Si se sospecha que el mito aún cumple una función en nuestras sociedades, nada mejor que acercarse a quienes hacen de él un objeto de estudio. Por eso, para nuestro número de mitos acudimos a César Ceriani Cernadas, doctor en Antropología, investigador del Conicet, miembro de la cátedra de Antropología Sistemática III de la Universidad de Buenos Aires y especialista en religiones populares y antropología simbólica, quien nos aclara un panorama que, como suele ocurrir, se encuentra empañado por la razón occidental.
Las teodiceas de tu corazón – editorial 92
Vivimos y morimos en sociedades que han banalizado los mitos. Por un lado, los hemos convertido en cuentos de hadas, en narrativas pasadas de moda ante el imperio de un tipo de pensamiento −el racional− que se mira al ombligo cada vez que quiere describir la realidad. Por otro, los hemos asimilado a una masa uniforme de creencias sin ton ni son que pueblan nuestro descontento con occidente y que le buscan un sentido a la vida apelando a cualquier cosa que no huela a modernidad. Otro es aquel que aplica el título de mito a gentes, eventos o cosas que están más allá de nuestra cotidianidad. «El mito viviente», «un momento mítico», etc. Todas ellas formas de degradar lo arcano y numinoso que late en nuestras conductas más mundanas.
Este mundo solamente romperá tu corazón – Andén 91
Todos tenemos la experiencia del bucle mental, esa idea compulsiva a la que volvemos una y otra y otra vez sin solución de continuidad y que nos impide retroceder tanto como seguir adelante. Esa idea, asociada a prácticas determinadas, es quizás una de las características principales de la neurosis obsesiva. Un retorno a la niñez más primaria en la que el acto de la repetición fijaba conceptos. Eso que hacen los infantes, que ven un millón de veces las mismas películas, los mismos dibujitos; que preguntan casi como en una conmoción mental “¿Y mamá? ¿Y papá? ¿Y Candela? ¿Y la moto?”. La repetición pavloviana, como fijación y refuerzo de algo del mundo que nos ha interpelado y se afinca en el hondo bajo fondo eternamente sublevado.
Mata a tus ídolos – Editorial 87
A principios de la década de los noventa, la banda norteamericana Gun´s & Roses promocionaba su disco Use for ilution con un curioso merchandising: la cara de Jesús de Nazaret junto a la frase Kill your idols (mata a tus ídolos). Si bien Durkheim postulaba que sin ellos no hay sociedad, la idiosincrasia nacional tiende a ir por esos rumbos toda vez que desde hace más de medio siglo no hacemos más que bajar del pedestal a toda figura, institución o rol político que otrora fungió de salvadora de la patria. La historiografía cascoteó las leyendas que constituían los próceres nacionales. Luego acabamos con el mito de las fuerzas armadas como reservorio moral patria. Más tarde, los jueces, la política partidaria, la iglesia, el periodismo. Hoy, los docentes. Nos encanta ver al ídolo de ayer caído por nuestra pedrada. Por eso tenemos una malsana fascinación con los cadáveres: los literales (Moreno, Perón, Eva, Aramburu, Rosas, Néstor) y los simbólicos (Maradona, Charly, Monzón, Menem). No somos capaces de convivir con lo que alguna vez amamos. En un movimiento continuo de acción y reacción, deificamos y condenamos al averno. No es que algunos de los portadores de esa prosapia no se lo merezcan, sino que es curioso que nuestras dinámicas sociales busquen de un modo u otro horadar las bases del prestigio de aquello que en algún momento nos ha guiado.
Okupa tu localidad – Editorial 85
Primero la casa, después el auto y por último…, bueno, lo que sea. Algo así decía un consejo biempensante de antaño. Esa sucesión de prioridades cambió. La casa propia es, en los hechos, casi imposible. Douglas Coupland, autor de la célebre Generación X, postula en su novela Planeta Champú que las nuevas generaciones tardan más en dejar las casas de sus padres y que se dan al gasto irrefrenable de cosas superfluas porque no pueden conseguir trabajos con sueldos que les permitan, por ejemplo, pagar un alquiler y mucho menos, una hipoteca. Y de hipotecas imposibles estaba construida la crisis que se llevó puesto al mundo financiero en 2009. Sus consecuencias no son una especulación económica, basta con preguntarles a españoles y griegos.
Pinta tu aldea – Editorial 84
A estas alturas no hay modo de dudarlo: hay una disputa política por los colores que trasciende en mucho lo meramente institucional o partidario. El color es imagen, es sentido, símbolo, identidad. Nos coloca a un lado o al otro del espectro ideológico, nos ubica dentro o fuera de una corriente estética, más acá o más allá de la salud, a un paso de la vida y de la muerte. Nos signa.
5 Discos 5 para un ceamse postelectoral – Andén 83
Tiramos, desechamos, descartamos. Prescindimos, suprimimos, damos de baja. Así como viene, así se va, casi sin diferencia. Tal vez porque alejados del trabajo manual ya no somos capaces de percibir la vida útil de las cosas sino es a través de la opinión de los mariscales del consumo.
La escuela como caja de resonancia. Diálogo con Guillermo Folguera, Doctor en Ciencias Biológias y Filosofía – Andén 82
Enseñar ciencias puede ser una tarea ardua sin una reflexión previa que sirva de guía. De la repetición sistemática de experimentos a la evaluación socialmente responsable de las condiciones de posibilidad del conocimiento, conversamos con Guillermo Folguera, investigador adjunto del CONICET, docente del área de historia de la ciencia y filosofía de la biología de la Universidad de Buenos Aires y uno de los jóvenes científicos más críticos sobre el rol de la ciencia en la Argentina.
5 discos 5 chupamedias de la profe (pero solo porque es linda) – Andén 82
Los griegos, siempre los griegos. Estos pibes que ahora le tiran piedras a la policía y a los bancos, en otra edad del mundo, inventaron las formas primeras de transmisión profesional del conocimiento. Podemos caer en el romanticismo de la actividad educativa y enumerar los beneficios que la sociedad saca de ella, lo mucho que eleva nuestra condición de tarados cerriles, de cuánto nos salva de (o nos lleva a) las propias mazmorras humanas.
“La sexualidad se moldea para todas partes y es como una plastilina” – Diálogo con Laura Milano, especialista en Pospornografía – Andén 80
Si el porno atrae por lo que muestra, también repele por lo que invisibiliza. En esa zona oscura del ninguneo sexual, distintas prácticas que fusionan la política y el arte dan batalla por dar luz a la multiplicidad de experiencias eróticas que pueblan el imaginario. Laura Milano, autora del reciente Usina Posporno, un panorama de la pospornografía disidente revela para Andén la historia y las intensiones de un movimiento crítico y contestatario que busca ampliar las fronteras del deseo: sumar, incluir y crear.