Redes ferroviarias, mentales, de comunicación, de acción. Redes de liberación, de opresión. ¿Qué tienen en común?, ¿cómo nacen, se desarrollan y se sostienen?
Nacimiento
La red ferroviaria argentina no fue pensada como un sistema total, sino que nació en ramales, según Raúl Scalabrini Ortiz; y se lo llevó a cabo de diferentes maneras. Algunos fueron construidos por la Nación o las provincias y luego, entregados a los financistas ingleses; otros fueron construidos por las provincias y entregados a los tenedores de empréstitos de manera muy favorable. Hubo algunos construidos por empresas inglesas, pero con capitales proporcionados con diversos pretextos por el gobierno argentino y de manera tal que las sumas entregadas superaran el capital nominal invertido, o bajo la forma de servicio directo del interés de las acciones y obligaciones de dichas empresas. También tenemos los ferrocarriles ingleses, construidos con aportes especiales del gobierno con suscripción oficial de acciones, con concesiones enormes de tierras y con apoyo incondicional del crédito local, que superaban mucho lo necesario para las primeras líneas elementales.
Relato tan familiar y repetido.
A medida que uno se sumerge en el tema, empieza a notar el típico vampirismo imperialista, los corruptos, los obsecuentes y adulones interesados, los empréstitos que pagamos nosotros por decisión y para beneficio de otros, los empresarios “exitosos“ (como Juan y Mateo Clark, cualquier parecido…). No hay unos sin los otros, en este estado de situación no resuelto.
La red ferroviaria pasó de 39 km en 1860 a tener 42 701 km en 1947, antes de ser estatizada; con un trazado para un país exportador de materias primas e importador de manufacturas, con precios para el transporte de cargas diferenciados según la zona, para evitar los intercambios regionales.
Pasaron al Estado Nacional en un momento histórico de avance en la socialización de los recursos del país, de una mejor distribución de las riquezas y de mayor soberanía en las decisiones tomadas como nación, pero con los trabajadores delegando las decisiones en parte de la burguesía.
Deterioro
El deterioro de los ferrocarriles comenzó al llegar a los 47 000 km, sobre todo en la etapa del proceso (de 41 463 kilómetros en 1976 a 34 113 km en el 80) y del Menemato, llegando a 27 675 km. Concesiones con subsidios que aumentaron en volumen y que, en vez de ir a una empresa estatal, ahora sirven para llenar más los bolsillos de “las empresas privadas a las que les interesa el país”.
Y Cavallo, ex presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) en la época del proceso, luego integrante del Partido Justicialista (PJ), haciéndose el guapo diciendo: “ramal que para, ramal que cierra”. Guapo ante muy pocos, porque la mayor parte del pueblo estaba dormida. Una vez más, la suma de factores que le dan la suma de poderes a los de casi siempre.
Muertes
La historia del tren también está relacionada con la muerte. El asesinato de Mariano Ferreyra ─militante del Partido Obrero─ el 20 de octubre de 2010. Muerto en la lucha por el pase a planta permanente de los trabajadores tercerizados. El juicio a los responsables de su asesinato tuvo gran importancia, porque se logró quebrar la impunidad, con mucha lucha. Y la tragedia de Once, el 22 de febrero de 2012.
Todas muertes que se relacionan con la corrupción, como en Cromañón, aquel 30 de diciembre de 2004, o, más cercano en el tiempo, el incendio del depósito de Barracas, el 5 de febrero de este año.
Nuestras redes de pensamiento
Podríamos ver más cifras de la red de los ferrocarriles: el tráfico de pasajeros, de cargas, la cantidad de locomotoras, de vagones… La diferencia de costos entre el sistema ferroviario y el automotor, el impacto en el medioambiente, la función de un servicio público.
Mejor centremos la atención en las redes de pensamiento, ya que son previas a las demás redes. Debemos derribar nuestras vallas mentales. Entender por nosotros mismos. Esa es la línea de encuentro que propongo en el aula cuando trabajo cada día. La aventura de pensar, con autonomía, causas y consecuencias; relaciones reales entre distintos hechos.
