La tarde del viernes nos acercamos hasta la casa de Rubén Dri quien no deja de sorprender en su visión y sus relaciones entre religión, política, Jesús y su movimiento antiimperial, la Iglesia y mucho más.
Andén: El hombre para sobrevivir necesita encontrarle sentido, explicación y coherencia a las acciones que realiza. ¿Por qué y cómo interviene la religión en esto?
Rubén Dri: El ser humano necesita orientarse en la vida para encontrar determinado sentido. El ser humano siempre se pregunta si vale la pena: ¿vale la pena esto?, ¿vale la pena aquello?, ¿vale la pena vivir?, ¿qué pasa con la muerte, con el dolor, con el sufrimiento?
Y para eso siempre necesita ir encontrando respuestas, y la respuesta es siempre ir encontrando determinado sentido. Y esto no te lo puede solucionar una ciencia; una ciencia te dice que es lo que pasa con tu cuerpo cuando morís, pero ese no es el problema. El problema es qué sentido tiene la muerte en mi vida. Bueno, para encontrar una respuesta, se necesita una visión de totalidad. Es decir, un problema que vos te planteás es un punto en el ámbito de toda tu vida. Ahí es donde encontrás sentido, si lo aislás no tiene sentido. Lo que te puede dar esa visión de sentido siempre es una forma de conciencia social que apunte a la totalidad. Y ese es el mito, la religión o es la filosofía.
Necesariamente, nosotros somos mitológicos, somos religiosos o somos filosóficos. Lo que dice un autor como Gramsci es que por ser humano uno es filósofo; y es totalmente cierto. Porque uno tiene una visión de su vida, y ubica todos los hechos y los problemas de su vida en su vida. Eso es filosofía; es decir, que se pueda expresar como una narración mitológica una narración religiosa ¿no?
ANDÉN: Hoy parece que el mundo vive circunscripto en la esfera de la Razón, y a medirse en los tiempos científicos. ¿Qué potencialidades tiene en esto el mito, la religión y la fe?
R.D.: En algún momento se creyó que la ciencia iba a suplantar al mito y esto era completamente falso. Hoy, el mismo científico sigue preguntándose qué pasa con su vida, con la muerte y su sufrimiento, que es la felicidad. La ciencia no le puede responder a esto. La ciencia le puede responder a cómo se desintegra la materia, cómo se desintegra el cuerpo; pero ése no es el problema.
Entonces siempre tenés una visión mitológica y religiosa, pero lo que pasa es que muchas veces ésta está camuflada o está negada, pero de hecho existe, está presente y tiene un valor fundamental; porque es importante reconocer cuáles son nuestras visiones filosóficas, mitológicas y religiosas. Por ejemplo, cuando a mí me dicen que la religión está en crisis yo digo que esto no es cierto; la religión nunca estuvo en crisis ni puede estarlo, lo que está en crisis son las instituciones religiosas, determinadas respuestas religiosas. La Iglesia católica está en crisis, por ejemplo.
Pero la gente busca otra manera, otro tipo de religiosidad y siempre busca un determinado tipo de respuesta religiosa.
ANDÉN: ¿Hay alguna explicación a la fe? ¿Cómo se la puede llegar a entender?
R.D.: Sí, la fe es ese anhelo de trascendencia que todos tenemos, es un más allá que no es irracional pero tampoco es racional en el sentido científico. Es decir, tiene un determinado tipo de racionalidad que no puede ser sometida a una prueba científica. Si vos me preguntás si se puede demostrar la existencia de Dios, claro que no se puede demostrar, pero no quiere decir que eso sea irracional, absurdo porque estás planteando un tipo de utopía. Y la utopía es ese más allá, es esa trascendencia a la que nosotros necesariamente tendemos.
Es esa apertura sin límites y eso es propio del ser humano lo que nos distingue de los anormales. Los animales están encerrados en su sentido. El ser humano ha roto con ese encierro al aparecer en ese ámbito que lo denominamos razón, que no es simplemente la razón científica sino que es también el sentimiento, las valoraciones, la ética, que es la fe… es esa apertura que va más allá. Ahora, eso vos no lo podés volver a encerrar en un tipo de conocimiento que cierra, como es la ciencia, porque siempre queda abierto un más allá; es el ámbito propio de la fe, de la máxima apertura del ser humano.
