Hay un universo de corrección política que subsume a los discapacitados bajo la categoría de personas con capacidades diferentes, chicos especiales y toda una serie de eufemismos que maquillan el lenguaje en busca de una autocomplacencia bien pensante. Los ciegos, los mudos, los retrasados mentales, los inválidos, los mancos son la diferencia encarnada dentro de la mismidad. Son nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros tíos, los anormales paridos por el vientre de la normalidad que nos mentimos para no tener miedo. Porque la discapacidad o la capacidad diferente, pone el acento sobre nuestro miedo de ser eso que nos espanta, nuestro temor a criar hijos que no serán como el común de los hijos, nuestra incomodidad ante la idea de hacernos cargo de eso de lo que no quisiéramos hacernos cargo y se nos impone.

Imaginémonos un segundo criando a un hijo con síndrome de down, macrocefálico, empujando toda la vida una silla de ruedas, siendo lazarillos, vistiendo a alguien de cuarenta años, viviendo con la angustia de no saber qué habrá de pasar con el discapacitado con el que convivimos cuando nos llegue la muerte. Toda la corrección discursiva del INADI hace aguas cuando vamos a los detalles. Pero no porque seamos sustancialmente unos hijos de puta desalmados como los espartanos, que con cierto pragmatismo los arrojaban desde el Taigueto, sino porque la arquitectura social en la que vivimos no responde a las necesidades del que no puede andar por el mundo como nosotros. No hay planes educativos para todas y todos los discapacitados, no hay sistemas de transporte acordes, ni veredas adecuadas, ni asistencia social digna para el discapacitado pobre. Lo que sí hay es futbol para todos, porque la discapacidad de la masa debe ser contenida con alguna forma de opio millonario. Por eso 5 discos 5 que exaltan la diferencia, la ponen sobre el tapete y hacen de ella un arma para señalar la mentira en las palabras de los discapacitados afectivos que todos somos, de un modo u otro

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72_1-reynols10.000 Chickens Symphony 7» – 2000 – Reynolds. Juzgar la creatividad surgida de la discapacidad con los parámetros de una lógica normalizada es un error de criterio; pero a veces es un avance. Hacer música noise basada en la inspiración espontánea de quien se mueve en otros carriles es adentrarse en mundos alternos, de-construidos y vueltos a ensamblar por una mirada incomprensible. Reynols fue una agrupación comandada por Miguel Tomasín, un adulto argentino con síndrome de down que en compañía de sus profesores de música embelezó a la crítica mundial. En este disco la idea fue grabar 10000 pollos y generar sonidos sobre ellos. Ese es solo uno de los millones de ejemplos que podrían darse de una banda inclasificable, que sumó adeptos desde la progresía pero también desde la crítica más alternativa y exigente. Es cierto, escucharlo no es para cualquiera, pero es una forma de indagar qué pasa en la cabeza de quien no piensa bajo los mismos marcos que uno.

 

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72_2-defHysteria -1987- Def Leppard – Cuando Rick Allen, baterista de Def Leppard, perdió su brazo en un accidente de tránsito, muchos pensaron que su vida artística se había terminado. Sin embargo, tecnología mediante, una de las bandas de hard rock más significativas de los 80 supo hacer que su baterista siguiera tocando gracias a prótesis y baterías programables accionadas por Allen. Este, primer disco después de la tragedia, es una muestra de lo que puede hacer la fuerza de voluntad cuando tiene un objetivo, los medios y el acompañamiento de seres queridos. Un disco que no debe ser escuchado para oír cómo toca el manco, sino para que los que estamos más o menos enteros nos avergoncemos cada vez que esa vocecita puta de nuestro interior nos dice “no puedo”.

 

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72_3-rayGeorgia on my mind – 1960 – Ray Charles. Tocar maravillosamente el piano, cantar bien, tener swing y todo eso siendo drogadicto, ciego y negro en los Estados Unidos de posguerra… ¡eso sí es cagarse en los dioses! Sin contar que gracias a todo eso se convirtió en uno de los músicos populares más influyentes y reconocidos. Georgia on my mind es quizás el disco (y la canción – que no es de él, pero casi) más significativo de su basta obra, por sus arreglos y su swing, por todos los matices musicales que contiene y por los climas que atraviesa en una edad del mundo en la que el rock asomaba la cabeza en el espectro musical pero que aún no lo había devorado todo. Un disco de alguien que precisamente por no ver habría caminos nuevos para que otros no anduviesen a tientas.

 

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72_4-pauliarGrandes éxitos – 2012 – Paulina Rubio. Corriendo el riesgo de banalizar la discapacidad hay que decir que discos como este son un signo del lugar masivo que ocupan ciertas formas de la limitación. Que una cantante con graves problemas vocales, graves problemas de repertorio, graves problemas de producción, adicta a las cirugías estéticas y a declarar estupideces posea diez discos de estudio, cuatro recopilatorios y decenas de videoclips es un aliciente para que cualquiera con un mínimo de capacidad haga carrera en el mundo del espectáculo. No es que su única virtud sea aparecer semidesnuda, algunas de sus canciones tienen el feroz encanto del pop adolescente, pero a cierta edad las circunstancias exigen un mínimo de arte, algo, nomás para no hacer el ridículo. Un disco para no sentirse mal con las propias limitaciones, pero sobre todo un disco divertido y plagado de hits.

 

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72_5-jim whiteDrill A Hole in That Substrate and Tell Me What You See – 2004 – Jim White. La peor discapacidad es la de no atinar a sentir el sentimiento correcto, a errarle a la respuesta emotiva cada vez que esta es necesaria y quedar desfasado, siempre antes o después, pero nunca en el momento preciso. Nunca aquí y ahora lo que uno desea de sí mismo. Las canciones de este disco, en clave neo-folk, no son más que las crónicas de esa discapacidad; historias de gente que tiene algo que decir a alguien que no está o no llegó, a dios, a la mujer amada; lo que se le dice a los objetos que nos recuerdan la existencia de otro en nuestras vidas. Un disco de cadencias sureñas, de voces por lo bajo, que se arrastran cansadas por el calor del sol y el paso del tiempo. Un gran disco, pero grande en serio.

 

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