Fukuyama, desde la derecha neocon, lo tomó de Marx. Y Marx, desde el izquierdismo científico recién fundadito, lo tomó de Hegel; y éste, sin muchas vueltas, de la escatología cristiana, en especial de muchachos como Agustín de Hipona y Juan, el evangelista, que llevaban una larga temporada viendo crecer las flores desde abajo.
¿El fin de los medios? – Andén 38
La idea de lector, oyente o televidente cambia. Ahora se ve, se escucha y se lee cuando uno quiere y no cuando lo programa una grilla.
El cielo que Cortázar no Imaginó y Fukuyama menos – Andén 38
La historia ha jugado malas pasadas a quienes se aventuraron en pensar cómo sería el futuro. Desde Fukuyama hasta Macri y Carrió, la futurología no ha logrado instalarse como una mirada social o científicamente atendible. La posibilidad abierta de un futuro diferente y auténtico, deja de ser una sospecha y se convierte en un camino a recorrer.
Fukuyama triste, solitario y final – Andén 38
¿El fin de la historia? De Francis Fukuyama es un texto extraordinario porque es la forma cristalizada de una ideología. Preanuncia la debacle del bloque soviético cuando nadie creía posible su caída, preanuncia la supremacía del pensamiento económico sobre el político, la diseminación del liberalismo burgués y la economía de mercado como únicas opciones viables y, entre otras cosas, el último quedo optimista en los valores de la revolución francesa. Se equivocó, pero aún no deja de increparnos. Pensamientos inconexos.
El fin de la REALIDAD. El Nuevo capitalismo de ficción. Parte 1 – Andén 38
EL “fin de la historia” como tópico de reflexión tuvo las más variadas interpretaciones, ninguna de las cuales terminó por ser acertada. Tres siglos atrás, Hegel decretó el fin de la historia, en el sentido filosófico, y en el siglo pasado Fukuyama decretó el fin de la historia y la muerte de las ideologías con el advenimiento del capitalismo como forma de vida mundial; y por qué no decirlo también, Nostradamus sentenció el fin de la historia en su sentido más lato en 2012 como la extinción del Mundo. Frente a estas interpretaciones, el fin de la realidad se presenta como una nueva forma de “fin”.
¿Fin de la discusión ideológica?, ¡MINGA! – Andén 38
Escribo estas líneas como simple hombre común pensante. No soy especialista, licenciado ni doctor en filosofía, política o historia. Simplemente militante independiente. Y desde esa mirada, que para nada pretende dar cátedra, creo que puedo ser útil, entre otras cosas, escribiendo. Me apuro, a ver si en serio termina la historia y no puedo completar mi artículo.
VIII. Barroco, sexta parte: De Vivaldi a Bach: las cimas del concierto Barroco – Andén 38
Vivaldi y Bach fueron contemporáneos entre sí. Sin embargo, las características de su música son muy diferentes. Bach estudió a Vivaldi, transcribió muchos de sus conciertos y perfeccionó el estilo. Por eso nos parece que el cura rojo es anterior al organista. Sin más preámbulos, los invito a conocer dos conciertos muy importantes de estos compositores, a modo de cierre de nuestro recorrido por las formas barrocas.
Carancho. Más que un paso adelante de Pablo Trapero – Andén 38
Se puede comenzar este comentario sosteniendo que el argentino que posee explícito vínculo con la cultura ha construido un imperativo categórico de ciertas características. En este imperativo se sostiene que todo lo que tiene influencia europea es “bueno” y lo norteamericano es “malo”.
El Fin de la Historia: pensamiento único – Editorial 38
La tarde cae, el sol se esconde en el horizonte y la noche rebalsa el cielo. Curiosa estación a la que se arriba una fría noche de un otoño, casi de invierno. Y el fin. El final del recorrido y su constancia. ¿Puede acaso pensarse el final y la constancia a la vez? ¿Tiene sentido hablar de fin y recreación? ¿Puede escaparse –aunque sea mentalmente- del eterno presente que atraviesa la existencia? Pero alto, ¿No estamos acaso en las puertas de una ficción?
Un día de Diciembre
Era un día de diciembre, el último de la primavera. Durmió poco la noche anterior. Miró la tele hasta muy tarde. Siempre estuvo atento a lo que ocurría a su alrededor, dispuesto a brindarse a los demás, a comprometerse para mejorar todo lo que estuviera a su alcance. Sentía ese deber moral, era imposible evadirlo. Así entendió aquello de “haced esto en conmemoración mía” que le transmitieron en la catequesis de su comunidad en el barrio.