilizar una máquina y realizar nuestro trabajo o prepararnos para rendir un final sobre el pensamiento de Hegel.
Las derivas del sentido o el sentido a la deriva. Un comentario sobre otros comentarios – Andén 78
«la batata para el kilo, q faltaba en el cirko k!!!” ¿A qué refiere esta frase? Si estuviésemos jugando a las adivinanzas, Sr./Sra. lector/a, es probable que usted nunca llegue a la solución correcta. Pero para no demorarnos en juegos, le adelantamos que esta frase, extraída del suplemento “Espectáculos” de La Nación, es un comentario de un lector que refiere a una instructiva nota sobre rumores de amoríos entre un par de personajes de la farándula.[1]
Es la nación, carajo – Andén 78
Cuando le digo a la gente que estudio cultura japonesa, casi siempre, me suelen mirar raro; algunos se ríen, otros –más diplomáticos– asienten y agregan: “Pero qué interesante”. También están aquellos que se permiten afirmar que alguna vez vieron Mazinger Z, o que escucharon unas flautas japonesas en la película tal, o que saben que un samurái era una persona noble y desinteresada. Hay personas que tienen hijos que hacen karate o judo, y hasta habrá algún demente que sabe que la dieta japonesa no se reduce al arroz. También están los que hablan del trabajo, de la disciplina, de cosas así. Pero yo sé que en realidad lo que la mayoría de ellos piensa es: “Y este, ¿de qué carajo me está hablando?”
Gritar el sentido del mundo – Andén 78
Vociferar. Por qué vociferar, por qué escribir de vociferaciones; si la vociferación, las lenguas, la glotopolítica y la diglosia me arrastran al pantanoso terreno de la filosofía del lenguaje –ya que si voy a vociferar, lo voy a hacer en clave filosófica─, qué remedio me queda, cada vez más presto como estoy a caer una y otra vez en el pozo de Tales de Mileto..
Una mirada sobre las lenguas en peligro. Sobre los peligros del diagnóstico temprano – Andén 78
“Una lengua es un dialecto con un ejército y una armada”. La frase es atribuida al lingüista y referente en el estudio del yiddish Max Weinreich. Si bien la autoría es discutida (y de hecho el especialista no la habría pronunciado, sino que supuestamente escuchó la frase en una conferencia por él dictada), es interesante poner en relación una declaración tan lúcida sobre la arbitrariedad de las diferenciaciones y estatus entre lenguas del mundo con el estudio de una lengua minorizada y no directamente relacionada a un estado nacional, como es el yiddish.
5 discos 5 para una voz en el teléfono – Andén 78
Neruda decía que a veces uno se cansa de ser hombre. Del mismo modo, uno se cansa de ser lenguaje, de estar atravesado inapelablemente por palabras viejas, por signos tatuados en los huesos que marcan la cancha de lo que se puede y de lo que no, de lo que existe para nuestros ojos y de lo que solo existe gracias al mero artificio.