Estas redes circulan entre los ciudadanos en forma directa; a través de los medios de comunicación, de la escuela, del poder político-económico de turno. La palabra que circula está centrada en pocos focos generadores. Está llena de repetidoras, comparando con la red de televisión. Y en esa función nos quieren anclar.
¿Cómo no repetirse la historia sin modificar las causas?
¿Por qué subsisten los corruptos, los burócratas de todo tipo, las mafias, las redes de tratas, de narcotráfico?
Las barras bravas son un claro ejemplo de aquello que es fácil de terminar y que no se hace porque no se quiere. Y no me refiero a lo que pueda hacer un club en forma aislada. Hay una necesaria suma de voluntades, que no necesita ser total, pero no se da; así como el estado no funciona en este caso (como en tantos). Pueden, pero no quieren. Decisiones políticas.
Ellos actúan y ponen obstáculos para que no nos opongamos. Distractores de todo tipo y esa “pastillita anticonceptiva” tan eficaz, que es la anti-idea de que nada se puede cambiar bien metida en nuestras cabezas.
Reitero una cita de mi artículo para Andén 75: “Una de las tareas que considero urgentes y apremiantes, por encima y más allá de todo lo demás, es la siguiente: deberíamos indicar y mostrar, incluso cuando están ocultas, todas las relaciones del poder político que actualmente controlan el cuerpo social, lo oprimen y lo reprimen”. M. Foucault
Se trata de lograr el clima mental necesario para poder pensar por nosotros mismos.
Cité a Víctor Hugo Morales, en el artículo para Andén 67, cuando nos preguntaba, sobre las minas de oro en Catamarca, si le íbamos a creer a la gobernadora ─que decía que el oro se separa por efecto de una espuma biodegradable─ o a Clarín.
Y esta es una de las claves, ¿la cuestión es a quién creer? ¿Es que no podemos investigar por nosotros mismos? La función del ciudadano no es ser creyente, ni ser “seguidor de”. Si es por creer, ¿cómo creer en los que siempre nos estafan? Es mirar la historia del país, cómo se forman tantos candidatos, cuál es la trayectoria de los políticos que se presentan en las listas, los que asumen en los distintos cargos, los equipos que trabajan con ellos, los bancos o las empresas que los apoyan y operan a través de ellos…
Los mismos que estaban cuando se vendió YPF estatizan una parte y enseguida acuerdan con Chevron y premian a Repsol con 5 000 millones de dólares y garantías e intereses; Massa, típico candidato del establishment, ucedeísta y exkirchnerista, amigo de Othacehé (ver lo que pasó en las elecciones 2013 en Merlo), diciendo que la inflación es una máquina de generar pobreza. No esperen que denuncie a las verdaderas fábricas de pobreza, ni mucho menos que luche contra ellas; ya que él las representa.
Y la Presidenta, que en el último discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, nos habló con tono de maestra jardinera (con el respeto que me merece esa tarea, si se hace en una salita de jardín), diciéndonos: “Yo les voy a contar a los que no saben qué es lo de Las Heras”.[1]
Se refería a la protesta social. Tergiversó los hechos, llevó a conclusiones erróneas, algo que abunda en millares de discusiones por todos lados.
Cuánto se usa sacar de contexto, tomar cuestiones parciales. Eso de hacerte decir lo que no dijiste. Una cosa es la muerte de Sayago y otra, el hecho de que los condenados no son los autores. Y el contexto en que ocurrió tampoco se menciona, obviamente. Una vez más, el sistema culpabiliza a sus víctimas.
En su carta abierta sobre el caso, en febrero de este año, Adolfo Pérez Esquivel dice: “Nadie es dueño de los derechos humanos, todos tenemos la responsabilidad de respetarlos y hacerlos respetar a través del ejercicio democrático, y denunciar las injusticias que se cometieron durante un juicio plagado de irregularidades, donde quedó demostrada la inocencia de los trabajadores”.
De la columna vertebral al cerebro, y la huelga docente
Dijo Jorge Altamira la semana pasada: “Lo importante es quién es el cerebro de un movimiento político; no, quién es la columna vertebral”.
Este año el mal llamado “conflicto docente”, en varios distritos del país, tuvo como particularidad una gran fuerza, lo que hizo que las direcciones de los gremios tuvieran que hacer malabarismos para mostrarse al frente. La columna vertebral pasó a disputarse el cerebro.
