La educación superior universitaria está interpelada por múltiples demandas de una sociedad que se asume cada vez más diversa. En ese contexto, el ingreso de alumnos indígenas, y su proceso de visibilización, en la Universidad Nacional de Salta permiten reconocer los límites de una institución atada a formas decimonónicas. Estos actores requieren la reconversión de un sistema dispuesto que no los contempla. La experiencia de tutorías con pueblos indígenas en Salta avisó transformaciones necesarias.

El territorio de la Universidad de Salta

La Universidad Nacional Salta (UNSa) se define en sus bases fundacionales como una “institución académica de frontera”, por la impronta de su ubicación geopolítica y la diversidad que caracteriza a la provincia. Salta es una provincia que se ubica al norte de Argentina, que limita con seis provincias (Jujuy, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Formosa) y con tres países (Paraguay, Bolivia y Chile).

Según los datos del último CENSO (INDEC, 2010), en Salta hay 79.204 personas que se reconocen como indígenas o descendientes de algún pueblo indígena u originario, sobre un total de 1.214.441 habitantes. Esta cifra representa el 6,5% −cerca del triple de la cifra nacional de 2,4% (INDEC, 2010)− y la ubica en el quinto lugar de las provincias con mayor población indígena, después de Chubut (8,5%), Neuquén (7,9%), Jujuy (7,8%) y Río Negro (7,1%). Además, Salta es la provincia que alberga la mayor diversidad de pueblos indígenas en este país:

Los datos del Censo (INDEC, 2010) identifican ocho pueblos indígenas en Salta: Wichí, Kolla, Guaraní, Ava Guaraní, Diaguita-Calchaquí, Toba, Chané y Chorote. Según este relevamiento, la provincia no representa la mayor diversidad de pueblos, dado que otras provincias registran hasta nueve etnias. Sin embargo, si consideramos los pueblos que no fueron censados por este organismo, al realizar un cruce con la información más actualizada que proporciona ENOTPO (2015), Salta resulta ser la más diversa con la presencia de quince pueblos indígenas en su territorio. En el mapa N°1, se representa la diversidad de pueblos indígenas en la provincia, con una estimación de la ubicación en relación con las características geográficas en las que habitan las comunidades; cabe aclarar que no se representan datos sobre cantidad de habitantes, dado que no existe un relevamiento fehaciente al respecto para los pueblos no registrados por el censo.

Mapa 1: Diversidad de Pueblos Indígenas en la Provincia de Salta y ubicación geográfica estimativa.

Fuente: Rodríguez y Sulca (2019), sobre la base de datos del Censo 2010 (INDEC), ENOTPO (Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios, 2015) e INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, 2019).

Fuente: Rodríguez y Sulca (2019), sobre la base de datos del Censo 2010 (INDEC), ENOTPO (Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios, 2015) e INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, 2019).

Además de ser la provincia con mayor diversidad de pueblos indígenas, la diversidad en Salta se complejiza con inmigrantes de países limítrofes, población a quien también recibe la UNSa.

En este contexto, la Universidad Nacional de Salta se constituye en una universidad pública, cuyos estudiantes son mayormente primera generación en acceder a este nivel de educación. Sin embargo, es importante mencionar que, como todas las universidades nacionales argentinas, el acceso irrestricto crea la idea de “Universidad para todos”, que no se condice con la realidad, en tanto la pretendida igualdad de oportunidades se da en un contexto de desigualdades estructurales, que termina por reproducir.

Fin de la invisibilización: hay estudiantes indígenas en la UNSa

Específicamente con los estudiantes Indígenas, pese a encontrarse en una provincia con diversidad, la UNSa no reconoció su presencia sino hasta el año 2008, lo cual no implica que hasta ese momento haya habido una ausencia real de estudiantes indígenas allí. Muy probablemente desde la creación de esta universidad en 1972 asistieron estudiantes de comunidades originarias, pero  permanecían invisibilizados en el ámbito institucional.

A partir del 2010, se incorporó al formulario de preinscripción de ingreso a esa universidad, la pregunta[1] acerca de la pertenencia a comunidades originarias. La aplicación de esta pregunta, para el período 2010, arrojó como resultado un total de 219 ingresantes preinscriptos que se reconocieron procedentes de algún pueblo originario (Centro de Cómputos de la UNSa), sobre un total de 10785 ingresantes (SPU, 2017)[2], lo que representa 2.03% de los ingresantes para dicho año.

Sin embargo, llenar ese campo del formulario empezó a ser obligatorio a partir del 2017[3]. Los datos obtenidos para ese año son los últimos disponibles en el Centro de Cómputos de la Universidad y reflejan que un total de 478 preinscriptos se identificaron como pertenecientes a algún pueblo indígena, sobre un total de 11677 para dicho año (SPU, 2017). Esto significa que el 4,09% de los estudiantes preinscriptos en la UNSa se reconocieron como indígenas o descendientes de algún pueblo indígena. Los porcentajes mencionados hasta aquí incluyen preinscriptos en las tres sedes con sus extensiones áulicas.

De este modo, tratamos de evidenciar que la presencia de estudiantes indígenas en la universidad es un hecho y, por lo tanto, pensar políticas inclusivas para estos grupos resulta ser una deuda urgente de saldar. En este sentido, sostenemos que tendríamos que poder pensar una inclusión que signifique un diálogo entre culturas o sectores sociales, en lugar de una inclusión acrítica que supone la superioridad de un grupo – el que incluye– sobre otro –el incluido–. Esto implica además, tener en cuenta que el “excluido” puede no querer ser “incluido”, en los términos que externamente se consideran los adecuados y por ello la idea de diálogo permite pensar –aunque sea utópicamente– en una inclusión que no sea en un solo sentido: desde el que incluye hacia el que “debe ser” incluido; sino en varios sentidos que impliquen incluir e incluirnos. Estamos intentando –entonces– pensar una inclusión en términos interculturales.

