Sobre viejos y cambios – Editorial 50

En tiempos arcanos, la presencia del viejo en una comunidad representaba la voz de la sabiduría y del pasado. A través de él, la tradición era comunicada y los antepasados se unían con los presentes por un vínculo perenne y dinámico. Eran el testimonio de tiempos lejanos, de una sabiduría que había llevado a la comunidad a ser lo que era. Y esa sabiduría solía ser efectiva y por eso respetada, por su operatividad ante los cambios que era capaz de ver una vida humana. El horizonte de variabilidad de la vida social era pequeño, limitado. La vida de abuelos, padres e hijos no distaba mucho entre sí. Otras son las experiencias de nuestras sociedades y comunidades. Nuestros abuelos y padres han visto tantos cambios a su alrededor que el mundo que habitan nada tiene en común con aquel en el que nacieron. Aquellos que tardaron meses en migrar del viejo mundo a este tardan horas en hacer el camino de regreso. Los parientes que se perdían a causa de la lejanía hoy están a un llamado de distancia. Aún viven algunos que vivieron en un mundo sin genocidios ni el terror nuclear sobre sus cabezas.

5 discos 5 para viejos, muertos y demás defectos del mundo – Andén 49

«Morir es una costumbre que suele tener la gente” decía Borges. Y es así, a veces la gente tiene el poco tino de morirse y dejar cosas a medio hacer que es, en el fondo, la mejor forma de espichar: con proyectos. Porque esperar la muerte sin sueños ni anhelos ni cosas por hacer, es ir menguando lentamente y la muerte es poco generosa con los que no le presentan batalla. Y como le importa un carajo si uno ha sido un buen o un mal presidente, un adolescente iracundo o un viejo fan de González Oro, bien nos vale a nosotros hacer la distinción por ella, para diferenciarnos, para decirle que a nosotros sí nos importa quienes se mueren, porque hay gente que la merece más y hace más fuerza por ganarla que otra, aunque después de cierta edad todos nos merezcamos un guadañazo bien dado por lo que hicimos, hacemos u omitimos.

Oficialismo y hegemonía – Andén 49

Hace unos meses, una amiga tenía que hacer un trabajo práctico. Tomar las fortalezas y las debilidades de un candidato. Eligió a Pino Solanas. En el intercambio empezamos a notar que había un problema: la edad del cineasta, 74 años; casi la misma edad que Yrigoyen y Perón cuando asumieron sus últimas presidencias. Empezamos a hablar de la debilidad que eso le generaba a su construcción política.