Aclaración previa: mi propuesta era que este número del Andén debía abordar el tema del Mundial de Fútbol. Como mi propuesta no fue contemplada, encontré la manera de hacerlo de todas formas. Desde ya mi agradecimiento al Dr. Grondona y al diario La Nación.

Hace pocos días en su habitual columna del diario La Nación, el Dr. Mariano Grondona nos sorprendía (a mí por lo menos…) con el uso de una frase que tiene su historia y que es el disparador de este artículo.

Veamos qué decía Mariano:

“El fútbol es el opio de los pueblos”

No crean que a pesar de todo vaya a hablar de fútbol. Tengo claro que el tema es la religión.

Entonces… ¿por qué esta cita? La razón es que la frase está cambiada. En su versión original en lugar de la palabra fútbol está la palabra religión. Por lo que quedaría de la siguiente manera:

“La religión es el opio de los pueblos”

Pertenece al pensador-activista del siglo XIX: Karl Marx. Sí, creanmé, lo tengo chequeado. Es más, si quiere la referencia bibliográfica, al pie de esta página la podrá encontrar. Y aunque llame la atención, ¡¡¡el Doctor anda citando pensadores marxistas!!! Todo cambia, ¿no?.

Entonces, ¿cuál será la relación que existe entre el fútbol y la religión, para que de ambos pueda decirse que funcionan como opio?… ¿Qué efecto produce el opio en el Pueblo? ¿Quién lo administra? ¿Con qué fines?

Se podrán dar cuenta que difícilmente podamos contestar tantas preguntas. No es el objetivo de este artículo, sino al menos poder formular el problema.

Lo que Marx denunciaba en su tiempo era que la religión funcionaba como mecanismo ideológico de control social. El supuesto es que no hay manera más eficaz de lograr que alguien acepte algo que consiguiendo que lo quiera por sí mismo, lo acepte pasivamente y hasta lo espere con esperanza. Esto podría no tener nada de malo. Pero si se tiene en cuenta que aquello que hay que aceptar y creer es que de un modo irremediable la sociedad es para unos pocos que tienen todo, y a los muchos que nada tienen solo les queda resignarse a ello, puede entonces comprenderse por qué hace falta el opio. Sería el modo de “adormilar o adormecer” a las masas…

Ampliemos un poco el contexto de la cita de Marx:

La miseria religiosa es a la vez la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real.

La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo.

Tal vez algún lector recuerde al ex-presidente riojano cuando, al compás de los planes de ajuste neoliberales de la década del 90, justificaba el creciente número de pobres e indigentes, citando al mismísimo Jesús de Nazaret:

“siempre habrá pobres entre ustedes”

Así tal vez nos podamos acercar siquiera un poco al sentido de la expresión, y ver cómo funciona el mecanismo.

Frente a determinadas situaciones sociales, políticas y económicas, se requiere de un factor ideológico que funcione como “anestesia”. Y como pareciera que en nuestro globalizado mundo la religión ya no puede brindar esa cobertura, es necesario apelar a otros medios. Aquí es donde entra en escena la nueva “religión globalizada” que es un mundial de fútbol.

Es llamativo, teniendo en cuenta la larga trayectoria mediática del Doctor, que sea la primera vez que establece esta relación entre fútbol y opio. De hecho, no lo hizo cuando nuestro país organizó el Mundial en plena dictadura allá por 1978. La duda que me queda es si no lo hizo porque él mismo fue víctima del efecto del opio, si le parecía demasiado subversivo citar un autor marxista, o si en ese contexto consideraba adecuado usar al fútbol, ya que se trataba de generar adhesión al régimen sin tener en cuenta sus consecuencias.

Me quedan interrogantes… ¿qué es lo que en este siglo XXI es necesario que aceptemos pasivamente y hasta creamos con fervor? ¿qué es lo que Mariano cree que se quiere tapar con fútbol?

Tal vez… solo tal vez, ayude ver desde otra mirada. Por eso termino compartiendo lo que escribió Eduardo Galeano sobre este mismo tema… fútbol y opio:

¿El opio de los pueblos?
¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que el tienen muchos intelectuales.
En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del fútbol y de «las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan».

Un siglo después, en Buenos Aires, Jorge Luis Borges fue más que sutil: dictó una conferencias sobre le tema de la inmortalidad el mismo día, y a la misma hora, en que la selección argentina estaba disputando su primer partido en el Mundial del 78.
El desprecio de muchos intelectuales concervadores se funda en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el fútbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la Cultura, y así la chusma tiene lo que quiere.
En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase.
Cuando el fútbol dejó de ser cosas de ingleses y de ricos, en el Río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar las huelgas y enmascarar las contradicciones sociales.
La difusión del fútbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos.
Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires. En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron al fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia.
Entre ellos, el marxista italiano Antonio Gramsci, que elogió «este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre». (El fútbol a sol y sombra, E. Galeano)

Usted verá, querido lector… Usted sabrá qué es lo que más lo adormece…■

 


Nota de Mariano Grondona en La Nación del domingo 29 de junio de 2010. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1274591

En esta página de wikipedia pueden encontrar la historia de la frase de Marx y algunas antecedentes y procedentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Opio_del_pueblo.

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