Una política focalizada: el Proyecto de Tutorías con Estudiantes de Pueblos Originarios

Es importante mencionar que en el 2010, se aprobó en el Consejo Superior de la UNSa un proyecto de Tutorías con Estudiantes de Pueblos Originarios. Este proyecto consiste en un tutor estudiante por cada facultad, cuyo trabajo es remunerado económicamente bajo la figura de “beca de formación”. La UNSa cuenta con seis facultades: la de Humanidades, la de Ciencias Naturales, la de Ciencias de la Salud, la de Ciencias Exactas, la de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales y la de Ingeniería. Esta última, tuvo una tutora, en los primeros meses de puesta en marcha del proyecto, luego le adjudicaron otras funciones y en adelante no quisieron llamar más a concurso la beca, aludiendo que a esa Facultad no asisten estudiantes de pueblos originarios. Sin embargo, cuenta la coordinadora de las tutorías que, como el espacio físico de la tutoría de la Facultad de Ciencias Exactas, está en un lugar visible, se acercan a consultar estudiantes pertenecientes a comunidades originarias que estudian carreras en Ingeniería. Se evidencia así, la negación del otro como tal, aunque lo tengan ante sus ojos, ¿cómo pensar en alternativas interculturales, si no podemos siquiera reconocer que el otro está ahí, con su historia, su cultura y lo valioso que esto puede resultar?

Retomando, los tutores de todas las facultades trabajan de manera conjunta con una coordinadora docente. Se realizan talleres comunes, encuentros por facultad y también reuniones individuales con los estudiantes, si lo solicitan. Las tutorías tienen dos características principales: por un lado, que se trata de tutorías entre pares o tutorías entre iguales, es decir que tanto los tutores como los tutelados son estudiantes de la misma universidad, lo que posibilita rotación en los roles entre ellos, así como cierta simetría en las relaciones; por otro lado, que la participación es voluntaria, no obligatoria

Además, en estos espacios, que a decir de su coordinadora no se corresponden con lo que tradicionalmente se entiende por tutoría, no se trabaja únicamente con cuestiones referentes a lo académico, lo curricular, lo que cada uno estudia; se trabaja también respecto a cuestiones de interés para los estudiantes, de reconocimiento de sus derechos, y que contribuyen a su contención, dado que se encuentran lejos de sus respectivas comunidades. Realizan diferentes actividades: talleres internos, talleres abiertos, charlas, proyectos de extensión, jornadas académicas, etc., referidos a sus propias culturas y también de apoyo recíproco entre ellos para su trayectoria universitaria.

A partir de la breve descripción realizada, podemos sostener que estos espacios consisten en experiencias interculturales, porque los estudiantes provienen de distintos pueblos originarios, por ende de distintas culturas, y propician ese diálogo e interacción entre ellos, basadas en la aceptación mutua, sin jerarquizaciones y fortaleciendo la diversidad. Sin embargo, no puede sostenerse que consista en una iniciativa intercultural con el resto de la comunidad universitaria, ni que haya una intención política en tal sentido; más bien, la potencialidad del espacio es consecuencia del trabajo de quienes lo llevan adelante en la práctica, ya que son actores con compromiso genuino con la temática.

En el mismo sentido, podemos sostener entonces, que no se trata de una experiencia inclusiva en términos interculturales, en el sentido abordado en párrafos anteriores, en tanto es, mejor dicho, una política focalizada, a cuyo interior se da una experiencia intercultural.

Así pues, valoramos este espacio porque representa una experiencia intercultural práctica y conforma un espacio desde el cual empezar la tarea inclusiva, un lugar en el que trabajan personas muy comprometidas con la problemática de la interculturalidad –aunque lamentablemente no sea la posición mayoritaria en la universidad–; pero no podemos dejar de mencionar el largo camino que le falta recorrer a la universidad en materia intercultural. Camino necesario no solo en tanto asisten allí estudiantes de pueblos indígenas, sino también ante la importancia de que todos nos apropiemos de la interculturalidad. Esta última no se trata solo de pueblos originarios, sino de todas las culturas: debemos romper con la idea de una educación intercultural para los indígenas y enaltecer la idea de una educación intercultural para todos y todas.

Resulta urgente la necesidad de generar una política inclusiva de nivel superior que deje de estar sujeta a la buena voluntad e intencionalidad política de actores de las diferentes universidades, para que sea responsabilidad genuina del Estado Nacional, a fin de garantizarles el derecho a la educación a esos jóvenes. Esta deuda con los pueblos indígenas representa una de las demandas más fuertes en nuestro territorio.


[1] La pregunta textual que responden los ingresantes es: “¿Te reconoces como indígena o descendiente de pueblos indígenas u originarios?”, en caso de responder afirmativamente, deben optar por el pueblo con el que se reconocen.
[2] Los datos sobre el total de preinscriptos se tomaron de la Secretaría de Políticas Universitarias, dado que resultó imposible obtenerlos del Centro de Cómputos de la UNSa. De hecho, los escasos datos recibidos, fueron producto de nuestro esfuerzo e insistencia, ya que tampoco fueron accesibles fácilmente.
[3] Esto es así por disposición de la Secretaría Académica de la Universidad, para poder obtener datos más precisos sobre cantidad de ingresantes indígenas.

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