Como partícipe directo en la Provincia de Buenos Aires puedo decir que tuvimos enormes obstáculos que vencer, una mezcla de mediocridad y de mentira intencionada que, de todas formas, nos ha dado mayor claridad, y que puede ser positiva, si sabemos aprovecharla. La lucha es tremendamente pedagógica y concientizadora.
La mentira de los gobiernos, de los medios (impresionante) y de los propios sindicatos, manipulando cifras, haciendo rápidas asambleas para aprobar una propuesta sin tener los números.
La solidaridad de los demás trabajadores. Fue notable, una vez más, el apoyo mayoritario en las fábricas o en las empresas en las que hubo antecedentes de lucha. Simplemente, conciencia de clase trabajadora. La que muchos, en distintas actividades, mantenemos a lo largo de los años.
Escuchamos lo de siempre, ¿por qué se acuerdan a último momento?, ¿por qué no paran por el estado de las escuelas? Dos preguntas erróneas.
Todos los años se reclama desde octubre; y si bien nunca hicimos un paro por tiempo indeterminado por el estado de las escuelas ─sólo paros aislados─, nos ponemos al hombro la situación. Nosotros vivimos el estado de las escuelas, trabajamos en ellas. Al igual, por ejemplo, que los trabajadores de la salud tienen que dar la cara por la falta de insumos y trabajar en esas condiciones. Pero si se deteriora nuestro salario, no podemos ir al almacén y decirle: “Esto que le podía comprar hace un año atrás ahora ya no puedo, me aumentó el salario nominal por debajo de la inflación”. Doy mi caso concreto: el aumento logrado después de tanta lucha hace que, en proporción, cada $100 que cobraba hace un año, ahora cobro $114,85 (sueldo marzo), pero lo que el año pasado costaba $100 ahora cuesta $134,80. ¿Le pido al almacenero que me lo rebaje? ¿Le exijo? Si no se lo puedo comprar, él no me lo puede vender, y el que lo fabrica tampoco. Así de simple. La caída del salario es para todos los trabajadores. Se sabía que las paritarias docentes quedarían como caso testigo. Aclaro que el acuerdo llega en agosto, cuando los $114,85 pasen a $126,62 (así ni en agosto se llegará a lo que se necesita en marzo para mantener el poder adquisitivo). El gremio salió a festejar y descolocarnos, diciendo que todos recibían entre 30% y 38% de aumento.
Los trabajadores no somos los que nos llevamos la plata afuera, la usamos acá, salvo casos puntuales. Si cae el salario real en la Argentina, perdemos todos, salvo los que reciben dinero de afuera.
¡Ah! Los docentes de Salta están de huelga, como muchos otros trabajadores.
Movimientos en red
Las espasmódicas reacciones sólo cambian el curso de la historia brevemente. Cuanto menos duran, menos cambio real provocan en ese momento. Muchas veces queda un movimiento poco visible que sigue generando cambio. Tejiendo redes.
Por ejemplo, en los movimientos que se dan en Famatina o Esquel, para vencer semejantes intereses económicos, complicidad de las gobernaciones, corta visión de muchos, desesperación de otros, tuvieron que llegar a un necesario grado de conciencia para no ser engañados y de voluntad suficiente para no ser doblegados. Además de sostener el estado de alerta para no sufrir una derrota sorpresiva. Hay que tener metas a corto plazo, pero voluntad y mirada a largo plazo. Dice Guillermo Almeyra:
Sí, somos incompatibles, inasimilables, subversivos con este sistema. Seamos más que sólo molestos, pongamos las cartas sobre la mesa. Reconozcámonos compatibles entre los que realmente queremos cambiar la historia.
Cierro con algunas partes finales del film de Ken Loach El espíritu del 45, sobre el laborismo británico: “La idea del socialismo es débil en este país, y la idea del capitalismo es muy fuerte, el capitalismo en sí no es fuerte, se está desmoronando”. ¿Recortes?, lucha. “No se dan cuenta de la fuerza que tienen, ¿verdad?, del poder que tienen, la clase obrera puede cambiar la historia, así de rápido, simplemente no se dan cuenta, no lo han entendido”.
¡Entendámoslo y hagámoslo de una vez!■