ANDÉN: ¿Y cómo se encuentra ese ámbito, de la fe, el mito y la apertura del ser humano con la política?
R.D.:Nosotros somos seres esencialmente políticos. Siempre estamos en un ámbito de relaciones sociales que son necesariamente políticas porque son relaciones de poder. Pero ese ámbito de relaciones no es simplemente algo externo a nosotros, nosotros estamos conformados por ese tipo de relaciones por lo político y ella está abierta a la utopía. Cuando elaboramos un proyecto político, tiene que ver con cómo pensamos el más allá; lo político está imbricado en lo religioso. La concepción religiosa depende de la concepción política y ésta a su vez de la religión; es decir, hay una relación dialéctica. Si yo creo que Dios es un amo, entonces, yo tengo una política en la cual el poder de dominaciones es fundamental .Sí yo creo, en cambio, que Dios es un amigo o que la relación con Dios es una relación de Amistad intersubjetiva, entonces mi proyecto político será un tipo de proyecto que cuestione todo tipo de dominación.
ANDÉN: En los 70 vivió un fuerte compromiso liberador desde el espacio de la oposición con los pobres como sacerdote. ¿Sigue creyendo en eso?
R.D.:Sí, absolutamente. Aquí lo que hay que distinguir es el espacio religioso y de la fe del espacio/ámbito sacerdotal, son diferentes. El ámbito sacerdotal tiene que ver con una determinada concepción de la religión en el cual el sacerdote es el depositario y dueño de un determinado espacio religioso y es el que dispensa por lo tanto del servicio religioso.
En cambio, el cristianismo no depende necesariamente del sacerdocio, de hecho en el cristianismo primitivo no había sacerdocio, Jesús no fue sacerdote y lo mataron los sacerdotes. Entonces nosotros distinguimos a la religión de los proyectos sacerdotales de los que son los proyectos proféticos -en la medida en que los profetas eran líderes religiosos que estaban completamente comprometidos con los sectores oprimidos en el antiguo Israel con los campesinos, y Jesús también estaba con ellos-.
Entonces, su proyecto religioso también es un proyecto político de liberación. Nosotros como sacerdotes del tercer mundo recuperábamos esas raíces de liberación y de ahí muchos terminamos teniendo la crisis con el sacerdocio. Muchos lo pueden seguir pero siempre y cuando el sacerdocio esté al servicio del proyecto de liberación. Pero el sacerdocio de la iglesia jerárquica no está al servicio de la liberación, al contrario, está con un proyecto de poder y dominación muy fuerte, contra ese proyecto también actuó Jesús; de hecho fueron los sacerdotes aliados al Imperio Romano quienes mataran a Jesús.
ANDÉN: A 25 años de la condena a la teología de la liberación, a través de la instrucción de la congregación de la fe Libertatis Nuntius, presidida en ese momento por Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, ¿qué lectura podemos hacer del estado actual de las Iglesias locales en América Latina?
R.D.: En la generalidad de las Iglesias de América Latina, las iglesias jerárquicas están en contra de los procesos de liberación. No conozco ninguna jerarquía que apoye proyectos alternativos como los proyectos bolivarianos, venezolanos o ecuatorianos, la jerarquía, como tal, ha estado en contra. Tal es el ejemplo de Honduras que estuvo con el Golpe.
Entonces hay que distinguir las jerarquías eclesiásticas de los que son movimientos de base y curas comprometidos con movimientos populares. Ellos están en toda América Latina y están en contradicción con la iglesia jerárquica. Este movimiento de la iglesia popular y la teología de la liberación no ha muerto, las semillas están y se va retomando de una manera distinta porque el contexto es diferente. Pero la iglesia jerárquica está totalmente comprometida con la las clases dominantes.
ANDÉN: ¿Cuáles son hoy los espacios y opciones que hacen presente la utopía revolucionaria de Jesús?
