Las religiones son una piedra sobre el caos. La instrumentación de un método, la fe, que pretende desbordar a la nada con un sentido. Son la barra brava que en el mundial de los astros hincha porque esperemos a Godoth con entrega y esperanza.
Que no siempre lo logren no impugna en nada su efectividad histórica. Siempre han estado allí, arropando y asfixiando a hombres y mujeres de carne y hueso, extraviando y guiando sus pasos hacia algo que esta ahí, a un tiro de piedra o a mil kilómetros y un paso mas allá. Vamos hacia ellas y permanecemos conellas aunque queramos alejarnos. Vamos para amarlas y fundirnos en ese amor que nos proponen o para ver de cerca sus defectos y sus simulacros. Nos encabronamos con ellas por lo que nos prohíben, por ese absurdo 1 a 0 contra el deseo que patea en todos los idiomas, las sexualidades y las contemplaciones. Las amamos por esa poesía ciega, cerril, que inspira cada tanto una certidumbre. Miles hay, religiones, millones de ellas. Tantas como pobres diablos en la tierra; porque cada infeliz se les acerca de un modo único pues los dioses tienen un rostro huidizo y a nadie muestran lo que son realmente. Y en berrinche nos dejan en pampa y la vía con nosotros mismos. Por todo eso 5 discos 5 cuasi religiosos, que llevan fe o la despiertan, para oídos de quien mira al cielo, sospecha que esta sólo y por alguna razón, espera■
Passion and Warfare – 1990 – Steve Vai. Es posible que la virtud sólo provenga de los dioses. Acaso no la creatividad, acaso no el genio, pero sí el don que los vuelca sobre el mundo. Steve Vai, quizás el más grande guitar hero luego de Hendrix y Clapton presentó esta imponente obra donde desplegó el dominio sobre su instrumento de un modo que millones de guitarristas en el mundo jamás podrán soñar. Cuenta la leyenda (apócrifa) que luego de retirarse al desierto a ayunar y reflexionar volvió al estudio de grabación y ejecutó una de las obras sacras más conmovedoras de la historia, la balada instrumental “For the love of God”. Todo el disco es una jaculatoria solemne y brillante de quien, por su habilidad y su obra, habitará a la derecha del padre.
Antichris Superstar – 1996 – Marilyn Manson. Hasta el momento de salir este disco, Los Manson sólo habían atinado a ser simples provocadores, luego de él, se convirtieron en un grupo oscuro, bizarro, actores de un satanismo de caricatura, que tanto los divirtió y tanto enfureció a los palurdos del mundo. Profundos críticos sociales desde sus letras y su estética, rindieron culto al mal (otra de las grandes religiones humanas) desde un sonido industrial producido por el siempre enorme Trent Reznor. Al igual que una religión y su correspondiente fe, los climas generados a través de las 16 canciones, encumbran y condenan, revisitan el cristianismo desde lo peor de sí y lo exponen como reflejo de una sociedad decadente que no atina a soportarse así misma detrás de sus máscaras. Una crítica lúcida, teatral y siempre tenebrosa.
La misa criolla – 1964-Ariel Ramírez y los fronterizos + jaime Torres. Su presencia aquí es más que obvia; no hay, dentro de la música popular, otra obra en el mundo que fusione los géneros folklóricos de una región con la poesía sacra de la misa en una comunión de esa talla. Baguala, vidala, carnavalito al servicio de una inspiración devota que recorre la mitología católica, sus fórmulas y sus rezos. Nada más alejado del desierto israelita tardo antiguo que el sonido de un charango. Sin embargo, la belleza conseguida hace estallar cualquier consideración geográfica o temporal y expone una espiritualidad particular que atravesó la historia y se hizo carne aquí. Este disco es una prueba de ello. El punto más destacado de la obra es “Gloria” dónde se está a un paso de demostrar, sin dudas, la existencia de Dios por vía emotiva.
Ray of Light – 1998- Madonna. Hubo una edad del mundo en el que la diosa del pop cambió radicalmente, una vez más. Dio a luz una hija, adoptó el sonido más moderno posible de la mano de William Orbitt, empezó a practicar el misticismo judaico de la cábala y una filosofía hinduista pasada por el tamiz de occidente. El resultado de todos esos cruces (algo snobs) fue un disco fascinante, calmo, sin espasmos irreverentes. Acaso el menos bailable de toda su producción. Un disco que ciertamente desilusionó a muchos fans, como en ocasiones ocurre con las religiones, pero con el correr de los años sigue sin envejecer, revisitándose, reformulándose, preanunciando el futuro como un libro escrito por ángeles como en las maravillosas “Nothing really matters” o “Frozen” donde el dios adquiere sorprendentes rostros y voces.
Universo 4 –2007- Kyosko. La escena del rock cristiano, como la de la cumbia o el hip hop es una de las más injustamente ignoradas. Se puede o no compartir el mensaje pero no prestar atención a uno de los sonidos más novedosos y elegantes del rock nacional es un pecado verdaderamente sacrílego. No tendrán el vuelo poético de otra de las grandes bandas del género, la desaparecida Pájaro de Fuego, pero nada tienen que envidiarle ni a ellos ni a bandas como Cuentos Borgeanos o Smitten con quienes tienen más de un punto en común. La Fe, ese salto al vacío que el creyente no reconoce como tal, aquí se despliega en lo cotidiano, y en la gratitud de quien tiene algo que agradecer, a saber, un sentido claro y distinto en medio del caos del mundo. Para envidar.