Las repercusiones que una voz puede generar a través de un medio de comunicación son incalculables y peligrosas, en FM Vorterix, una locutora de un matutino periodístico contaba una experiencia que había vivido con respecto a la inseguridad, concluyendo que, quién la había intentado robar era una persona bien vestida y con un skate, hecho inesperado, ya que los ladrones para el imaginario popular están mal vestidos, son morochos y no usan skates. Este ejemplo se reproduce hasta el hartazgo, tanto en los medios como en conversaciones que se dan en los diferentes ámbitos de la vida social.
El lenguaje nombra, nomina, asocia un elemento, objeto o persona a una serie de fonemas o estructuras fonéticas (orales o escritas), que comprendidos convención social mediante, nos dan la posibilidad de comunicarnos; Las intenciones del hablante, son las que crean, evaden, rectifican, ratifican, describen, aseveran y también determinan: dejan marcas.
Un estigma es eso, una marca, una huella; una picadura para los griegos antiguos y para los latinos. También hace referencia, o hacía, ya que las palabras significan según el uso que los hablantes le den, a la marca que se les hacía a los esclavos con hierro caliente. Las épocas han cambiado por suerte en ese aspecto, ya no se marca a los esclavos con hierro caliente, no es necesario. Esa marca o señal que antes se imprimía en el cuerpo, ahora toma caminos más profundos. Se imprime en lo abstracto, en las ideas, en las conciencias. El diccionario habla de un significado metafórico “Marca negativa que distingue a una persona”. Y ahí comienza la complejidad, porque ninguna marca debería ser negativa a simple vista. Simplemente debería ser una marca. Pero las intenciones comunicativas, tanto de sujetos como de medios masivos, tiñen dichas marcas de valoraciones, tanto positivas como negativas.
Herman Hesse en Demian, habla de la marca de Caín a través de Sinclair
Sinclair habla de la biblia, de la historia de Caín y Abel, de esa marca que tal vez no era un hierro candente apretado en la piel, ni una insignia en la frente, ni tampoco una estrella adherida al brazo del saco como debían llevar los judíos para ser fácilmente identificables por los nazis. Sigue Sinclair:
Si Hesse viera cualquier noticiero hoy, debería reformular la afirmación de Sinclair de que la vida no suele ser tan tosca. Hace un año aproximadamente un grupo de vecinos del barrio Mitre (detrás del ilegal ShoppingDot), realizó una protesta dentro de las instalaciones de dicho comercio, para hacer visible el problema de las inundaciones que ya habían matado a una persona, a raíz de la voracidad inmobiliaria con que fue construida esa mole sin prevenir los desagües correspondientes y enviando todo el exceso de agua hacia el barrio Mitre. Los periodistas sin chequeo previo hablaron tranquilamente de saqueos, de piqueteros y otros tantos apelativos con los que se suele calificar a aquellos que protestan por necesidades básicas o mejores condiciones de vida. Es muy diferente el trato que se le da a las protestas de los que no tienen la marca de Caín (recordar los cortes de ruta de la sociedad rural). Retomando la anécdota del Dot, esos mismos saqueadores y piqueteros peligrosísimos, se transformaron en pobres víctimas del agua un año después, y fueron ayudados con la enorme “solidaridad” del pueblo que antes y también después les dio y les dará la espalda. Los medios reproducen esos estigmas, valoraciones negativas, y también asocian valores positivos a hechos o personas que no los tienen; ejemplo: el papa es humilde porque viaja en subte y come churrasco con ensalada. Teniendo en cuenta que millones de personas toman subte y comen churrasco con ensalada no parece un hecho tan destacable ni heroico. Pero ante la falta de hechos positivos, comprobables y tangibles, con los que se pueda asociar a la figura papal, se recurre a estos simplismos que le demostrarían hoy a Hesse que la vida tal vez no sea tan tosca, pero sí los discursos mediáticos masivos.
Esa marca que genera miedo, está también en el color, o es simplemente el color de piel, el “negro”, despectivamente llamado niger en europa; en latín niger significaba negro, pero un color negro más oscuro que el habitual. Por eso la connotación peyorativa del niger que hoy se utiliza en europa para marcar a los africanos. Es interesante ver cómo los medios tratan el tema de los inmigrantes en europa, y eso se traslada a nuestro país con los inmigrantes latinoamericanos.Si un marroquí comete un delito en España, la prensa comienza inmediatamente una caza de africanos, culpándolos a todos del delito. Lo mismo sucede acá con los hermanos latinoamericanos, siendo los preferidos de la prensa y de la derecha, bolivianos, peruanos y paraguayos.En la doble marca, Skay Beilinson parece resumir el destino de estos ciudadanos:Te vi buscando / siempre buscando a otro paria como vos / otro cainita tan que no encaja/ alguien como vos y yo/ estás marcado, estás condenado”
Eduardo Galeano en un texto breve y simple, hace una lista de los juguetes que son para los niños y los que corresponden a las niñas. Los hombres nacen para las armas, los autos, el deporte; las mujeres para la cocina, la casa, los hijos. Desde esa simple configuración de objetos nos muestra uno de los más terribles estigmas que surge también desde la misma institución que promovió la marca de Caín: la iglesia católica. La biblia culpa a la mujer de todos los males, el relato mítico también lo hace con pandora. Entonces, si es usted mujer y negra, doble será la marca, doble el castigo, doble el dolor.
Tal vez el termino estigmatización explique porqué las cárceles están llenas de pobres, la mayoría sin condena ni juicio, llenas de mujeres cuyo único delito fue no haber nacido hombre, el vergonzoso caso de las hermanas Jara, condenadas a dos años y casi dos meses de cárcel por haberse defendido de un abuso sirve como ejemplo. Tal vez también sirva para explicar porqué la policía siempre rodea a los trabajadores o desocupados cuando protestan, los reprimen e incluso los matan, pero nunca rodea ni reprime a los empresarios responsables de las malas condiciones laborales y la desocupación. Pedraza en sus últimas palabras antes de ser condenado por el asesinato de Mariano Ferreyra, recordó ser peronista, no trosko y piquetero, como ellos, los otros, los marcados, negros, pobres, desocupados, rebeldes, putos, mujeres, ateos.
Los estigmas dejan huellas incurables, penetran en los individuos, los de-forman a imagen y antojo del estigmatizador, que en la mayoría de los casos, repite un macro discurso recibido desde sus ámbitos familiares, laborales y educativos.
Muchas veces la escuela es la que marca al niño, le escribe en la frente que es inútil, inadaptado, malo, sin futuro. Muchas veces esa marca se agiganta, se esparce; y después el miedo, después las cacerolas, la baja de imputabilidad, las balas. Bienvenidos al horror show mediático, bienvenidos todos los que no tengan marcas, siéntense a contemplar la cacería. Los marcados comiencen a correr■