Mientras nos acercamos al final de nuestro recorrido por esta monumental figura, vamos a saldar la deuda que quedó pendiente en la última ocasión. Luego, a modo de nexo entre la música de Iglesia y la música de entretenimiento, daremos un vistazo a la música para órgano.
La Pasión[1] según San Mateo (BWV 244) (entre 1724 y 1729)
La Pasión según San Mateo es la apoteosis de la música religiosa luterana; en ella, el coral, el medio concertato, el recitativo, el arioso y el aria da capo aparecen unidos bajo la majestuosidad dominante del tema religioso central[2].
Esta pasión oratorial está escrita para doble coro, solistas, doble orquesta y dos órganos -la duplicación de los grupos, muy posiblemente, busque un sonido estereofónico-. El sufrimiento y muerte de Jesús está elaborado desde una perspectiva épica. La necesidad de trabajar con tantos músicos nos demuestra esta búsqueda. Es una obra gigante, opulenta y creíble.
El relato está basado en el Evangelio de San Mateo, capítulos XXVI y XXVII (traducción de Lutero), los cuales aparecen literales y completos. Acompañando, adornando tal vez, pero sobre todo explicando y reflexionando sobre el texto evangélico, hay corales luteranos[3] y textos originales (de Christian Friedrich Henrici, conocido como Picander). La obra está dividida en dos partes, entre las que se daba el sermón. El texto bíblico es el centro de la obra y está cantado, la gran mayoría de las veces, por el personaje del Evangelista (Tenor). El resto de los personajes son interpretados por los solistas. El coro cumple distintas funciones: representar a la turba (participa en la acción) y reflexionar sobre los acontecimientos (espectador). La incorporación de corales permitía la participación activa de los feligreses que los cantaban porque conocían la letra y la música.
Las frases musicales están elaboradas de modo tal que son apoyo del texto, representan el texto, lo simbolizan y, en consecuencia, lo reafirman. Bach predica en clave de música, pero esto es posible en la medida que existe un texto que simbolizar. Quizás un comentario sobre un ejemplo particular resulte por demás complejo a los fines que nos atañan, pero les puedo asegurar que esto no es sólo un juego para eruditos: si bien, quienes saben dónde buscar las metáforas musicales (u otras figuras retóricas) y con qué ojos mirar las obras, pueden distinguir y asociar las ideas que rodean los simbolismos, el oyente desprevenido, que no hará esa asociación clara y directa, recibirá un mensaje fortísimo con un plus de significado que contribuirá en la transmisión del mensaje religioso.
El mecanismo con el que se asocia el significado del texto a la sintaxis musical acaso resulte muy forzado; con todo, es harto efectivo. Por otro lado, esta asociación es psicológica, no semántica o lingüística; es decir, el vínculo está armado por una asociación previa en el marco del lenguaje articulado. Por ejemplo, si el descenso del hombre del Cielo a la Tierra es consecuencia del castigo divino por haber pecado, podemos asociar Tierra y pecado a través de ese descenso. El cromatismo[4] es una sucesión de sonidos que suele representar “cosas malas”, como la muerte (cuando es descendente) o el pecado (en este caso, ascendente). En el Coral de la Pasión (coro final de la primera parte de la Pasión…), mientras se canta la palabra “tierra” hay un cromatismo ascendente en una voz, por lo que es posible establecer la asociación entre tierra y pecado. Como vemos, es de una sutileza suprema.
Por lo recién mencionado, es menester que para una mejor apreciación de la obra se tenga a mano el texto bilingüe, pues es fundamental saber qué es lo que sucede y cuáles son las intenciones musicales del texto alemán. Si esta condición es cumplida, la percepción de las emociones musicalizadas, de la riqueza de la obra y del genio inigualable de Bach quedarán al descubierto.
El órgano
Mucha de la literatura para órgano de Bach fue escrita con fines religiosos. Por ejemplo, los preludios de Coral[5], que eran piezas que preparaban a los feligreses para cantar los corales luteranos, señalándoles cuál era el coral que iba a cantarse y familiarizándolos con la futura entonación. La melodía del coral se presenta una vez completa y luego se realizan cánones u ornamentaciones sobre ella.
En esta literatura también están incluidas las tres compilaciones de corales (no preludios) que Bach realizó en Leipzig[6]. Sin embargo, en esta oportunidad vamos a acercarnos a una obra para órgano de carácter secular.
La Toccata y Fuga en re menor BWV 565 (Weimar, anterior a 1708) es una obra que posee un lugar indiscutido en el repertorio universal y que ha logrado instalarse –sin privilegios- en el distinguido mundillo de los sonidos telefónicos. Veamos por qué.