R.D.: Los espacios se encuentran en movimientos sociales, en asambleas, en grupos que asumen un compromiso político de base y tratan de apoyar medidas que tienen que ver con lo popular y a su vez conforman un movimiento popular de liberación. Estos movimientos pueden estar en el ámbito cristiano de la iglesia con determinados curas. Hay muchos movimientos e iniciativas. Estamos en un momento interesante en América Latina, ya que ésta ha roto con el neoliberalismo y se están formando alternativas. Si nosotros sacamos a Chile, a Perú y a Colombia, todos los otros países están buscando una alternativa al neoliberalismo y hay una fuerte presencia de los cristianos. En algunos países es mucho más claros. En ecuador, Correa fue formado por la teoría de la liberación; Chávez lo cita a Jesús de Nazaret como el primer socialista; en Brasil hay una fuerte presencia de Boff y Frai Betto de comunidades de Base. Entonces, la presencia de un cristianismo de liberación no es la misma que antes pero está muy presente.
ANDÉN: Recién hablaba de un momento de América Latina en particular, y hace unas palabras atrás de la crisis de instituciones como la de la iglesia católica. ¿Le parece que la iglesia puede ponerse al día con esta deuda o que están surgiendo nuevos movimientos que a través de la religión pueden encarar este momento?
R.D.: No, en la iglesia se va a producir un quiebre. De hecho, hay grupos de teólogos y sacerdotes que han reclamado la renuncia del Papa. Creo que la contradicción que tiene en este momento la iglesia es muy fuerte como para que dure demasiado tiempo. Creo que desde el interior de la iglesia está surgiendo una crisis muy fuerte que va a producir un quiebre. Lo que no sé es cómo se va a recomponer esto institucionalmente.
Pero mi esperanza mayor es siempre América Latina, porque aquí hay esperanzas de renovación, en la medida en que los movimientos populares tomen mayor conciencia y protagonismo. Esto también influye muchísimo en grupos sacerdotales y cristianos que toman compromiso en estas transformaciones.
De hecho Bergoglio y Casareto han querido estructurar un polo de oposición al Proyecto Nacional y Popular, y no han logrado sacar un documento consensuado con toda la oposición; lo cual es muy significativo de la crisis en la que están que tiene que ver con la pérdida de credibilidad que tienen.
ANDÉN: ¿Qué opina como sacerdote tercermundista sobre la posición que tiene la iglesia católica sobre el aborto y la Ley del Matrimonio Gay?
R.D.: La iglesia tiene un problema enfermizo con todo lo que tiene que ver con el sexo; es decir, todo esto tiene una historia de milenios. El cristianismo nace en el ámbito del Helenismo -este estaba muy estructurado culturalmente al ámbito de la filosofía platónica dualista de la separación entre el espíritu y la materia-. La religión es la salvación del espíritu que en el ser humano es alma, en contra de la materia que es el cuerpo, y la manifestación mayor y más peligrosa de la materia es el sexo. Entonces, el sexo termina siendo algo muy peligroso que debe ser manejado con cuidado por la autoridad religiosa que estructura cuál debe ser el tipo de comportamiento; por lo cual no puede integrar al sexo en el proceso de formación y realización del sujeto humano. Es así que el sacerdote tiene que ser célibe, la negación del sexo. Por eso todo ser humano que debería ser cristiano tiene que someterse a reglas dictada por los sacerdotes.
Aquí entra el tema de las relaciones prematrimoniales, o fuera del matrimonio, del aborto, homosexualidad, son todos temas sobre los cuales la Iglesia cree que tiene la autoridad y verdad para ponerle los límites que ella considera necesarios. La iglesia cae en una gran hipocresía ya que por ejemplo niega que el Estado regule el tema del aborto con posibilidades de realizar el aborto en determinadas condiciones, diciendo que de esa manera defiende la vida. Cuando en realidad la iglesia sabe que de esa manera, como el aborto está penado, son los pobres los que no tienen acceso de ninguna manera a realizar el aborto en condiciones de higiene necesaria.
Y lo hacen en condiciones precarias con un peligro para el bebé y la madre. Se pretende defender la vida cuando lo que se está haciendo es propiciando la muerte.
Y el tema de la homosexualidad es porque la iglesia no quede concebir de ninguna manera que la sexualidad es una construcción y elección. Ellos dicen que lo que rige es una biología y que como esa bilogía salió fallada hay una enfermedad: el homosexual es un enfermo, no es un ser humano normal, y por lo tanto hay que someterlo a una determinada legislación rígida■