Giles Deleuze y Felix Guattari trazaron en su libro Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia varios conceptos de análisis llamándolos (y digo esto de manera muy escueta porque es un libro largo y completísimo) rizoma, árbol, mapa, principio de cartografía, etc. Estos se van desarrollando a lo largo de los capítulos en su oposición y se puede ir vislumbrando su morfología para después poder aplicar dichos conceptos a distintas formas de arte, en su mayoría literario, pero una vez comprendidos, que dicho sea de paso no es nada fácil, pueden también ser usados para otras formas: las artes escénicas.
Lo que me ocupa en este artículo es el concepto de rizoma. A lo largo de la lectura y tratando de comprender su funcionamiento fui notando que mapa y principio de cartografía dan cuenta de forma ilustrativa su mecanismo:
Teniendo en cuenta estos conceptos, pensemos en la actividad teatral, sin situarla en ningún lugar, ni Buenos Aires, ni Berlín, ni Mendoza, ni Córdoba. ¿Por qué? Porque el quehacer teatral es en cada lugar, en cada contexto cultural , social y político, muy diferente… Por suerte y como dicen estos autores : los hechos culturales tanto como sus productos no pueden sencillamente “significarse” en tanto que se hallan en permanente reformulación y en diálogo con otros eventos y actores sociales.
Por lo tanto, celebro la multiplicidad cultural, estética y social, y los festivales culturales y teatrales porque en ellos pueden verse estas multiplicidades, dejando así lugar a la apertura mental y cultural de los que vamos y participamos de ellos.
Los conceptos deleuzianos antes mencionados pueden darnos cuenta de cómo podemos pararnos frente a un proyecto, o por lo menos pensarlo y trazarlo en el tiempo. Si bien se trata de un método de análisis que, como dije antes, por lo general se utiliza para decantar y comprender algunos procesos literarios, se me ocurre que puede ordenarnos también el texto espectacular (representación/obra) y al quehacer de la bella tarea.
Tal vez es de lo más complicado (y esto puede verse en todos los niveles de la sociedad) aceptar la multiplicidad de ideas, de tácticas, de técnicas, de cuerpos, de voces… pero lo cierto es que si el tiempo de proceso (prueba y error) es vasto nada es más productivo como lo que se puede ir gestando.
Para dar un claro ejemplo de cómo encarar la búsqueda, quiero citar al grupo Periférico de objetos, fundado en el año 1989 y conformado por Ana Alvarado, Daniel Veronese y Emilio García Wehbi, entre otros. El grupo como tal ya no existe pero es muy difundida la actividad que han realizado y que realizan aun hoy cada uno de sus integrantes. En sus resultados, en la obra misma del grupo (Máquina Hamlet, Monteverdi Método Bélico, Manifiesto de niños: Niño barroco, controlado y fragmentado entre otras) podríamos intuir la búsqueda rizomática que atravesó sus procesos, sospechando que sin tiempos, ni ataduras estéticas han dejado fluir la creatividad, cada uno de ellos por su parte, proyectando sus mundos y entrando al trabajo desde diferentes puntos del mapa de la creación llevando consigo sus vivencias particulares y artísticas.
Hoy por hoy y desde hace unos años se producen todo tipo de espectáculos en los que se comenzaron a ver producciones que mezclan disciplinas en un mismo montaje valiéndose de la tecnología actual (ver y tener en cuenta lo que produjo por ejemplo el Festival Tecnoescena editado durante el 2008). Por todo esto creo que lo creativo, sin un referente único (árbol, tronco) llevará inevitablemente a las nuevas formas, que en última instancia de eso se trata la actividad teatral, si no vamos tranquilos y sin tropiezos molestos a lo conocido, a lo ya vivido sin esperar que nada nos sorprenda■