Fundamentalmente, porque la orquestación realizada por Leopold Stokowski (1927) proporcionó la versión que la lanzó a la fama; fama que luego se extendería a la versión original para órgano. Posteriormente, esta popularidad se autogestionó auspiciando la utilización de esta pieza en distintos ámbitos (cine, radio, televisión, publicidad, etc.)
El carácter de la obra es representativo del período de juventud de Bach, en el que estuvo deslumbrado por las composiciones de Buxtehude, con quien estudió tres meses en Lübeck[7], ausentándose de su trabajo.
Como vimos en otra ocasión, la conjunción Toccata/Preludio/Fantasía y Fuga era algo habitual. La Toccata/Preludio[8]/Fantasía es una pieza de tipo improvisatorio de forma libre -en la que se simula una improvisación- y la fuga[9] es una pieza con una forma muy estricta. Generalmente, esta dualidad desmesura-mesura está separada en la partitura, son dos partes claramente diferenciadas. En esta obra, esta dualidad no está delimitada. Uno puede inferir que hay fragmentos fugados y otros improvisatorios, pero no hay una separación formal. Hay contenidos de toccata y hay contenidos de fuga.
En el comienzo se anticipa el tema de la fuga a través del descenso desde un la a un re. El inicio tema de la fuga es esta escalita, pero intermediada por una nota repetida (la). Los temas están entrelazados. Los estilos bien diferenciados que forman la pareja Toccata y Fuga están amalgamados en esta obra; la forma en la que están dispuestas en la partitura es signo de esto.
Bach es una figura enorme que sigue conmoviendo, aun a casi 260 años de su muerte (28-07-1750). Tomemos una porción de nuestro tiempo para acercarnos a su obra y estemos atentos: a ver cómo nos toca.
Johann Sebastian Bach La Pasión según San Mateo BWV 244 Nº 33 So ist mein Jesus nun gefangen
NR. 33 DUETT
(Sopran, Alt, Chor)
Solisten:
So ist mein Jesus nun gefangen.
Mond und Licht
ist vor Schmerzen untergangen,
Weil mein Jesus ist gefangen.
Sie führen ihn; er ist gebunden.
Chor:
Laßt ihn, haltet, bindet nicht!
Sind Blitze, sind Donner
in Wolken verschwunden?
Eröffne de feurigen Abgrund,
o Hölle
Zertrümmre, verderbe,
verschlinge, zerschelle
Mit plötzlicher Wut
den falschen Verräter,
das mördrische Blut!
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NUM. 33 DÚO
(Soprano, Contralto, Coro)
Solistas:
Así es hecho preso mi Jesús.
La luna y las estrellas
se han ocultado a causa del dolor,
pues mi Jesús ha sido hecho preso.
Ya le llevan maniatado.
Coro:
¡Dejadle, soltadle, no le atéis!
¿Han desaparecido
los rayos y truenos de las nubes?
¡Oh, infierno,
abre tu abismo de fuego,
destroza, derriba,
devora, aniquila
con súbita cólera
al pérfido traidor,
al monstruo asesino!
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Johann Sebastian Bach Toccata y Fuga en re menor BWV 565
Versión para orquesta (Stokowski, 1927)
Versión original
[1] Sobre el género Pasión, ver Una que sepamos todos X, en ANDEN 40.
[2] Grout – Palisca, Historia de la música occidental, 2, Alianza Música, Madrid, 2001, pág. 557
[3] El coral protestante una melodía a cuatro voces con acompañamiento instrumental que los fieles cantan durante el servicio religioso. Fue introducido por Lutero, quien compuso muchos de ellos. Para la formación del repertorio se tomaron melodías conocidas por el pueblo (armonizadas luego por los compositores de corales) a las que se les incorporó el texto sacro en lengua vernácula.
[4] Ver Una que sepamos todos II, en ANDEN 30.
[5] Ver Orgelbüchlein BWV 599-644.
[6] Los seis corales Schüber (BWV 645-650), las obras de este estilo que fueron compuestas en otros períodos (BWV 651-668) y los corales de catecismo de la tercera parte del Clavier-Übung (BWV 669-689)
[7] Es famosa la peregrinación de Bach a Lübeck: caminó desde Arnsdat más de 300km.
[8] Hay otros tipos de preludios que no son de estilo improvisatorio. A modo de ejemplo ver Preludio y Fuga en do menor BWV 871.
[9] Ver Una que sepamos todos IX, en ANDÉN 39.
Bibliografía:
. Bukofzer, M, La música en la época barroca, Alianza Música, Madrid, 1994
. Grout – Palisca, Historia de la música occidental, 2, Alianza Música, Madrid, 2001
. Michels, Atlas de la Música I, Alianza Editorial, Madrid, 1982
. Otterbach, F. Johann Sebastian Bach. Vida y obra. Alianza Música, Madrid, 1990
. Zamacois, J, Curso de Formas Musicales, Labor, Barcelona, 1971