Decir que en Andén hacemos periodismo quizás es tirar mucho de la cuerda. Pero decir que no lo hacemos es injusto con las más de 300 personas que desde 2009 colaboran con nosotrxs para generar una comunicación plural, participativa y cultural. En todo caso, en estos años, hemos intentado con honestidad construir un espacio que se parezca al periodismo y a los periodistas que admiramos y a los que tomamos como ejemplo intelectual y de vida (aunque a veces se note poco). Se habla de juguetes, se habla de jugadores, se habla de ideología asociada a objetos, o de un supuesto mercado voraz que toma cautivos a padres e hijos y los obliga a consumir. Sin embargo rara vez se habla de los hacedores de juguetes, aquellos que diseñan y fabrican eso con lo que todos jugamos alguna vez. De eso hablamos con Dolores Deluchi, Diseñadora industrial, docente en la facultad de Diseño y Urbanismo de la UBA y Directora del Observatorio de Diseño e innovación para la Industria del Juguete. Jugamos desde siempre. Jugamos en todas partes del globo. En todas las épocas, incluso antes de que las hubiera, cuando éramos proyectos de seres humanos sobre árboles. Jugamos y, en principio, cualquier elemento a nuestro alcance es un juguete. Tal vez por eso las esferas del juego y lo sagrado se encuentran unidas en una oposición insalvable. Jugar es una actividad plenamente humana que se da en una temporalidad cuyas reglas son un acuerdo. El juego, como las formas sociales, es un pacto que nos trasciende, amplía la comunidad en su necesidad de un otro. Opera como mediador sociocultural entre la adultez y la infancia, entre una clase y otra, y a su vez es soporte de la biografía de los individuos y de la memoria comunitaria, que nos enclava en el tiempo y el espacio que nos ha tocado. De igual modo, permite la cohesión entre los miembros de una comunidad que crecen y juegan hasta reconocerse en sus individualidades y potencias. La música es parte constitutiva de la identidad desde que salimos del cuerpo de nuestra madre (tal vez desde antes, no voy a entrar en ese debate). Lo cierto es que a la par que crecemos, en mayor o menor medida, la música es esencial a la hora de acompañar el mundo tan necesario del juego. En este escrito voy a jugar. Y lo voy a hacer de manera muy superficial y aficionada con un par de nociones y conceptos de Ian Hacking, especialmente los desarrollados en dos obras como son La domesticación del azar y El surgimiento de la probabilidad. Masaya Nakamura, también llamado “el padre del Pac-Man”, falleció el 22 de enero de este año. Fue el fundador de la empresa Namco, después devenida en Namco Bandai, que desde los años setenta y ochenta compite en Japón con Sega, Nintendo, Capcom, Konami y otras. Fue uno de los tantos grosos que convirtió al país en la cuna de los videojuegos. Durante la primera infancia, no nos hacen demasiadas diferencias. En algunos casos son los abridores de oro los que muestran a los adultos nuestras marcas de género, una vez que las prendas cubren nuestra desnudez primigenia.; Quizás los colores de la ropa o de los muñecos. En esa primera etapa, los juguetes son algo andróginos. Nada original como título, la pregunta es retórica. La respuesta la conocemos todos los que andamos buscando otros ángulos para mirar la realidad. Sin embargo quiere ser un estímulo para reflexionar, o quizás lanzar una pequeña provocación, sobre el rol que tiene el Juego en nuestras vidas –como niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos– y las dificultades con las que nos encontramos para jugar hoy. Es muy común que ante la pregunta “¿Va al jardín?”, los padres respondan: “Sí, va a jugar un ratito”. Sin saber la gran importancia que encierra esa palabra, sobre todo para la cotidianeidad de sus hijos. Nuestro modo de relacionarnos con los juegos va construyendo una posibilidad de diálogo con ellos. No es que estos determinen definitivamente nuestro modo de pensar, pero si hubiera un pensamiento predominante a nuestro alrededor, ellos formarían parte importante de él. ¿Podríamos tener una mirada crítica si eso, para nosotros, significara el universo? El siguiente juego es un compendio de ideas, de palabras y de espacios en blanco que, ordenados de una determinada forma para la lectura, conforman un conjunto de significados que progresivamente se irán develando al curioso lector. Desde tiempos ancestrales, el juego es un recurso para el entretenimiento. Sin embargo, en los últimos tiempos el juego ha ganado campo, espacio y tiempo; y se ha extendido más allá de la niñez, de las horas de juego o práctica de algún deporte. No había dudas de que la plaza del barrio era el espacio privilegiado para los niños y las niñas, al menos eso se decía. Tampoco había dudas de que hacía falta una hamaca, algunos árboles y bancos. Este era recurrente en el discurso de muchos adultos al momento de organizarnos para comenzar el proceso participativo que contempló el diseño y la construcción de la plaza del barrio. The Hunger Games o Los juegos del hambre en su título lleva la misma palabra que el título de este número de Andén: “Juegos”. Y usted podrá sospechar que por esa coincidencia hablaré de la película, pero no, esta es solo un disparador. Esta nota habla de su vida, y de la de sus hijos, y de la de sus vecinos y de la de su barrio, y de su sociedad. Las guerras operan sobre la infancia y sus eternos compañeros: el juego y los juguetes. ¿Cómo se puede transformar un juego y ser capitalizado según contextos críticos? ¿Se puede preservar la infancia frente a juegos que implican la muerte y armas blancas como juguetes? Bolitas. Figus, gomeras. Soldaditos derretidos por el sol. Muñequitos rotos heredados. La infaltable pelota emparchada una y otra y otra vez luego que viejas de mierda la pincharan de puro garcas. Manchas, escondidas, rayuelas, petardos dentro de botellas, bombuchas con meada. Venido de un mundo donde pegarle a otros es el juego más común, Catinga repasa su colección de juguetes sensibles, esos tan pero tan queridos que nos hacen olvidar que se los robamos a alguien. Este texto es el producto de un año entero de trabajo durante el cual nos reunimos quincenalmente maestros y maestras de la ciudad, de primaria y de inicial, para jugar y reflexionar sobre ello. Sin dejar de jugar, buscamos en libros, en nuestras aulas y en nuestras historias personales, y compartimos sensaciones y pensamientos. De los registros de las reuniones, extrajimos las preguntas que fuimos tejiendo. Las agrupamos, las amasamos y, de allí, surgieron las ideas que aquí vertimos.Felíz día del periodista para todxs
“El juguete es el máximo exponente de lo que es la figura del niño como consumidor” – Diálogo con Dolores Deluchi
Homo ludens (o el spinner de tu corazón) – Editorial 88
Heavy metal lúdico: se trata de saber jugar – Andén 88
En la religión de la razón. Azar, juego y probabilidad – Andén 88
Fichines ponjas – Andén 88
Juguetes de nena, juguetes de nene – Andén 88
¿Jugar es cosa de niños? – Andén 88
Aprender jugando. La importancia del juego en el nivel inicial – Andén 88
No serás juguete de ningún juguete – Andén 88
Instrucciones (El juego de Metur) – Andén 88
Juguetes virtuales. Deseo on-line – Andén 88
Los niños, la plaza, muchas tapitas y una rayuela – Andén 88
La razón será de las moscas – Andén 88
¡Peligro! Niños jugando: ISIS, juegos y juguetes – Andén 88
Bardi, la muñeca bardera – Andén 88
Por qué jugar en la escuela – Andén 88